Material de lectura

Artículos de Eugenia Lerner

Sentir, pensar y actuar en armonía

Hace un tiempo hablaba en un taller de las tensiones y los conflictos que pueden existir entre nuestros distintos aspectos (esto es, entre nuestros sentimientos, nuestros pensamientos y nuestros comportamientos), y afirmaba que la armonía no consiste necesariamente en que dichos aspectos estén de acuerdo (cosa que muchas veces no ocurre), sino en respetar a cada uno, tolerar sus discrepancias y conducirlos de acuerdo a los dictados de nuestra alma, nuestras necesidades, nuestros valores o nuestras metas.

No había terminado de transmitir esta idea cuando una participante, algo indignada, comentó: “¿Cómo no tratar de que estén de acuerdo? Yo aprendí que hay que buscar concordancia entre lo que uno siente, lo que uno piensa y lo que uno hace. ¡¿Cómo puede haber armonía de otra manera?!”.

“Bueno −le respondí−, cuando existe esa concordancia nos sentimos muy bien y pienso que todos tratamos de encontrarla, pero la cuestión es que muchas veces, por más que lo intentemos, no lo logramos. Frecuentemente, sentimos una cosa −temor por ejemplo−; pensamos otra −tal como “no deberíamos tener miedo”−, y nos comportamos de una manera que no contempla ni lo que sentimos ni lo que pensamos. O sea que cuando no funcionamos al unísono, es necesario acceder a otra forma de armonización”.

A juzgar por su cara de pocos amigos, a dicha participante no le gustó mi respuesta.
Mucha gente piensa, como ella, que la coherencia es la única forma de armonía posible y que, si no se presenta, lo único que podemos hacer es seguir buscándola. Si bien esa concordancia es de por sí gratificante, lamentablemente −como ya he mencionado−, no es lo que siempre ocurre. En principio, porque el cuerpo, la emoción y la mente suelen tener necesidades y vivencias diferentes en las diversas situaciones, además de diferentes funciones.

Veamos otros ejemplos:

  • – Podemos tener ganas de ir a una fiesta, pero estamos agotados físicamente y dudamos, por ello, si sería conveniente hacer el esfuerzo de ir.
  • – Pensamos que es momento para cambiar algún hábito, pero surgen resistencias emocionales y abandonamos el intento de accionar en ese sentido.
  • – Estamos enojados, pensamos que sería mejor no expresarnos con crudeza, pero actuamos impulsivamente.

Podría seguir con un sinfín de ejemplos cotidianos con los que quizás muchos resonamos, pero creo que estos son suficientes para mostrar las dificultades que se nos presentan a la hora de intentar unificar sentimientos, pensamientos y comportamientos

¿Existe otra opción?
Existe otra manera de armonizarnos, aunque no es automática como la anterior. Frente a los conflictos internos, las reacciones automáticas más habituales son las de rechazar, de pelear, de negar o de desconectarnos de alguno de nuestros aspectos. Otra reacción automática frecuente es el bloqueo, la sensación de parálisis o la rumiación mental (dar vueltas y vueltas alrededor de un círculo vicioso).

Las respuestas automáticas son “naturales” y están al servicio de la supervivencia física o de la preservación psíquica, y son por ello útiles y necesarias (y quizás inevitables en una primera instancia). Consisten en una forma rápida y económica (en términos de esfuerzo) de resolución, tanto en el sentido de llevarnos a la acción como en el de evitarla cuando se trata de protegernos de algo, pero que estén al servicio de la supervivencia o de la preservación sólo  significa eso. No quiere decir que a la larga sean las formas más convenientes o las más evolucionadas; quiere decir que la naturaleza nos provee de un mecanismo que no necesitamos aprender ni elaborar para salir del paso.

Considero que, si estos mecanismos nos resultan útiles, adelante con ellos, pero si sus consecuencias o sus resultados son insatisfactorios necesitamos implementar otros más elaborados. En lugar de ser automática, esta elaboración es voluntaria, es decir, necesitamos proponérnosla de manera deliberada. Elaborar un conflicto constituye una travesía (a veces ardua) de transformación, pero nos puede llevar a armonizarnos en una escala mayor.

No pretendo ofrecer aquí recetas ni fórmulas fáciles o infalibles de transitar este camino que trasciende lo automático. La tarea de elaboración es muy personal y artesanal; constituye un proceso en el que vamos ensayando y descubriendo diferentes opciones hasta encontrar lo que más nos beneficia en cada caso. Sin embargo, sí me gustaría ofrecer una guía posible para encarar este proceso.

El primer paso consiste en identificar lo que sentimos, lo que pensamos y lo que hacemos. Este reconocimiento puede ser en sí mismo difícil por muchos motivos; básicamente porque nos cueste clarificar lo que nos pasa (nos encontramos con una madeja de cosas confusas) o porque su contenido nos parezca criticable, reprochable o desagradable.
Podemos recurrir entonces a la relajación profunda que, en cierta medida, hace más llevadera esta identificación. La relajación nos permite acceder de manera más clara a nuestro interior y facilita la actitud de aceptación de aquello que encontramos. El método Kupono (que presenté en otra nota: Kupono) puede ser útil para llevar adelante este procedimiento.

Otro de los factores que facilitan la aceptación de nuestras discrepancias internas es recordar que estos factores son sólo expresión de cómo estamos en un momento determinado, por lo tanto no son definitivos, no expresan nuestra totalidad y son tanto cambiantes como cambiables. Son hábitos de respuesta o aspectos de nuestra personalidad. 

El segundo paso es proponernos comprender a cada una de las partes por separado. Enfocar en cada una individualmente nos permite conocerlas mejor, conectar con su función, con su vivencia particular y con sus necesidades. No es lo mismo escuchar tres voces en simultáneo que una a la vez.
En los estados de relajación o de meditación profunda, podemos dialogar con cada una de las partes y preguntarles de forma directa cuáles son sus necesidades, sus intereses y sus experiencias. Dejamos así de intentar que se pongan de acuerdo o que se alineen en una misma dirección para pasar, en cambio, a escuchar atentamente lo que cada una tiene para decirnos. Si en este proceso surgen tensiones, es bueno tener presente que podemos profundizar el estado de relajación para aflojarlas y que estas son momentáneas. Puede ser útil, además,  recordar que, aun cuando nos tensione, el motivo de esta escucha es profundizar nuestro autoconocimiento con la finalidad de encontrar soluciones mejores o más significativas a aquello que nos ha conflictuado. 

En un tercer paso, podemos conectarnos con el silencio, con la intuición,  con el alma o con el espíritu y, a partir de esa conexión, preguntarnos qué es lo que realmente necesitamos considerar en cada momento, si hay alguna forma de tener en cuenta las diferentes necesidades o bien cuál de ellas nos corresponde priorizar. Otras preguntas útiles pueden ser: ¿existe otra perspectiva o acción posible, que no hayamos tenido en cuenta, en relación a la situación que tenemos por delante?, o bien ¿qué es lo más importante para nosotros en dicha situación? De esa manera, lo importante puede actuar como un posible organizador.

Si queremos calar más profundo, podemos considerar también cuáles son nuestros valores o nuestra metas, y qué tipo de solución podría estar más en concordancia con ellas.
En consecuencia, la intuición −nuestro Yo Esencial, el alma (o como lo queramos llamar)− puede tomar la batuta y dirigir la orquesta de nuestra personalidad respetando la idiosincrasia de cada parte, de cada instrumento, para buscar un acuerdo o una dirección a partir de su diversidad.

Para finalizar, me gustaría decir que lo que queda luego es, obviamente, ensayar o llevar a la práctica lo que hemos descubierto. En este sentido, algo por tener en cuenta es que podemos utilizar el procedimiento mencionado para lidiar con todas las tensiones o dificultades que se puedan ir presentando a lo largo de este recorrido.

El factor armonizador en esta etapa (como también en la anterior) es cultivar una actitud tolerante, comprensiva y respetuosa que nos sostenga en esta búsqueda.

En el sistema Huna (Huna: el camino del pacificador), existen diversos métodos para la sanación física, emocional, mental y espiritual. Entre ellos existe uno llamado Kupono,  particularmente efectivo para sanar las emociones, el que aprendí de mi maestro, Serge Kahili King.
A su vez, hay varias técnicas de Kupono que se utilizan para distintas finalidades, tales como: aquietar emociones, sanar dolores y heridas emocionales, modificar reacciones automáticas, liberar memorias indeseadas y armonizar conflictos emocionales.
Aquí voy a transmitir una de las técnicas del Kupono, que es, en especial, útil para aquietar emociones demasiado intensas o perturbadoras.  Esta técnica consiste, sintéticamente, en enfocar la atención en la situación que nos desbalanceó, detectar en qué parte del cuerpo sentimos la emoción o la perturbación y liberar el exceso de energía (la tensión) con ayuda de la respiración.

  1. 1) Siéntate cómodo/a, cierra los ojos, toma unas cuantas respiraciones profundas y relaja el cuerpo.
  2. 2) Piensa por unos segundos en la situación que te perturbó.
  3. 3) Identifica la parte del cuerpo que se tensiona o se activa cuando piensas en lo que ocurrió.
  4. 4) Si no puedes identificar qué parte del cuerpo se tensiona o  se activa, puedes hacer una recorrida desde los pies hasta la cabeza para notar alguna molestia o contracción.
  5. 5) Ahora, inhala con la atención en las palmas de las manos y exhala con la atención en la parte del cuerpo en donde sientes la perturbación. Respira de esta manera unas cuantas veces hasta que esa parte del cuerpo se relaje (aunque sea un poco).
  6. 6) Ahora, vuelve a poner la atención en la situación que te perturbó.
  7. 7) Identifica qué parte del cuerpo reacciona en este momento. Puede ser la misma parte que antes u otra diferente.
  8. 8) Vuelve a inhalar con la atención en las palmas de las manos y a exhalar con la atención en la parte del cuerpo en la que ahora sientes la tensión.
  9. 9) Puedes repetir este proceso algunas veces más, detectando en cada vuelta en qué parte específica del cuerpo sientes la perturbación. Una vez te sientas más calmado, permanece por unos minutos en estado de relajación.
  10. 10) Conecta con tu alma o espíritu, y pide guía para comprender la situación que te perturbó o para aprender algo de esa experiencia. La respuesta puede ser inmediata o puede clarificarse con el correr de los días.

Para beneficiarte con esta técnica te sugiero que:

  1. a) la consideres como un recurso para restituir el balance cada vez que te desbalanceas;
  2. b) tengas en cuenta que en el momento de mayor intensidad emocional suele ser difícil aplicar cualquier técnica que no tengamos ya incorporada, por lo que deberás practicarla todo lo que puedas, aún cuando el desbalance sea leve;
  3. c) valores cualquier pequeño logro; el acto de valorar incrementa la efectividad.

Espero que esta técnica te ayude a restituir el balance cuando lo necesites para beneficio tuyo y de los que te rodean.

Me disponía a escribir esta nota y, a modo de ejemplo, buscaba alguna situación que reflejara lo que quería transmitir. Recordé un episodio personal, en el que recibí una clara señal que me ayudó a tomar una decisión importante en mi vida. No obstante, dudé de la conveniencia de revelar ese episodio. Nunca quise compartirlo con nadie para que conservara su poder. Con la idea de dar tiempo a que se acomodaran mis ideas, tomé el libro que estaba leyendo. La primera frase que leí fue “mantén tu diario privado”. ¡Bueno! pensé, tema resuelto: no revelaría aquel episodio y, ahora tenía esta nueva experiencia con el libro para compartir.

Todos podemos obtener guía a través de señales y símbolos. Ellos se presentan desde afuera y tambíen desde nuestro interior (a través de la imaginación, los sueños, las fantasías, etc.), tanto de manera espontánea como solicitada. Aquí me centraré en los que llegan desde afuera cuando los pedimos.

Existen muchos métodos para recibir símbolos. Aquí quiero compartir un procedimiento, particularmente efectivo, con el que puedes experimentar si lo deseas.

En primer lugar, es importante partir de una intención clara y específica: cuál es tu pregunta o respecto de qué tema esperas obtener alguna guía.
Después de definir tu intención, continúa con tus actividades y fíjate si, a lo largo del día, se presenta algo que te parezca significativo o llame tu atención. Puede ser algo que veas en algún lugar, algo que suceda, algo que escuches o algo que leas. Si se presenta más de una cosa, repara en todas ellas.

Significativo no quiere decir extraordinario o raro; quiere decir, simplemente, que te produce algún impacto o alguna sensación particular. Esta es la respuesta simbólica a tu pregunta y, a esta altura, no necesitas saber por qué te ha impactado ni qué significa. Sólo necesitas registrar la experiencia como tal. Algunas veces, el significado surge con claridad en el momento del acontecimiento, pero otras veces no es tan evidente y necesitamos develarlo.

En este caso, mi sugerencia es que, para estar libre de preconceptos, no te apresures a interpretarlos mentalmente. Deja que ellos te revelen su mensaje.

En estado de relajación, comunícate con el símbolo y pregúntale de manera directa: ¿qué representas? ¿Qué mensaje me traes? La respuesta puede venir en forma de ideas, imágenes, sensaciones o emociones, y puede tardar en clarificarse. Como los símbolos tienen múltiples significados, con el correr del tiempo, quizás descubras otros mensajes.

Desde mi punto de vista, los símbolos nos traen información valiosa y nos orientan, pero no nos conectan con verdades absolutas. Es importante tener presente que, por más que dejemos los preconceptos de lado, tenemos filtros interpretativos y resistencias que pueden interferir en nuestra comprensión.

Asimismo, es necesario recordar que la responsabilidad de elegir es siempre  nuestra, no debemos otorgarles a los símbolos esa autoridad.

J.T. Garret, en su libro La medicina de los Cherokees. La vía de las buenas relaciones, expresa de esta manera la actitud de los nativos americanos en relación con el tiempo: “La Madre Tierra tiene sus propios y particulares ritmos, que señalan el comienzo y el fin de las cosas. El llamado ‘Tiempo Indio’ dice que las cosas comienzan cuando están listas y concluyen cuando están terminadas”.

En la Antigua Grecia –cuna de nuestra cultura occidental– existían dos dioses que representaban dos aspectos diferentes del tiempo: Cronos y Kairós. Cronos era el tiempo reloj, el que se podía medir (de allí se deriva el término cronológico) mientras que Kairós, era el tiempo indeterminado que se refería al momento adecuado u oportuno para las cosas. De esta manera, Kairós era muy semejante al Tiempo Indio.

En el siglo XX, nació un nuevo concepto de tiempo, al que llamaré Supercronos. Sus padres  fueron Ciencia y Tecnología. Supercronos recibió todo tipo de alimentos y atenciones: uno de sus nutrientes favoritos fueron los bytes, los megas y las gigas. De este modo, adquirió muchos poderes. Con ellos, creó la Informática e Internet y transformó la industria, la producción agrícola, los medios de comunicación y de transporte, y muchas cosas más.

Como todos sabemos Supercronos es un dios muy venerado hoy en día, principalmente porque tuvo muchos “hijos” que se ocuparon de acelerar y aliviar nuestro trabajo. Todos conocemos a algunos de ellos, tales como la computadora, Internet, los robots, la fast-food y el supermercado.
Supercronos no quiso ocasionarnos problemas, solo quiso ayudarnos a lograr mejores cosas en menor tiempo. Sin embargo, nuestra pasión por él llegó a ser tan desmedida que nos hizo olvidar –a veces hasta rechazar– a sus compañeros inseparables, Cronos y Kairós.

Por eso hoy, algunas personas esperan que una profunda herida de amor se sane en unos pocos días. Otras, que no haya filas de espera en ningún lado. Otras, ser expertas en algo en brevísimo tiempo, y también están las que se decepcionan si su proyecto o negocio no prospera a las pocas semanas de iniciado.

Nosotros podemos erigir a Supercronos a la categoría de dios supremo, pero Cronos y Kairós siguen existiendo. Cronos como el tiempo reloj de las cosas y Kairós como el más humano de los tiempos.

Edgar Cayce, el psíquico norteamericano más prominente del siglo XX, se sintió reticente a asumir su misión. Le llevó varios años reconocerse como psíquico y solo se aceptó cuando comprobó la veracidad de sus lecturas psíquicas y cómo ellas beneficiaban a los demás.

El ejemplo de Cayce muestra algo muy habitual: la misión del alma se despliega a través de la vida y no suele ser clara desde el comienzo.

Algunos buscadores espirituales esperan que su misión les sea revelada con precisión al inicio de su búsqueda. Creen que una vez conocida, las circunstancias les serán propicias y que, si están alineados con la misión, el éxito y las habilidades necesarias se manifestarán con facilidad. Nada más alejado de lo que podemos observar en la vida.

La misión –como hemos dicho– no siempre resulta clara, las circunstancias no siempre son propicias, el éxito puede pasar desapercibido y las habilidades necesarias para cumplirla no siempre fluyen con naturalidad.

Para sostener lo afirmado, puedo citar algunos ejemplos. El filósofo griego Demóstenes tuvo que vencer grandes dificultades de dicción antes de convertirse en un gran orador. El célebre pintor Vincent Van Gogh no vendió un solo cuadro en su vida. El médico húngaro Ignacio Semmelweis nunca fue reconocido como pionero en la prevención de las infecciones del parto, a pesar de haber salvado a muchas mujeres.

En medio de toda esta incertidumbre, ¿cómo podemos entonces satisfacer los dictados del alma?

Si bien no existe una fórmula y cada persona tiene su propio camino, me gustaría compartir algunas ideas que espero puedan ayudar.

En primer lugar, quiero sugerir que no desesperemos en esta búsqueda. Nuestra misión central se cumplirá, de alguna manera, ya que nuestro espíritu (la Fuerza vital y creadora) se encargará de que así sea. Esta es una de sus funciones, más allá de nuestra consciencia.

En segundo lugar, la misión trasciende lo individual y es nuestra forma personal de contribuir con el Todo. Por diferentes motivos, esa contribución puede pasar inadvertida, pero siempre tiene valor, porque es como un eslabón necesario en alguna cadena.

Asimismo, tal como un argumento puede contarse de diversas maneras, la misión puede ser expresada de diferentes formas. En este sentido, no se trata tanto de un enigma que se descifrará, sino de una vida que se construirá con la materia prima de las circunstancias, el estilo personal y la motivación interna de los anhelos del alma.

Para finalizar, quiero decir que solo podemos caminar la misión paso a paso, de manera que nuestra tarea es elegir y dar un sentido al siguiente paso. El alma nos guía siempre, el susurro de su voz está presente en cada tramo.

Huna es una palabra hawaiana que quiere decir, entre otras cosas, ‘oculto’, en el sentido de algo que no se puede ver o comprender a simple vista.

El Huna es un sistema de vida y un camino psicoespiritual de aplicación universal que se basa en una cosmovisión particular, una filosofia práctica de la vida, una psicología muy útil y algunos métodos efectivos para acceder a la dimensión espiritual.

En futuras notas abordaré difertentes aspectos de este sistema. Aquí quiere referirme a su sustento: el paradigma del pacificador.

Para lidiar con las vicisitudes de la vida, existen básicamente dos caminos: el del guerrero y el del pacificador. El del guerrero -el más utilizado y difundido- es un camino de lucha contra todo lo que se interpone en el paso: ideas adversas, enfermedades, estados de ánimo indeseados, etcétera.

Todos sabemos que,, en nuestra cultura, la reacción habitual y automática frente a los obstáculos y los conflictos -ya sean internos o externos- es la de luchar. Luchamos con aspectos de nosotros mismos, de la misma manera que luchamos con otros. Nos peleamos, por ejemplo, con nuestro desgano o con los requerimientos de los demás. En el paradigma del guerrero la motivación está puesta en vencer al adversario.

En el camino del pacificador, en cambio, la consciencia y la acción se dirigen hacia lo que se quiere generar. Así, por ejemplo, se energizan las ideas adecuadas, se pone el acento en lo que favorece la salud y se incentiva lo que nos armoniza. Este enfoque sostiene, además, que los medios que utilizamos para lograr las metas influyen en los resultados. Por ello, busca resolver los conflictos lo mas pacíficamente posible. 

El camino del pacificador, en consecuencia, propone considerar y contemplar lo más posible a las dos partes. Esto es buscar opciones que puedan satisfacer -aunque más no sea parcialmente o a lo largo del tiempo- a ambas: por ejemplo, tener en cuenta el desgano y la necesidad de hacer, dando pasos a un ritmo posible; satisfacer algún aspectode lo que el otro requiere, sin dejar de tener en cuenta el estilo personal o los propios valores.  La motivación aquí es buscar que ambas partes ganen algo.

Esta modalidad implica superar la reacción automática inicial que aspira a eludir las dificultades y a lograr la mayor satisfacción inmediata posible. 

Volviendo al comienzo y a modo de síntesis, Huna es lo que no se puede ver a simple vista: las reacciones automáticas guerreras satisfacen o evitan algo en lo inmediato, pero no sientan las bases para una satisfacción más duradera. 

Lo que no se ve a simple vista de la actitud pacificadora es que, más allá de lo inmediato, construye bases mas armoniosas que posibilitan satisfacciones más sustentables para beneficio propio y de todos los que nos rodean.

“Conócete a ti mismo”
Inscripción en el Templo de Apolo (Delfos, Grecia)

Introducción
Todos nacemos con algún tipo de constitución biológica particular y una forma natural de ser y de reaccionar, o sea, un temperamento.

Desde hace miles de años se han propuesto muchas teorías sobre el temperamento básico de los seres humanos y muchas clasificaciones diferentes de su tipología. (La Ayurveda, la de Hipócrates, la astrológica, la de William Sheldon, y muchas otras más).

Existen, además, diferentes criterios respecto de cómo se originan estas modalidades: cuánto es biológico o hereditario, cuánto depende del momento de la concepción y de la gestación y cuánto depende de las experiencias infantiles, las circunstancias familiares y la educación.

También hay diversos puntos de vista respecto de si es posible modificar el temperamento a lo largo de la vida y de qué tipo de entrenamientos, procedimientos o tratamientos, pueden ayudar a este respecto.

Cabe destacar, que los seres humanos somos muy complejos y que cualquier clasificación o descripción es sólo un mapa orientativo para organizar nuestra observación y conocimiento. Dada la riqueza de nuestros rasgos y características, ninguna persona -como es sabido- puede ser descripta fielmente sólo por su temperamento básico.

Las personas altamente sensibles o ‘PAS’:
Este temperamento fue denominado e investigado por la Dra. Elaine Aron, que lo estudió como un rasgo en sí mismo, sin incluirlo en una tipología más amplia. De la misma manera que alguien podría estudiar el temperamento de las personas muy arriesgadas, sin necesidad de incluirlas en una tipología que incluyera a otras, poco arriesgadas o cautelosas.

Si bien todos los seres humanos somos sensibles, existen algunas personas más sensibles que otras, como también algunos animales y plantas que lo son más que otros.

La Dra. Aron, investigó el rasgo de la sensibilidad, su don y las dificultades típicas de estas personas. Formuló una teoría sobre ellas, y propuso diversos conceptos y prácticas para el desarrollo de su don y para el manejo de las dificultades o los inconvenientes que se derivan de sus características particulares.

Características habituales de las PAS
Las PAS tienen una diferencia de grado e intensidad en cuanto a la recepción y la respuesta a los estímulos. Esto no las hace mejores o peores que las personas que tienen otro tipo de sensibilidad. Es sólo una forma de ser y de reaccionar.

En cuanto a la recepción: su percepción es más detallada en algunos aspectos, más permeable que la de las personas con otro tipo de sensibilidad. Como si las PAS tuvieran menos filtros respecto de algunas cosas.

Por otra parte, su forma de reaccionar o de responder a los diversos estímulos suele ser variable e intensa.

Si bien todas las PAS son diferentes, podemos encontrar en ellas una serie de rasgos habituales. Aunque no todas las PAS tienen todos estos rasgos, ni tampoco en la misma medida; algunos de los más comunes son:

  • – Agudeza sensorial: tienen mayor sensibilidad en el sentido del olfato, el gusto, la vista, el tacto, y/o el oído.
  • – Reaccionan con intensidad a algunos sabores, olores, imágenes, texturas o sonidos.
  • – Los ruidos suelen perturbarlas.
  • – Se sienten abrumadas cuando hay demasiados estímulos.
  • – Se sienten incómodas en las multitudes o en situaciones de hacinamiento.
  • – El clima suele afectar su estado de ánimo.
  • – Tienen reacciones emocionales intensas frente a situaciones internas y externas.
  • – Experimentan cambios de humor sin motivo aparente.
  • – Perciben los cambios sutiles de su cuerpo y sus emociones.
  • – Perciben los cambios sutiles del entorno y de otras personas.
  • – Se sienten heridas con facilidad.
  • – Son empáticas, sienten las emociones de otros como propias.
  • – Son intuitivas.
  • – Son compasivas y cuidadosas
  • – Suelen ser cautelosas y previsoras.
  • – Se preocupan por los demás y por las situaciones.
  • – Están pendientes de la aprobación de los demás y se sienten afectadas frente a la desaprobación.
  • – El enojo de los demás las perturba.
  • – Prefieren mantener la armonía, evitar los conflictos y la violencia.
  • – Tienden a cumplir las normas y los acuerdos, y esperan que los demás también las cumplan.

La base biológica
Aún se desconoce cuál es la relación entre biología y temperamento. O sea, cuáles son los factores fisiológicos u orgánicos que inciden en que seamos de una manera o de otra.

La Dra. Aron sostiene que el sistema nervioso de las PAS se excita con más facilidad e intensidad, que el de las no PAS. Más allá de que aún no se sabe exactamente cuál es la causa o el mecanismo por el que su sistema nervioso se excita más, lo que se sabe es que esto les ocurre.

Otro indicador que se ha medido es el hormonal. Cuando las personas se estresan su organismo segrega más cortisol. Se ha observado que las PAS segregan cortisol con mayor frecuencia, porque se estresan con más facilidad que las no PAS. Esto puede ser una desventaja, pero también una ventaja. Responder más intensamente a los factores de estrés puede llevar a que se tenga más consciencia de algunas cosas, y a iniciar las acciones necesarias para modificar aquello que lo provoca.

Lo que las PAS necesitan saber
Debido a que su sistema nervioso es fácilmente excitable, a que son algo más propensas al estrés y a que se sienten emocional y mentalmente abrumadas con la sobre-estimulación, las PAS necesitan darse tiempo y condiciones apropiadas para restablecer su balance.

Generalmente necesitan:

  • Momentos de silencio y quietud.
  • Aislarse algún tiempo de ciertos estímulos y/o de otras personas.
  • Regular la interacción social y la comunicación con otros.
  • Tiempo para procesar las situaciones.
  • Acciones, pensamientos y/o recursos que las ayuden a balancearse, física, emocional y/o mentalmente (como dormir un rato, darse una ducha, caminar, escuchar música, tener una charla íntima con otra persona, etc.).
  • Aprender a valorar su sensibilidad y reconocer sus beneficios (percepción de sutilezas, empatía y comprensión, consciencia de los riesgos, intuición, etc.).

Una técnica para “bajar el volumen”
Cada persona necesita encontrar y reconocer qué es lo que le resulta efectivo en cada momento, de acuerdo con su situación, estilo y preferencias. Hay algunos ejercicios, que suelen ser útiles para la mayoría de las personas, que nos ayudan a balancearnos, tales como la respiración consciente y pausada, los movimientos suaves y la relajación.

Existen además, otro tipo de prácticas, en las que se utiliza la imaginación, que pueden favorecer o generar estados de mayor armonía. Uno puede imaginar, por ejemplo, que está en un lugar tranquilo y reparador o imaginar que algo o alguien lo repara (como una cascada, la brisa, los rayos del sol, o bien un sanador o ser espiritual, por ejemplo).

Un ejercicio de imaginación, particularmente útil para las PAS, que se puede hacer sentado o acostado, es el que sigue:

  • Toma unas cuantas respiraciones profundas con los ojos cerrados.
  • Relaja el cuerpo desde los pies a la cabeza.
  • Imagina una perilla o una barra de volumen, con numeración, que indica un volumen máximo de 10 puntos y uno mínimo de 0 puntos. El puntaje equivale en este caso al grado de abrumamiento que sientes.
  • Fíjate en qué punto está la perilla o la barra de volumen en el momento en que la ves en tu imaginación. Este puntaje refleja el grado en que te sientes abrumado/a al presente.
  • Ahora, baja el volumen de la perilla o de la barra al punto que te parezca apropiado, y dale unos minutos a tu cuerpo para que sienta la diferencia.
  • Vuelve a tomar unas cuantas respiraciones profundas y relajate por unos minutos más.
  • Si es necesario, repite varias veces el quinto paso.

Este tipo de ejercicios pueden producir efectos inmediatos o no tan inmediatos. Es decir, muchas veces es necesario repetirlos varias veces antes de sentir sus efectos.

Generalmente, cuanto más los repetimos, más efectivos se vuelven. Pero eso no quiere decir que al hacerlos dejemos de necesitarlos. Quiere decir, más bien, que tenemos un recurso disponible para regular, en unos pocos minutos nuestro estado, todas las veces que sea necesario. En un estado más calmado podemos reflexionar mejor sobre nuestra situación y ver luego cuáles son los otros pasos a seguir.

Esperamos que esta síntesis te ayude a valorar tu don y a regular sus inconvenientes. Todos los humanos necesitamos aprender a lidiar con algún rasgo, todos necesitamos conocernos y armonizarnos. Eso es, en definitiva, lo que nos ayuda a crecer y a transformarnos.

Por Eugenia Lerner

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‘Huna’ es una palabra hawaiana que quiere decir (entre otras cosas) oculto, en el sentido de algo que no se puede ver o comprender a simple vista, como, por ejemplo, los principios que rigen el universo, el fluir de la energía, los mecanismos de la naturaleza.

Huna es una manera de relacionarse con la realidad, una filosofía práctica de la vida y un camino de crecimiento y sanación psicoespiritual. Se desarrolló en la Polinesia antigua, pero se desconoce su origen. Es una tradición de sabiduría ancestral que, al igual que otras, fue cambiando sus formas para adaptarse al estilo de cada cultura y de cada época. Cambió sus formas pero conservó su esencia. 

Está compuesto de una serie de modelos de funcionamiento del ser humano y de la vida, principios filosóficos, métodos para comunicarse con el aspecto espiritual y formas de acceder a fuentes de conocimiento, amor, poder y energía. Uno de sus objetivo básicos es el de armonizar las relaciones con uno mismo, los demás, el medio ambiente y las circunstancias.

A lo largo de la historia se pueden reconocer dos modalidades básicas para mejorar la vida: la modalidad del guerrero y la del pacificador. La primera es la más conocida y difundida en el mundo y, sintéticamente, consiste en luchar contra lo que no se quiere. Luchar, por ejemplo, contra el malestar, la pobreza o la enfermedad, para conseguir bienestar.

La tradición Huna sigue la otra modalidad, la del pacificador, que es menos conocida y está menos difundida. En esta modalidad la consciencia y la acción se enfocan en lo que se quiere lograr. De esta manera, los pensamientos y las acciones se encaminan principalmente hacia los objetivos deseados. Así por ejemplo, en lugar de luchar contra la enfermedad, fomenta la salud. En lugar de girar en torno de lo que no funciona, dirige la energía a posibilitar el funcionamiento. En este sentido, sostiene que mantenerse en la crítica no favorece mucho el cambio, sino que por el contrario, tiende a dar energía a aquello que se critica. Por lo tanto, la tradición Huna pone el énfasis en transformar y construir más que en destruir o eliminar.

Este enfoque sostiene, además, que el fin no justifica los medios, porque los medios empleados influyen en los resultados que se obtienen. De esta manera, propone medios armónicos para lograr fines también armónicos.
Por ejemplo, para pedirle a alguien que cambie su forma de proceder uno podría decirle que, según su criterio, procedió mal o uno podría decirle cómo le gustaría que procediera, para que en caso de que lo deseara, lo tuviera en cuenta para futuras ocasiones. Esta última forma tiende a ser más armoniosa que la primera. 

El Huna sostiene, también, otra cuestión fundamental: todos tenemos mana. ‘Mana’ significa poder y responsabilidad sobre nuestras elecciones y acciones. En este camino se utiliza el poder ‘para’ algo y no ‘sobre’ algo o alguien. O sea, el poder se encamina a elegir y a conducir nuestra energía, no a controlar. Se utiliza para realizar y no para sojuzgar, ya que Huna significa también “amor y poder en armonía”.

El siguiente artículo fue publicado por la Revista Athanor. Para visualizarlo necesitas tener instalada la última versión de Adobe Reader en tu computadora.
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Necesitaba algunas cosas para la cena y fui al supermercado. Estaba buscando los productos cuando un hombre pasó con ímpetu a mi lado rozando una pila de latas de duraznos en almíbar. Una de las latas cayó estruendosamente al piso.

Me quedé mirándolo en espera de que la levantara, pero siguió su camino, apurado, como si nada. Al principio me sorprendí y luego, debo confesarlo, me enojé. Su actitud reflejaba falta de consideración y cuidado, pensé que era un ejemplo de lo que ocurre cotidianamente en muchos órdenes (o desórdenes) de la vida.

Cuando me convencí de que ya no volvería, resignadamente levanté la lata y la ubiqué en su lugar. Sentí que estaba haciendo algo que en realidad no me “correspondía”, yo no la había tirado, pero por otro lado, como el enojo  era mío, solo yo podía transformarlo.

Mientras reflexionaba sobre estas cuestiones llegué a la caja. Había algunas personas en la fila, así que tenía unos minutos de espera para serenarme y ubicar el episodio en perspectiva.

Más tranquila vi que la góndola a mi derecha estaba repleta de latas de la misma fruta. “Otra vez duraznos!”, pensé. Observé las etiquetas de las distintas marcas, leí las inscripciones y algo comenzó a moverse en mi interior. Cuánto hacía que no comía duraznos en almíbar!, años que no compraba una de esas latas! Tomé una y mientras una vocecita me decía “es mejor la fruta fresca” otra contestaba “y qué?! Tengo ganas de estas!!!”.

Regresé a casa y guardé la lata en la heladera, pensando que de haberme quedado en el  enojo, jamás me hubiera tentado. Algún día la abriría. 

Esa noche me desvelé a las tres de la mañana. Intenté volver a dormir sin éxito.Fui a la computadora, vi un poco de televisión y algunas cosas más. Un rato después tuve hambre y fui a la heladera.

Los duraznos estaban bien amarillos, brillantes, tiernos, dulces, deliciosos. Creo que nunca los disfruté tanto como esa noche. Gracias Sr. Apurado! tu descuido posibilitó mi disfrute. 

Ahora pienso que, a pesar de no ser frescos, son mejores los duraznos en almíbar  que el enojo, aún cuando pueda ser natural.

Ud. qué prefiere comer? Enojos o duraznos.

Capricornia atendió el teléfono. Llamaban para preguntarle si quería hacer un comercial,. “Cuándo?” preguntó con voz clara y modulada de locutora. “El lunes 25 (contestaron) y el caché es de ….” y le dieron una cifra tres veces menor a su cachet profesional.

Capricornia sintió su orgullo mancillado y respondió con firmeza e ira contenida: “no, mi caché es de… por menos de eso no trabajo”.

Esto había ocurrido a la mañana y cuatro horas después, cuando la vi seguía indignada y con dolor de cabeza.

–          Sabés por qué pasa esto, no?- preguntó

–          No – contesté

–          Porque hay gente que toma cualquier trabajo

–          Ah, si, eso ocurre en todas las actividades

–          me refiero a que ahora hay muchos aficionados que trabajan por una miseria. Pero lo que más bronca me da es que las productoras manejan mucho dinero y esto es una explotación.

–          Entiendo …, entonces está claro que esta propuesta no te interesa

–          Ni loca voy a grabar un comercial por ese dinero,  un ‘comerciaaaal’, que no me gusta nada

Continúa despotricando unos minutos y luego se queda en silencio.

–          Querés quedarte con la bronca?- se me ocurre preguntarle

–          No, pero es terrible esta explotación. No sé qué puedo hacer con la bronca.

–          Bueno, veamos…. Quizás cambiar alguna creencia? Si tenés claro que este ofrecimiento no te viene bien, qué es lo que mantiene la bronca?- (Silencio) -El estado del mercado laboral? Que te ofrezcan esta grabación? Que no conozcan tu caché?

–          Ehm….. (se afloja un poco, levanta apenas la comisura de los labios, hace una pausa) ehm…. No sé, necesito trabajar, necesito el dinero y me digo “vas a rechazar un trabajo?????”

–          Ah! hay una presión interna para aceptarlo….

–          Si, pero los ‘commerciaaales’ no me gustan. En esos ambientes me siento ridícula y muy expuesta (responde enfática, como si yo estuviera insistiendo en que acepte la propuesta).

–          Te aliviaría pensar que no tenés que aceptar?

–          Puede ser…pero necesito el dinero …

–          De todas maneras, si estás de acuerdo, podemos seguir explorando la presión interna.

Después de varios minutos de indagación logramos clarificar algunas de sus creencias y expectativas en relación al tema laboral:

∙ como es buena locutora tendría que tener ofrecimientos bien pagos

∙ las oportunidades, los procesos y las interacciones laborales, tendrían que ser más  

  fáciles, más justas y acordes con los talentos profesionales

∙ cuando las cosas no son como tendrían que ser, entonces ella tendría que someterse o hacer algo contrario a sus gustos, posibilidades, preferencias o convicciones.

Estas ideas o expectativas la atrapan en un mundo que, en su percepción, no es como tendría que ser y en una visión de sí misma de no ser como debería ser. En un atiborrado de faltas y errores propios y ajenos.

En este mundo no puede relajarse, no hay criterios ni pautas claras, no hay matemática en los esfuerzos ni en las relaciones, nada es demasiado confiable.

Le importa mucho su carrera y le gustaría ser valorada y reconocida. Por eso sigue esforzándose, y más allá de los altibajos y desprolijidades propias de la vida, en el fondo aspira a la excelencia.

Pero los resultados la decepcionan y cuando se disipa el enojo sobreviene la tristeza.

Querría ayudarla a liberarse de este ‘atrapamiento’. Por eso, después de reflexionar pregunté:

–          Podrías hacer algo para tener un trabajo más acorde con tu estilo y tu caché?

–           y…(piensa) …llevar mi currículum a programas de radio que me interesen… Pero eso me cuesta mucho, y me da miedo.

Tiene entonces otra opción: salir a buscar lo que quiere. Surge la posibilidad de elegir entre el costo de permanecer en algo conocido y penoso o el temor y la inercia de iniciar algo nuevo.

Continuamos el diálogo y antes de despedirnos tuve la grata sensación de que empezaba a sentirse mejor. Ya no le dolía la cabeza y si bien en ese momento sentía un frío interno y las piernas algo flojas, por el miedo, estaba más tranquila y con perspectivas más claras.

Por sus actitudes y comentarios me dió la impresión de que había llegado a varias conclusiones importantes:

∙ cuando aligera los tendría/n o debería/n se siente más relajada y contenta

∙ puede usar sus recursos, su fuerza y aspiraciones (que no le faltan) de distintas

  maneras, ya que no hay una única forma de ver las cosas, transitar el camino ni llegar

  a las metas.

∙ el error es sólo una percepción o interpretación, no es una ‘Verdad’ sino un punto de

  vista.

∙ que imponer/se es muy diferente a proponer/se

, que proponer/se casi siempre es más agradable y efectivo porque casi todos nos

  resistimos a la imposición (también a lo ‘autoimpuesto’)

. que los querría y los podría nos guían mejor en nuestros propósitos que los debería.

Creo que a esta altura ambas sabemos que cambiar lleva tiempo y no siempre es fácil. Que no se trata sólo de llegar a buenas conclusiones, sino de ponerlas en práctica. Pero en mi experiencia, el cambio es más fácil cuando uno tiene claro qué quiere cambiar y cómo hacerlo.

Quizás algún día prenda la radio, sintonice un programa y escuche la hermosa voz de Capricornia invitando a disfrutar algo o a reflexionar sobre algún tema interesante.

A veces queremos peras y crecen naranjas. Pero si nos mantenemos fluidos y abiertos seguramente descubriremos que, a la larga, el mejor fruto es el que ha madurado.

Ese día todo se complicó, fallaron tres micrófonos.

Demoraron dos semanas en reparar la casetera del grabador y había llegado el momento de ir a buscarlo. Fui al service a la mañana, contenta, iba a recuperar mi viejo y querido equipo. Hace unos cuantos años que me acompaña de manera eficiente. Lo uso fundamentalmente para grabar las clases. De esta manera, si algún alumno falta puede escuchar luego el casete.

Salí del service, aparato en mano y lo llevé al consultorio, conecté el micrófono -ya que no tiene uno incorporado- lo probé y no grabó. Usé otro micrófono, de reciente adquisición y tampoco anduvo. Raro que fallen los dos! pensé. Mi alegría se desvaneció.

A la noche daba clase y tenía la expectativa de usar ese equipo, pero no, tendría que grabar con el nuevo, que no es tan bueno como aquél. Estaba plenamente consciente de la nimiedad del inconveniente pero igual me sentía molesta y extrañada.

Pensé que al técnico quizás sólo le llevaría un rato arreglar el desperfecto y decidí regresar inmediatamente a su negocio:

Cuando me vio entrar el señor se sorprendió y dijo un poco a la defensiva:

– qué pasó?

– No graba. Algo no anda por que lo probé con dos micrófonos diferentes y no funciona. Se acuerda que le dije que lo necesito para grabar?

– Bueno, la verdad es que no me acuerdo. Pero es raro que no ande, vamos a probarlo.

El técnico buscó uno de sus micrófonos, lo insertó en el toma correspondiente, bajó la ficha “rec” y dijo varias veces:

– hola, hola, uno dos tres probando.

Me llamó la atención que su voz saliera amplificada por los parlantes, por que con mis micrófonos eso no sucedía, ellos graban pero no amplifican. Luego apretó el “rew” y puso “play”: silencio. Probó con los míos y nada, no había caso.

– Debe ser la conexión- dijo pensativo- deme unos días que se lo reviso.

Su respuesta me decepcionó. Otra vez esperar, otra vez volver al negocio, cargar con el equipo, qué pérdida de tiempo! A pesar de eso sentí que valía la pena, dado el aprecio que tengo por el aparato.

Tres días después el técnico me avisó que ya estaba listo y fui a buscarlo. Cuando me lo entregó dijo:

– Sabe qué pasó el otro día? En realidad funcionaba. El micrófono tiene una fichita on-off. Estaba en off. No sé cómo no me di cuenta!!!. Así que lo volví a probar y anduvo.

La prueba salió bien, pero después de los inconvenientes que había tenido, estaba más cautelosa y no canté victoria, faltaba todavía un paso: probarlo con mis micrófonos. Partí hacia el consultorio, inquieta por averiguar lo que ocurriría. Llegué, respiré hondo, puse el micrófono que uso siempre y nada, no andaba. Intentando mantener la calma busqué rápidamente el micrófono nuevo, lo probé y tampoco. Qué está pasando???!!!!! grité para mis adentros. No podía creerlo. Era un misterio.

Algo decepcionada, esa noche usé el grabador nuevo y decidí descansar de los vericuetos de la electrónica por un tiempo.

Transcurrida una semana estaba a punto de dar por finalizada esta cuestión y despedirme del equipo. Pensaba que quizás le había llegado la hora de un digno y merecido retiro. Pero algo me llevó a hacer un último intento. Miré el micrófono viejo y la imagen de una pila se formó en mi mente. Dicho adminículo lleva una pila que dura años. Hacía poco la había cambiado, pero tuve el pálpito de que debía reemplazarla. Fui a comprar una, conecté el micrófono y, para mi sorpresa, esta vez grabó. Por algún motivo, la otra había tenido corta vida.

Aún no sé qué sucedió con el micrófono nuevo. Ese sigue sin andar.

Pocos días después el grabador en cuestión volvió a sus funciones. Mis alumnos se pusieron contentos, por que al igual que yo, aprecian su calidad de registro. Supuse entonces que el tema audio estaba resuelto, pero no fue así.

Al finalizar la clase algunos de los participantes me dijeron:

– en este salón no se escucha bien.

La saga continúa, pensé. Tema audio pasa a fase dos.

Hace poco tiempo me mudé a este lugar, más grande y cómodo que el anterior, pero tiene el problema de la acústica. Antes de instalarme tuve la sospecha de que eso podía suceder y lo confirmé días después de la inauguración. Debido al trabajo que llevaron las refacciones y la mudanza, no me quedaban ganas ni energía para ningún arreglo más.

Cada vez que notaba que no se escuchaba bien, hacía el esfuerzo de elevar la voz o pedía a los demás que lo hicieran. Esta solución era transitoria, por que al rato todos hablábamos con nuestro volumen habitual y el problema volvía a presentarse .

Por alguna razón, ese día sentí que había llegado el momento de encarar esta cuestión y resolverla, aunque no sabía cómo.

“Tendré que llamar al arquitecto”, pensé, “habrá que poner algún material acústico en las paredes o tal vez bajar el techo”. Qué molestia! Otra vez refacciones y más gasto de dinero. Me resistía a todo eso. El tema siguió dando vueltas un rato en mi cabeza, hasta que de pronto recordé el micrófono del técnico.

Qué alegría! ya tenía la solución. Entusiasmada fui a comprar otro micrófono que, como el del service, graba y amplifica a la vez y problema resuelto.

Ahora, reflexionando, veo cómo fueron dándose las cosas. Me doy cuenta que, gracias a que mis dos micrófonos fallaron y la pila duró poco, me enteré de esa posibilidad de amplificación del sonido, y que gracias a ello también, pude resolver los dos problemas de audio: el del equipo y el de la acústica. Obviamente, para esto último podría haber recurrido a un experto, pero me parece que la solución a la que arribé fue más simple y económica en términos de tiempo, dinero, y esfuerzo.

Esta historia tiene final feliz, pero no termina aquí. La saga continúa.

Estaba todo listo para la próxima clase: grabador reparado y micrófono nuevo. Sentía entusiasmo por el estreno y satisfacción por cómo se habían desenvuelto las cosas hasta aquí.

Comencé la clase, los alumnos se sorprendieron de la novedad e hicieron distinto tipo de bromas respecto del sonido amplificado. Unos quince minutos después, el clima del grupo empezó a decaer y las caras comenzaron a tornarse cada vez más serias.

– qué pasa?- pregunté

– sentimos como si estuvieras detrás de un vidrio- dijo alguien

– si, estás como lejos- agregó otro

– por qué cambiaste el micrófono? para mi, se escuchaba bien- comentó un tercero

Registré mis sensaciones y noté que yo tampoco me sentía a gusto con el nuevo sonido. Restaba intimidad a la experiencia.

Después de unos minutos de duda, decidí volver al viejo sistema.

Años atrás este nuevo viraje en los acontecimientos probablemente me hubiera perturbado. Hubiera sentido, quizás, que es difícil conformar a todo el mundo, que la gente primero dice una cosa y después otra, que nuevamente estaba en fojas cero respecto de la acústica, que perdí el tiempo y cosas por el estilo.

Aquél día no me ocurrió nada de eso. Simplemente acepté que la solución que surgió no dio el resultado esperado.

Retomé la clase y para mi sorpresa la acústica del lugar parecía haber mejorado. Ahora escuchábamos mejor y el micrófono ya no era necesario.

Qué fue lo que sucedió? Pienso que este cambio se debió a tres factores. Primero, el intento de solución nos confortó de alguna manera. Segundo, gracias a eso, pudimos apreciar más la voz natural y el clima que la misma genera. Tercero, al sentirnos mejor nos relajamos. En ese estado la mente se aquieta y cuando hay silencio interior se escucha más. Creo que todo esto nos permitió aceptar el salón con su acústica particular, dejar de resistirla y de esperar que fuera como la del lugar anterior.

Esta saga termina aquí por el momento, aunque no descarto que pueda continuar.

La próxima vez que las cosas salgan mal, te sugiero que:

– resuelvas lo que esté a tu alcance en cada momento

– pienses que encarar y resolver las dificultades de la vida es un arte o un ejercicio que puede expandir tus conocimientos y habilidades.

– revises si en algún punto del camino se ha presentado alguna solución o alternativa: a veces las soluciones vienen entreveradas en la trama de las complicaciones y no las distinguimos a simple vista

– consideres que una nueva complicación, en algo que ya creías resuelto, puede conducir a una solución más completa o ampliar tus opciones

– no esperes que todo se resuelva de una vez

– te preguntes:

* si hay algún cambio que estás resistiendo

* si hay alguna expectativa o preconcepto que necesites soltar

* si hay algo que puedes apreciar o valorar

* busques alguna forma de aflojar las tensiones.

Desde mi perspectiva, las pequeñas dificultades de la vida pueden darnos interesantes oportunidades de crecimiento y transformación. Algunos inconvenientes nos llevan a conocer, explorar, y experimentar nuevos territorios. Pueden inducirnos también a cambiar patrones estereotipados de pensamiento o acción. Resolver pequeños problemas nos mantiene atentos, abiertos y flexibles. Es un ejercicio que nos prepara y capacita para enfrentar otras situaciones, más difíciles.

Podemos padecer los problemas o tomarlos como si fueran maestros. Muchas veces nos hablan en lenguas extrañas, pero si estamos atentos y en silencio, los comprendemos.

Hace un tiempo tuve una discrepancia con una colega y amiga. Si bien ambas adherimos a la convicción de que la imaginación tiene un gran poder para generar nuestra experiencia de la realidad, divergimos en relación a cómo influye cuando la utilizamos para ayudar a otros. He notado que el punto de vista de mi amiga, es usual actualmente entre quienes conocen y practican métodos de visualización o imaginación para cambiar, sanar, armonizar y lograr objetivos. De manera que decidí compartir aquí nuestro desacuerdo, con la idea de que pueda ser útil para clarificar cuestiones sobre el tema.

Pero antes, algunas palabras para quienes no estén familiarizados con el poder de la imaginación.De acuerdo con la filosofía chamánica nuestras creencias, actitudes, convicciones, expectativas e imágenes, generan nuestra experiencia de la realidad. Quiero resaltar que he dicho nuestra experiencia de la realidad y no la realidad misma, ya que la Creación corre por cuenta del Gran Espíritu. Nosotros podemos co-crear cuando actuamos o pensamos en forma consciente en dirección a un objetivo.
Cómo generan nuestra experiencia? Por un lado condicionan nuestra interpretación de los hechos y la manera de responder a los mismos; por el otro (desde una perspectiva más esotérica) actúan como imanes que “atraen” acontecimientos. Así es que si queremos modificar nuestra experiencia podemos utilizar el pensamiento y la imaginación en forma activa, consciente y voluntaria para cambiar nuestra visión de la realidad y atraer nuevas circunstancias.
Por ejemplo, si una persona está enferma, puede imaginarse sana o en proceso de sanar. Esto favorecerá sus procesos de curación y atraerá opciones nuevas o más adecuadas para su mejoría (información útil, médicos apropiados, medicinas complementarias, etc.).
Mi amiga y yo acordamos con esta filosofía y utilizamos el pensamiento y la imaginación voluntaria y activa para transformar nuestra experiencia de la realidad, pero discrepamos en cuanto a la manera de utilizarla para ayudar a otros.

Mi querida hija estaba pasando por lo que, según mi punto de vista, era un largo período de tristeza. Yo estaba preocupada y me planteaba qué podía hacer para ayudarla, o qué podría ser efectivo para su mejoría. En medio de mis tribulaciones llamó mi colega y me preguntó cómo estaba, lo cual me dio la oportunidad de exteriorizar mis preocupaciones. Luego de escucharme dijo:

–         Querés una sugerencia?

–         Si – contesté

–         A mi me parece que si vos imaginás a tu hija bien, contenta, con energía, etc. y tenés confianza y convicción en que ella va a estar bien, tu hija va a mejorar.

Me quedé unos segundos en silencio sopesando lo que había escuchado. Mi amiga me recordaba que yo tenía recursos -que no estaba empleando en ese momento- para transformar mi visión de la situación. ¡Eso me venía muy bien!, pero algo de lo que dijo o de cómo lo dijo me inquietó. No estaba segura de haberla entendido bien, de manera que contesté:

–         Si, claro, puede ser. Siempre y cuando ella esté abierta a mi influencia al respecto, esté dispuesta a estar mejor o con posibilidades de estarlo en este momento.

–         Yo creo que si vos estás totalmente confiada y la imaginás bien, esto llevará a que ella esté contenta – aclaró mi amiga 

Con esta respuesta explicitaba lo que yo había sentido implícito al comienzo de nuestra conversación. ¿Ahí se confirmaba mi sospecha?, ¿ella creía que la imaginación tiene poder sobre el otro? 

–         Yo no lo veo así – respondí – Creo que hacer eso puede ser bueno para mi y quizás la ayude a ella. Si tengo confianza y la imagino contenta, eso me cambiará a mi.  Podría sentir, pensar y actuar de otra manera. Podría cambiar la imagen que ahora tengo de mi hija y eso llevaría a una relación diferente con ella ahora. Esto a su vez podría llevarla a cambiar su actitud respecto de lo que la entristece… pero no hay forma de saber cuál será el curso de su cambio.

–         Yo creo que si uno tiene toda la confianza necesaria el otro cambia en esa dirección y es más, el cambio es inmediato – enfatizó. 

En ese momento la palabra inmediato me sacudió. Pensé: ¿cómo en forma inmediata?, los procesos llevan tiempo. Cuánto tarda una semilla en crecer? Qué tiempo lleva aprender? 

–         En forma “inmediata”?!! –dije- Pero entonces vos crees que uno puede cambiar a los demás? Uno no tiene poder “sobre” el otro. Los otros cambian cuando pueden y quieren, y según su propia modalidad, a su propio ritmo. Los procesos llevan tiempo, a veces mucho a veces poco. Algunos cambios son inmediatos, pero eso depende de tantas cosas… no se puede aseverar que lo serán.

–         Yo no lo veo así – dijo – Creo que la imaginación es muy poderosa

–         Si, es muy poderosa pero no para llevar a alguien en la dirección que a uno le parece. Uno sólo favorece direcciones, no las determina.

–         Yo creo que cuando uno lo hace desde el Amor, la Confianza y la Sanación el cambio es inmediato y si no lo es, es porque no hay total confianza

–         Evidentemente tenemos una discrepancia. Aún cuando sea desde el Amor y uno conecte con fuerzas sanadoras, sólo facilitamos el proceso del otro, no son nuestra confianza ni nuestra imaginación las que sanan, éstas tienen poder, pero sólo para activar algo en el otro. Si se activa o no (qué, cómo, cuándo) depende del otro.

–         Si, hasta que alguna de las dos cambie de visión estaremos en desacuerdo –concluyó mi amiga. 

Luego de este intercambio dijimos unas palabras más y finalizamos afectuosamente la comunicación.
Lamenté el desacuerdo y me quedé pensando en nuestra conversación. En primer lugar, decidí cambiar la visión que tenía de mi hija y su situación. Con la idea de favorecer su mejoría y mi propio bienestar, comencé a imaginarla más contenta y a confiar en que ella encontraría la manera de estar mejor. Tomé la perspectiva de que todo lo ocurrido era para bien, formaba parte de su camino y aprendizaje. Imaginé también que nos relacionábamos de otra manera, que nuestras conversaciones se tornaban más livianas, alegres y optimistas. Eso me alivió y mi preocupación cedió en gran medida. Gracias a eso, al día siguiente se me ocurrió una opción de ayuda que mi hija aceptó.
Ahora ella está mejor, aunque por momentos está triste y angustiada. Cuando la veo decaer, no pienso que me faltó confianza en su mejoría. Pienso que es su propio proceso, su personalidad o estilo, su ritmo, sus elecciones, etc. y mantengo el foco en mi propio cambio.
Si hubiera hecho todo esto con la idea de que yo podía cambiarla sólo con mi voluntad, correría el riesgo de atribuir su mejoría a mis acciones o a mi confianza. Prefiero pensar que su mejoría se debe a que ella aceptó mi estímulo en esta ocasión, y por sobre todas las cosas, a su propia capacidad, posibilidad y decisión de estar mejor.
Si tuviera la idea de que yo puedo lograr que ella esté bien, sentiría su decaimiento como un indicador de mi “fracaso” o de que no estoy haciendo todo lo posible. Podría llegar a sentirme responsable de sus estados de ánimo y tomarlos como algo personal. 
Hilando aún más fino podría decir que no sólo fui un estímulo para mi hija, sino que mi hija fue un estímulo para mi. Puedo pensar que en realidad fue ella la que inició estos cambios por estar preparada para avanzar en su proceso y que yo sentí o capté -de alguna manera no muy consciente- su disposición. Quizás fue esto lo que en realidad me motivó a hablar con mi colega. De manera que ambas me ayudaron. 

En segundo lugar acepté el desacuerdo con mi amiga. Pero si fuera cierto lo que sostiene, bastaría con que ella imaginara con toda su convicción que yo cambio de parecer, para que nuestro desacuerdo quedara zanjado. Ahora bien, o ella no está imaginándolo (porque tiene cosas más interesantes que hacer), o no está haciéndolo con total convicción. Ya que sigo convencida de que nadie lograría cambiarme (aún cuando tuviera una intención confiada y amorosa) simplemente porque yo no deseo cambiar a este respecto. 

Todos los días en mi consultorio escucho a personas empeñadas en cambiar a otros. Aún cuando muchas veces yo misma tengo esta tentación, y a veces también lo intento, desisto ni bien me percato porque lo encuentro inútil en el mejor de los casos, y perjudicial la mayoría de las veces.
Una cosa es ofrecer ayuda con la consciencia de que el otro es libre de tomarla o no, otra muy diferente es pensar que uno puede producir el efecto deseado en el otro. En mi experiencia, esta última idea aún con la mejor de las intenciones podría llevarnos a manipulaciones, frustraciones, enojos, culpas, soberbias, vanidades, y también a asumir responsabilidades que no tenemos en relación al bienestar del otro.
Una cosa es facilitar la sanación y colaborar con el cambio de los demás, otra muy diferente es pensar que nosotros sanamos o cambiamos a los demás independientemente de su propia elección o posibilidad.
Más allá del medio o la herramienta que utilicemos -palabras, acciones, imaginación, rituales, etc.- el resultado es el mismo: el otro cambia sólo si es su momento, si puede o si quiere cambiar. 
Por otra parte, podemos saber sin lugar a dudas lo que es  bueno para el otro? Podemos saber qué necesita o quiere aprender? Qué experiencias permitirán o facilitarán su aprendizaje? Qué caminos le convendría tomar? Adónde necesita o puede llegar y cuáles son sus tiempos? 

Podemos guiar y ser guiados pero en definitiva sólo uno puede buscar y encontrar sus propias respuestas. Podemos sanar y ser sanados pero en última instancia, la sanación es un proceso personal que puede ser facilitado pero no producido por los demás.

Quest en inglés significa búsqueda (se pronuncia kwest) y tiene una connotación particular, que no está contenida en la palabra ‘búsqueda’. El sentido es el de una búsqueda comprometida y muchas veces extensa de algo significativo y valioso para la persona, tal como la misión, los próximos pasos en su camino o en su transformación personal.
El Quest chamánico es una práctica específica, que se realiza en un momento y lugar determinados y con un propósito previamente establecido. Es una búsqueda de comunicación con el mundo espiritual con el fin de obtener respuestas a preguntas o pedidos, en la que se transita por experiencias de aprendizaje y transformación.
Peuma Hue: en mapuche quiere decir “lugar de los sueños o lugar de Visión”. Geográficamente es una estancia ubicada a 25 km. de Bariloche en la cabecera sur del lago Gutiérrez.

Agradezco a mi entrañable amiga Evelyn que me abrió las puertas de Peuma Hue, su casa.

Era el último día del Quest y me sentía agradecida con lo vivido en Peuma Hue. Había tenido varias experiencias transformadoras y obtenido muchas respuestas a preguntas que había formulado antes y durante el Quest. Ya no esperaba más.

Salí a caminar. Mi idea era cerrar el ciclo y despedirme del lago, del bosque y de la montaña. De pronto en el fondo de mi ser surgió un inesperado anhelo. En ese momento sentí que faltaba algo para cerrar el ciclo: encontrar un objeto en esa última caminata, que sintetizara todo lo ocurrido en esos días, un símbolo, un elemento de la naturaleza que pudiera activar la memoria de lo experimentado, y que a mi regreso a Buenos Aires, me facilitara la conexión con el lugar y su energía.

Caminé unos pocos metros y a orillas del lago vi un objeto, nada propio del ámbito. Raro encontrar allí una lapicera en medio de la naturaleza. El impulso fue continuar mi camino pero una voz interior me detuvo. ‘Levantá el bolígrafo, no es ecológico’. Me reprendí un poco por haber tenido la tentación de pasar de largo, dejando allí la “basura”.

Seguí caminando y cuando entraba al bosque una duda atravesó mi mente. ¿Y si ese objeto tuviera algo que ver con mi búsqueda? Di unos pasos más y de pronto sentí una fuerte emoción, y con ella la certeza de que el objeto que había anhelado al inicio de la caminata era éste.

Mi expectativa había sido hallar algo natural, encontré en cambio algo manufacturado. Mi mente la había categorizado como “basura” porque en ese contexto suponía que era contaminante.

La lapicera se transformó en un regalo, en el objeto significativo anhelado. Mi nuevo objeto de poder. Una de las intenciones de mi Quest había sido encontrar el siguiente paso en mi camino. El bolígrafo fue la respuesta simbólica a mi pregunta: escribir. Con esta experiencia me di cuenta, una vez más, de cómo mis juicios, expectativas y preconceptos pueden apartarme y bloquear muchas cosas. Quizás en otro momento, con la expectativa de encontrar algo natural, hubiera desestimado lo que encontré y, en consecuencia, no hubiera recibido el mensaje.

Antes de volver a Buenos Aires, cerré la experiencia con una pequeña ceremonia de agradecimiento. Al día siguiente de mi regreso, caminaba por una calle medianamente transitada cuando vi que se le caía algo a la mujer que iba delante mío. Quedé atónita. Se le había caído una lapicera. ¿Cuál es la probabilidad estadística de encontrar un día una lapicera a orillas de un lago y otra, al día siguiente, en la vereda? Una voz interior me dijo: ahora hay que hacer honor al mensaje; escribí esta experiencia.

La segunda lapicera vino acompañada de otra lección. El Quest no había terminado. Continuaba en Buenos Aires. Entendí que este proceso seguiría abierto, que no tendría fin, porque no estaba supeditado a tiempos, geografías ni contextos. Sigo encontrando lapiceras.

La filosofía huna es una filosofía muy antigua de la Polinesia. Es una filosofía práctica de la vida, que estaba enraizada en la cultura y en muchas de las disciplinas que se practicaban, entre ellas, el chamanismo. La palabra Huna tiene diversos significados. En este contexto quiere decir básicamente oculto o secreto, en el sentido de algo que no podemos ver a simple vista. Serge Kahili King, chamán y psicólogo norteamericano ha contribuido enormemente a explicitar en términos actuales esta filosofía y a difundirla tanto en su país y como en otras partes del mundo. Es una filosofía que a mi entender expresa en forma clara, simple y explícita conceptos o verdades universales. Postula siete principios que pueden ser considerados herramientas conceptuales y prácticas para:

  • organizar nuestra experiencia de la realidad
  • transformar nuestra experiencia de la realidad
  • crecer y desarrollar nuestro potencial
  • lograr metas u objetivos de toda índole
  • generar mayor bienestar, armonía, confianza y poder en nuestra vida

Estos principios pueden aplicarse a cualquier aspecto de la experiencia humana. Algunas personas asocian lo simple con lo superficial y lo complicado con lo profundo pero dicha asociación en general no es válida y menos aún en este caso. Los principios del huna son también muy profundos. Cada principio es un enunciado del que se pueden desprender diferentes sentidos. Cada sentido tiene a su vez una serie de implicaciones de orden práctico y filosófico cuya comprensión y aplicación nos lleva a niveles cada vez más significativos de transformación.

Al mismo tiempo generalmente son difíciles de aplicar. Como ocurre con cualquier aprendizaje, lo más difícil suele ser crear el hábito, o sea la práctica y ejercitación. En general, la mayor dificultad está en recordarlos y utilizarlos sistemáticamente y seguir haciéndolo aún cuando no siempre se registren resultados inmediatos al hacerlo.

Si bien cada principio es una herramienta efectiva en sí misma es al mismo tiempo parte de un conjunto que le da sentido. Por lo tanto, cuando se selecciona algún principio en particular para trabajar sobre una situación determinada, resulta conveniente utilizarlo teniendo en cuenta el conjunto del que forma parte.

1. El mundo es lo que uno piensa que es.

El pensar está tomado aquí en un sentido amplio, en el que están incluidas las ideas, creencias, convicciones, supuestos e imágenes mentales, tanto en su aspecto conciente como inconsciente. Este principio sostiene básicamente que nuestros pensamientos contribuyen a generar nuestra experiencia de la realidad.

Dicho principio se puede entender en un nivel más literal y en otro más metafísico o esotérico. Desde un punto de vista más literal lo que asevera es que no son los hechos los que determinan nuestra experiencia de la realidad, sino las ideas, juicios e interpretaciones acerca de ellos. Por ejemplo, lograr un ascenso en el trabajo es un hecho. Este hecho cambia nuestra realidad, pero el cambio depende no sólo del hecho, sino de nuestras creencias (concientes e inconscientes) respecto del mismo. Si pensamos por ejemplo, que somos aptos para el nuevo empleo, que éste es merecido y favorable a nuestro crecimiento, tendremos un tipo particular de experiencia. Si pensamos en cambio, que el nuevo puesto implica demasiada responsabilidad, que no estamos capacitados para él o que otra persona está más preparada que nosotros para esa función, nuestra experiencia será muy diferente.

En un nivel menos evidente lo que afirma este principio es que fueron también nuestras creencias y convicciones las que contribuyeron al ascenso. Decimos contribuyeron porque nosotros no controlamos la realidad. La realidad es el resultado de la confluencia de infinidad de variables. Nuestras creencias pueden favorecer o no el ascenso, no pueden determinar que suceda en un momento y lugar determinados. La imagen que tenemos de nosotros mismos, las creencias respecto de cómo somos y de cuáles son nuestros talentos, defectos y posibilidades en la vida abrirán algunos caminos y cerrarán otros, facilitarán ciertos logros y no otros. En relación al ejemplo del ascenso, podríamos decir que si en líneas generales creemos que podemos lograr mejores posiciones laborales, es más factible que las logremos. No podemos forzar un ascenso, pero si podemos crear condiciones para lograr de alguna manera un puesto mejor en algún momento.

Desde una perspectiva más metafísica y esotérica, la aseveración subyacente a este principio es que los pensamientos son energía electromagnética. Los pensamientos son una forma muy sutil de materia, son energía. Esta energía tiene la capacidad de atraer circunstancias, a la manera de un imán, y de cristalizarse en lo que llamamos realidad objetiva. Qué quiere decir esto? que la energía de los pensamientos, cuando tiene suficiente fuerza o carga energética crea formas. Crea lo que somos y nuestras circunstancias. Si tomamos nuevamente el ejemplo del ascenso, podríamos decir que una fuerte convicción respecto de que lograremos un mejor puesto puede atraer concretamente esta posibilidad de diferentes maneras. Quizás vemos casualmente un aviso en el diario, cuando no solemos leer ese diario, o un amigo nos llama para darnos esa información, o alguien nos ofrece una conexión inesperada. El pensamiento «estoy convencido de que puedo encontrar un trabajo mejor» se manifiesta concretamente en una cadena de acontecimientos que pueden concluir en la oferta de un mejor trabajo.

Una vez más, esto no quiere decir que individualmente podemos concretar todo lo que queremos en cada momento. Para generar la energía suficiente para que algo se manifieste muchas veces necesitamos que todo un grupo humano o comunidad piense en la misma dirección. Para llegar a la Luna, por ejemplo, fue necesario esperar a que mucha gente lo creyera posible. Mucho antes de que comenzaran los preparativos concretos para esta travesía había sido sólo una fantasía de algunos, pero pudo concretarse cuando muchos la creyeron posible.

Cuando tienen la fuerza necesaria nuestros pensamientos producen efectos en nuestro cuerpo, en nuestra salud, en nuestra relación con nosotros mismos y con otros. Pueden también manifestar nuestros deseos, metas y proyectos. Los pensamientos operan como co-creadores de nuestra realidad. En líneas generales, pensamientos saludables crean condiciones físicas saludables, pensamientos armoniosos generan relaciones armoniosas, creencias de prosperidad generan prosperidad.

2. No existen límites.

¿Quién no ha tenido la experiencia de estar pensando en una persona y al rato recibir su llamado? o a la inversa, tener el impulso de llamar a alguien y enterarse de que esa persona estaba pensando en uno en ese momento?. Como estos se podrían citar muchos ejemplos para dar cuenta de uno de los significados de este principio: que todo está conectado. En términos del espíritu, de la información y la energía no existen separaciones, no hay fronteras ni límites, todo se conecta y comunica entre sí. Nuestra mente con nuestro cuerpo y viceversa, las personas entre sí, las personas con el medio ambiente y éste con las personas, etc. Recibimos y emitimos información y estamos conectados espiritual y energéticamente con todo lo que nos rodea, aún cuando por distintos motivos no seamos totalmente concientes de ello. La telepatía y la clarividencia por ejemplo, son posibles por esta razón. Podemos recibir y emitir información de y a todo lo que nos rodea, independientemente de la distancia a la que se encuentre aquello con lo que establecemos contacto, precisamente porque no existen fronteras.

El otro sentido de este principio tiene que ver con que todo es posible, o sea, que no existen límites para las posibilidades. En campos de la ciencia, la educación, la tecnología y la informática, existen muchos ejemplos de cosas que se consideraban imposibles y que ahora no lo son. La ciencia y la tecnología nos han permitido trascender los límites de nuestro sistema perceptual. Como todo el mundo sabe, se inventaron instrumentos que pueden captar y transmitir cosas que nuestros sentidos naturales no captan. Ahora podemos ver cosas, a través de estos instrumentos, que hasta hace un tiempo se consideraban imposibles de ver o que eran desconocidas para el hombre. Hasta hace relativamente poco tiempo se pensaba que los niños con síndrome de Down tenían muy escasa posibilidad de aprendizaje. Hoy en día con programas y métodos adecuados se logra que estos niños aprendan mucho más de lo que solían aprender.

La cuestión es que todo es posible si descubrimos cómo hacerlo y si mantenemos flexibles nuestras expectativas en relación a los resultados y a los métodos que empleamos. Este principio no dice que todo es posible para un individuo en particular, en determinado tiempo, lugar y forma. Dice que todo es posible en términos más universales. Para hacer posibles ciertas cuestiones se requiere del deseo, la dedicación y el trabajo mancomunado de un grupo de individuos. Para otras, es necesario que se den primero ciertas circunstancias para que luego otras cosas sean posibles.

Pero la cuestión aquí es que si pensamos que algo es posible de alguna manera podemos contribuir a que lo sea, mientras que si pensamos que no lo es, no estamos colaborando para que lo sea.

En un plano individual e interaccional la gran mayoría de las personas tienen ideas (concientes o inconscientes) respecto de lo que pueden ser, hacer o tener en la vida que establecen límites a sus posibilidades. Es importante tener presente que en general los límites son sólo supuestos y no límites «verdaderos» respecto de lo que es o no posible para nosotros. Podemos ir más allá de nuestros límites si descubrimos cómo hacerlo, es decir, cómo transformar nuestra auto imagen, nuestros pensamientos y acciones y si nos mantenemos además, flexibles en relación a nuestras expectativas, procesos y resultados.

3. La energía fluye donde va la atención.

Este principio alude a cómo es el fenómeno de la energía. Nos dice que la misma fluye naturalmente allí donde ponemos la atención. Si dirigimos la atención a alguna parte del cuerpo, allí va la energía automáticamente. Aquello que recibe nuestra atención se energiza, de manera que nuestros pensamientos más frecuentes son los que tienen más fuerza y poder, porque son los que reciben más atención. Como hemos visto al referirnos al primer principio los pensamientos son energía electromagnética. Hemos dicho también que cuando los mismos tienen suficiente fuerza se manifiestan de alguna manera en lo concreto. Este principio da cuenta precisamente de cómo es el proceso por el cual los pensamientos toman fuerza y cómo es el mecanismo por el cual le podemos dar poder a algo. Dice que todo aquello en lo que centramos sostenidamente la atención, tanto en forma automática o voluntaria como en forma conciente o inconsciente, adquiere fuerza y prevalencia en nuestra vida.
Si ponemos mucha atención en un problema o en un malestar, éstos se acrecientan. Si ponemos en cambio, la atención en las posibles soluciones o en el bienestar deseado, eso es lo que facilitamos.

4. Ahora es el momento de poder.

Del pasado extraemos experiencia, hacia el futuro trazamos una dirección y en el presente es donde tenemos el poder para hacer algo con lo aprendido, con nuestros deseos y proyectos. Se ha hablado mucho ya respecto de que el presente es lo único real en términos existenciales, puesto que el pasado es sólo recuerdo y el futuro sólo imaginación. Pero aún cuando en términos existenciales esto sea claro, en términos psicológicos mucha gente vive más en el pasado o en el futuro que en el presente. Y qué sucede entonces? Se pierde el contacto con la fuente de poder. Este principio nos dice en forma clara y simple cómo podemos conectarnos con nuestro poder: enfocando la atención en el momento presente. No dice que es malo ir al pasado o al futuro. Muchas veces puede ser necesario. Lo que dice es que si nuestra atención se queda allí nos desconectamos de nuestro poder y que para recuperarlo es necesario volver al presente. Para enfocarse en el presente sólo es necesario tomar la decisión de conectarse con el ahora en algún plano de la existencia o en todos ellos: el ahora del cuerpo, de la mente, de las acciones o del espíritu.

5. Amar es estar feliz con algo.

El amor se entiende en esta filosofía como un tipo particular de energía y acción y no como un sentimiento. El sentir amor es algo que completa la experiencia, pero no es lo que define la cualidad de esta energía ni las acciones que la misma conlleva.

Desde un punto de vista energético el amor es una fuerza de unión. La energía contraria es la energía de separación. Cuando uno vibra con la energía de amor se siente unido a algo o a alguien. El tipo de acciones que se derivan de esta energía y que contribuyen a incrementarla son las acciones de valorar, reconocer, admirar, apreciar y agradecer a algo o a alguien. De manera que cuando realizamos alguna de estas acciones estamos incrementando la energía del amor en la relación con nosotros mismos, con los demás y/o con el medio.

El principio dice que cuando amamos somos felices. De manera que si queremos ser felices con algo es necesario que lo amemos. Como el amor es una acción y una energía, no dependemos de ningún sentimiento para acrecentar el amor en nuestra vida: lo que se requiere es que realicemos y practiquemos las acciones que conducen a él, que son, como hemos dicho, la valoración, el reconocimiento, la admiración, la apreciación y el agradecimiento.

La acción mental contraria al amor es la crítica. Cada vez que criticamos a algo o a alguien (incluyendo a nosotros mismos) vibramos en una energía contraria al amor. De manera que cada vez que criticamos generamos infelicidad. Generalmente la idea es que si criticamos vamos a mejorar algo, pero el efecto es el opuesto al buscado porque, como hemos dicho, lo que generamos es infelicidad y separación. Para esta filosofía si existe infelicidad no hemos mejorado en lo esencial.

La energía de separación se experimenta emocionalmente como miedo. El miedo es la emoción que sentimos cuando vibramos con esa energía, cuando nos sentimos solos y separados. Si tenemos miedo el camino no es combatirlo, sino generar más poder y amor. Cuando estamos llenos de poder y amor, el miedo no tiene lugar, desaparece. Como hemos visto en referencia al principio anterior, nuestro poder se incrementa cuando estamos enfocados en el presente y como vemos en relación a este principio, nuestro amor aumenta cuando realizamos las acciones que nos conducen a la unión y la colaboración.

6. Todo el poder viene de nuestro interior.

Todo en la naturaleza tiene poder. El poder es energía dirigida a un propósito. De manera que todo tiene propósito. Cada aspecto del todo, cada ser en la naturaleza tiene su propio propósito.

Los seres humanos, al igual que todo en el universo, tienen poder. Este poder se expresa en los diferentes aspectos o planos del ser como poder físico, emocional, mental y espiritual. Habitualmente hablamos de tener más o menos poder. Desde esta filosofía lo que en realidad tenemos es mayor o menor conexión con fuentes de energía, mayor o menor fluidez de la energía en nuestro sistema y mayor o menor capacidad de dirigir intencionalmente esta energía hacia una meta.

La conexión con fuentes de energía puede ser entendida básicamente de tres maneras diferentes, dependiendo de las creencias que se tengan al respecto: conexión con fuentes internas, con fuentes externas o con ambas. Desde el punto de vista de esta filosofía nosotros no somos la fuente única, ni última de energía y poder, porque todo tiene poder en el Universo. Como hemos dicho, podemos generar nuestro propio poder y podemos también conectar con fuentes de poder que están más allá de nosotros, para acrecentar el propio. Como el Universo es infinito, el poder del Universo es también infinito. Cuanto más estemos conectados con el Universo mayor será nuestro poder. Pero de nosotros depende esta conexión. Tener poder implica tener responsabilidad y decisión, de manera que nosotros decidimos (conciente o inconscientemente) cuánto, cómo y de qué manera establecemos estas conexiones con nuestro propio poder individual y con otros poderes más allá de nosotros, tales como el poder de otros seres, de la naturaleza, y del Cosmos. Es por ello que cuanto más amor tenemos, más poder tenemos, porque estamos más unidos y más conectados con más fuentes de poder. Cuando los distintos poderes están conectados y en armonía se benefician mutuamente, se influyen favorablemente y de esa manera se cumplen los propósitos de todas las partes en relación, al mismo tiempo que el propósito del Todo. Por eso no hay mayor poder que el poder del amor.

7. Lo efectivo es la medida de lo verdadero.

La filosofía Huna es eminentemente práctica. No propone verdades ni métodos absolutos. Desde esta filosofía aún estos siete principios son relativos. Son ideas o herramientas efectivas para lograr felicidad y bienestar en la vida, pero existen y se pueden proponer otras igualmente válidas o efectivas.

Este principio sostiene por lo tanto que todo es relativo en términos de verdades y métodos. Establece que el resultado es el  parámetro de verdad. Afirma que sólo podemos saber si algo es verdadero o no por los efectos que produce. Esto implica que lo que es verdad para unos puede no serlo para otros, que lo que para algunos funciona no funciona para otros.

También propone una forma de dirigir la atención en la vida: propone que busquemos lo efectivo y que a través de ello encontremos lo verdadero.

Este principio también dice que siempre hay muchas maneras diferentes de hacer las cosas, de llegar a los resultados deseados, porque en él está subyacente la idea de que puede haber muchas formas efectivas de lograr algo.

Existe otra idea, menos evidente, implícita en este principio, cuando se lo considera a la luz del conjunto de los 7 principios y es que los medios determinan los fines. Medios armónicos producen efectos armónicos y medios inarmónicos producen efectos disarmónicos. Desde este punto de vista hay efectividad sólo cuando el resultado es armónico y como hemos visto, sólo hay armonía cuando hay amor.

 Círculo Chamánico

¿Qué es el chamanismo?

El chamanismo es un sistema de sanación, un camino de sabiduría ancestral, una filosofía práctica, una disciplina espiritual y una forma de vida. Se estima que tiene entre cuarenta y veinte mil años de antigüedad.
Surgió en diferentes partes del planeta (en todos los continentes), y no fue ni es exclusivo de ninguna etnia en particular. Se ha practicado y se practica en diversas regiones geográficas y climáticas: selvas, bosques, montañas, planicies y desiertos, tundra, ártico, y costas; y en zonas de variada densidad de población, desde las más pobladas hasta las más aisladas de la naturaleza.
Tantos años y tantas culturas han dado lugar a una gran diversidad de tradiciones chamánicas, por lo que a veces resulta difícil englobarlas a todas en una misma disciplina. No obstante, se puede hablar de “chamanismo” (en singular) porque estas tradiciones comparten una cosmovisión, una búsqueda, y una forma de relacionarse con la vida y el medio ambiente.

La cosmovisión chamánica se basa en una serie de premisas o principios que se pueden sintetizar de la siguiente manera:

  • Todo es energía.
  • En el Universo todo está conectado.
  • El Universo tiene un aspecto material y otro espiritual.
  • El aspecto espiritual crea el material.
  • El aspecto espiritual no está separado del material, aunque lo percibamos como separado.
  • Podemos experimentar las conexiones y comunicarnos con todas las cosas.
  • Podemos aprender, obtener ayuda, sanación y guía de los elementos de la naturaleza.
  • Podemos acceder en forma consciente y deliberada al plano espiritual para conectar con fuentes de Amor, Poder y Sabiduría y cocrear nuestra experiencia de la realidad
  • Podemos comunicarnos con la naturaleza y el mundo espiritual a través de experiencias directas, simbólicas o intuitivas

Esta cosmovisión es (en términos actuales) simbólica, ecológica y holística.
Los chamanes sabían desde épocas ancestrales muchas de las cosas que fueron corroboradas por la ciencia en nuestros días. Sabían, por ejemplo, que materia y energía son un continuo, que la energía puede transformarse en materia y la materia en energía; que nuestra consciencia e intenciones influyen y modifican tanto la materia como la energía.
 
Los cuatro pilares de la práctica

Para comprender cómo se realiza la práctica chamánica resulta útil diferenciar cuatro fases o aspectos, que denominaremos pilares. Si bien se describen por separado, porque cada uno constituye un procedimiento específico, en realidad se hallan en constante interacción, son interdependientes y su práctica transcurre en un proceso circular. Es un proceso circular en el sentido de que, una vez realizados los cuatro pasos, el proceso suele enriquecerse con un nuevo ciclo a partir del anterior. Asimismo, el orden de estas fases es dinámico y variable, de manera que no siempre es necesario seguir la misma secuencia.
Los pilares son los que siguen:

  • Establecer el objetivo o propósito.
  • Construir la energía o el poder.
  • Limpiar o liberar el camino.
  • Conectar con fuentes de ayuda.

Establecer el objetivo o propósito

Establecer el objetivo o propósito es definir qué queremos lograr en el presente y para qué vamos a realizar una práctica en particular.
Los propósitos pueden ser amplios y generales, o concretos y específicos. Incrementar el nivel de energía, crecer espiritualmente, armonizarse, lograr bienestar y paz, tener más confianza serían ejemplos de propósitos generales. Los propósitos concretos se definen en forma más acotada y precisa. Ejemplos de estos serían tener más energía disponible para correr un rato a las mañanas, tener actitudes más amables con alguna persona en particular, resolver un conflicto determinado, valorar algo en especial, relajarse antes de dormir, dar el siguiente paso en el desarrollo de una habilidad o destreza.
En líneas generales podríamos decir que, cuando establecemos objetivos claros y específicos, podemos ser más efectivos. Esto no quiere decir que no debamos proponernos algo general, sino que suele ser más útil trabajar con algo en particular, sobre todo si estamos en pleno aprendizaje o poniendo algo en marcha.
Si bien desde la perspectiva espiritual estas precisiones no serían necesarias, puesto que el Espíritu todo lo sabe, para el resto de nuestro ser, o sea nuestro aspecto físico, emocional y mental, la especificación es de gran ayuda.

Definir qué queremos alcanzar no implica “garantizar” resultados,  porque las cosas no siempre se desenvuelven en tiempo y forma de acuerdo a nuestros criterios, deseos, y expectativas personales, sino que se desenvuelven de acuerdo a las vibraciones del espíritu.
Establecer un propósito es definir hacia dónde queremos ir y cómo vamos a responder a nuestras circunstancias, qué queremos cambiar y transformar en relación a nuestra experiencia de la realidad, qué queremos ser, hacer o pensar. Implica definir una dirección y hacer todo lo que se requiere para llegar allí.

Construir el poder o la energía.

Todos los seres humanos tenemos, o en realidad, somos energía. La energía es vibración, movimiento. El poder es la capacidad de dirigir la energía hacia algún objetivo.
Incrementar la energía quiere decir aumentar la vibración o el movimiento, en cualquiera de los niveles de expresión: físico, emocional, mental y espiritual. Incrementar el poder significa aumentar nuestra capacidad para dirigir en forma consciente y voluntaria la energía hacia un objetivo determinado.
Cuanta más energía le damos a algo, mayor será su despliegue. ¿Cómo le damos energía? Fundamentalmente, a través de la atención y la intención. Pero además de energía, necesitamos poder, o sea capacidad de conducir esa energía hacia una meta. ¿Cómo dirigimos la energía? Básicamente a través de los procesos de elección. ¿Qué elegimos? Elegimos, por ejemplo, el valor que tienen las cosas para nosotros, su importancia y su significado. Elegimos también nuestras intenciones, acciones, pensamientos e imágenes, como así también las técnicas o los métodos más adecuados para alcanzar nuestros objetivos y transformarnos.

Despejar el camino

Esta es otra parte fundamental de nuestra práctica: liberar el camino de bloqueos e interferencias para que la energía y el poder puedan fluir adecuadamente.
¿Cuáles son los bloqueos fundamentales? Sintéticamente podemos decir que son los siguientes:

  • A nivel físico: el exceso de tensión muscular.
  • A nivel emocional: los miedos, la ira y la culpa.
  • A nivel mental: los conflictos, dudas y confusiones.
  • A nivel espiritual: la falta de fe y confianza.

¿Qué ayuda a liberar estos bloqueos?:

  • A nivel físico: la relajación.
  • A nivel emocional: la aceptación y la calma (sanar el miedo, la ira y la culpa).
  • A nivel mental: la decisión o elección (resolver conflictos, dudas y confusiones).
  • A nivel espiritual: conectar con la Fuente.

Conectar con fuentes de ayuda

El camino chamánico busca integrar la experiencia espiritual en el mundo material. No busca trascender el mundo físico, sino armonizar nuestra relación con él y experimentar ambos mundos (espiritual y material) como dos aspectos integrados de una misma realidad. El mundo material es el aspecto manifestado, y el mundo espiritual el aspecto invisible e inmanifestado.
Todo lo que existe en el planeta tiene su contrapartida espiritual, con la que podemos conectar, intercambiar energía e información. En el mundo espiritual, existen además espíritus, energías o fuerzas de ayuda con las que el practicante puede interactuar. Estas energías o fuerzas nos brindan guía, conocimiento, enseñanzas, protección y ayuda permanente en nuestras vidas, aun cuando no siempre somos conscientes de ello. Podemos conectar en forma consciente y deliberada para buscar orientación, sanación, amor, poder y sabiduría.
Según esta perspectiva, todos contamos con fuerzas de ayuda, lo creamos o no. Devenir conscientes de esta conexión nos permite ir más allá de nuestros límites personales y trascender nuestra sensación de separación de la Fuente.
Las fuerzas espirituales colaboran incondicionalmente con nosotros, con nuestros propósitos, crecimiento y desarrollo; responden a nuestras preguntas y pedidos. A través de la práctica aprendemos a escuchar e interpretar sus respuestas.

Habría mucho más para decir sobre cada uno de estos temas, pero aquí sólo he querido hacer una breve presentación. Y ahora, un último comentario.
Desde tiempo inmemorial los chamanes han acumulado observaciones y experiencias acerca de la vida y de lo que nos ayuda a vivir en armonía en el planeta. La práctica chamánica puede ser vista como algo “sobrenatural”, pero en realidad sólo abarca una mayor extensión de lo natural. Esta práctica va más allá de la percepción habitual, de las nociones que limitan la existencia a aquello que podemos pensar, ver, tocar o escuchar.
Para transitar este camino no es necesario partir de la confianza. El chamanismo es una disciplina pragmática que se sustenta en la comprobación personal. Cuando la confianza no es un punto de partida, suele ser un punto de llegada y surge como consecuencia de persistir en una práctica adecuada.
A medida que se gana experiencia, se incrementa la confianza, y cuanta mayor confianza mayor efectividad. El proceso nuevamente es circular: la experiencia fortalece la fe, y la fe nos abre a niveles cada vez mayores de efectividad y experiencia.

Cada uno está en algún punto del círculo. Para seguir avanzando necesitamos definir hacia dónde queremos ir, incrementar nuestra energía, despejar el camino y recordar que siempre contamos con ayuda. Cuando construimos los pilares, el Universo nos ayuda a edificar.

Artículos de Serge Kahili King

Realizar Cambios

Traducción: Eugenia Lerner

Cuando quieres hacer cambios grandes y positivos en tu vida, hay ciertos cambios que tienes que hacer en tu interior. Cuanto más rápido puedas hacerlos, más rápido cambiarán las circunstancias de tu vida. Y, por supuesto, cuanto más demores en hacer estos cambios internos, más tardarán los cambios externos en suceder.

Esto es lo que tienes que hacer para cambiar:

1. Decide exactamente lo que quieres. Para algunas personas esto es muy difícil. Muchas veces por miedo a comprometerse o porque tienen miedo a fracasar. A veces este miedo se esconde detrás de la frase: “No sé lo que quiero”. Otra variante es cuando las personas dicen que quieren muchas cosas diferentes, que por lo general entran en conflicto entre sí. Si este es el caso, te recomiendo que pases al siguiente punto.

2. Deshazte de tus miedos respecto de los cambios que quieres hacer, de los obstáculos que crees ver, sobre el pasado, el presente y el futuro. Cuanto más te deshagas del miedo, más fácil será hacer cambios en tu vida. Existen muchas maneras de hacerlo, que se describen en mis libros y mis clases, incluyendo la técnica de la Mente dinámica. https://www.centrohuna.com.ar/articulos/?id=62

3. Deshazte de tus enojos, hacia ti mismo y hacia todos los demás en tu vida. Al igual que el miedo, cuanto más te deshagas de la ira, más fácil te será cambiar tu vida. Una vez más, echa un vistazo a mis libros y clases y cualquier otra fuente que puedas encontrar.

4. Haz las paces con tus circunstancias actuales. Cuanto más te resistas a como son las cosas, más difícil te será cambiarlas. No me refiero a aceptarlas pasivamente. Me refiero a darte cuenta de que son solo temporales y dejarlas ser mientras haces planes y tomas medidas para tus metas.

5. Mantén tu mente enfocada en los beneficios de los cambios que quieres hacer, y no en cómo sucederán. Cuando empiezas a preocuparte por cómo puedes hacer algo, cierras tu mente a las oportunidades.

Mantén tu enfoque en lo que quieres sin preocupaciones y las oportunidades se presentarán.

TÉCNICA DE LA MENTE DINÁMICA – Versión en español
Ayúdate a tí mismo con Mente Dinámica
Derechos de autor por Serge King 2003
Traducción por B.Tell

TÉCNICA DE LA MENTE DINÁMICA
Formato Básico

  1. Selecciona el problema físico, emocional o mental que quieres resolver.
  2. Pon las manos juntas, con las puntas de los dedos tocándose.
  3. Haz la siguiente afirmación, en voz alta o en silencio: ‘Tengo un problema y eso puede cambiar; quiero que el problema se vaya.’
  4. Con dos o tres dedos golpea ligeramente siete (7) veces cada uno de los siguientes puntos: el centro de tu pecho, el área exterior entre el pulgar y el dedo índice de ambas manos; el hueso en la base del cuello.
  5. Inhala con tu atención enfocada en la parte superior de tu cabeza; exhala con tu atención en los dedos de tus pies.
  6. Los síntomas pueden cambiar en intensidad, ubicación o tipo. Repite los pasos anteriores para contínuo beneficio.

¿QUÉ ES ESTA TÉCNICA?

La Técnica de la Mente Dinámica, o TMD, es un método seguro, fácil y efectivo de curar basado en una mezcla de palabras, tacto, respiración y algunas veces, imágenes. Ha sido diseñado para que la mayoría de las personas puedan usarlo para ayudar a aliviar la mayoría de sus problemas la mayor parte de las veces en menos de una hora. Se puede utilizar en combinación con otros tratamientos para ayudar a las personas con todo tipo de enfermedades y hacerlo en varias ocasiones.

Toda curación proviene del interior. TMD por sí sola no alivia nada, pero ayuda a preparar la mente y el cuerpo para que la curación pueda ocurrir más fácilmente. Se ha probado que ha sido muy efectiva como un apoyo en la curación de una variedad muy amplia de problemas físicos, emocionales y mentales, y hay un grupo internacional de practicantes que la están probando frente una variedad más de enfermedades.

TMD se puede utilizar por sí sola o en combinación con otros métodos de curación convencionales, complementarios o de alternativa. Se puede usar con niños y con adultos y también ha sido utilizada con mucho éxito en la curación de animales.

La Técnica de la Mente Dinámica es sencilla de aprender y de usar. No es necesario aceptar algún sistema de creencias o de filosofía para que funcione; de hecho funcionará aunque no se crea en ella. Sin embargo, una actitud activamente negativa disminuirá su efectividad. La puedes utilizar para tí mismo o compartirla con tu familia, amigos o con aquellos que tengan necesidad.

¿CÓMO FUNCIONA?

La efectividad de la Técnica de la Mente Dinámica se basa en una teoría de que todo problema físico, emocional o mental está relacionado con la tensión excesiva del cuerpo. La teoría sugiere que la tensión se acumula en capas, con puntos focales que producen síntomas específicos. La curación comienza a ocurrir cuando se relajan las capas de tensión.

De acuerdo con esta misma teoría, cuando el cuerpo está en un estado de tensión dinámica – una especie de ola de ciclos de tensión y relajamiento – el cuerpo inmediata y automáticamente entra en un módulo de curación cuando encuentra alguna tensión extraña. Siempre y cuando se mantenga el estado dinámico, la curación es muy rápida. Durante este mismo estado la mente se recupera con rapidez de cualquier tensión y los trastornos emocionales son temporales y moderados.

Si el cuerpo entra a un estado de tensión estática – un ciclo de edificación de murallas de resistencia incrementadas – entonces se inhibe la respuesta de curación, permitiendo que florezcan las enfermedades y el malfuncionamiento, la confusión y el pensamiento negativo, o la ira y el temor.  Cualquier método que ayude a que el cuerpo cambie de un estado de tensión estática a uno de tensión dinámica liberará o estimulará la respuesta natural curativa del cuerpo.

No se tiene que aceptar la teoría para utilizar efectivamente la Técnica Dinámica.

¿POR QUÉ FUNCIONA?

Cada segmento de la Técnica de la Mente Dinámica es en sí una técnica distinta de curación. Aunque la fuente específica de estas técnicas provenga de una antigua tradición hawaiana, se encuentran técnicas similares en muchas otras partes del mundo. Se trata del efecto combinado y acumulativo de estas técnicas lo que produce los resultados sorprendentemente rápidos de TMD.

La Posición de las Manos

Se comienza la Técnica de la Mente Dinámica poniendo ambas manos juntas con solo la punta de los dedos tocándose, como si tuvieran una pelota en medio. Es una posición usada en algunos tipos de meditación para ayudar a inducir el relajamiento. Tiene también el beneficio de servir como una señal subconsciente de que un proceso de curación está por comenzar. En la práctica, la Posición de las Manos debe mantenerse durante todo el proceso con excepción del segmento de tacto.

La Afirmación

La Afirmación Básica de la Mente Dinámica, compuesta por tres partes, no es una petición ni aserción. En realidad es el reconocimiento de un problema, una declaración de expectativas y un mandato específico. Analicemos la Declaración Básica de la siguiente manera:

‘Tengo un problema…’ Es el reconocimiento de que existe algún problema. Funciona mejor si el problema se define claramente en términos de síntomas, intensidad, sensación y ubicación. El simple reconocimiento inclusive inicia a menudo el proceso de relajación.

‘…y eso puede cambiar.’ Es una declaración de expectativas, de que el problema no es permanente y de que el alivio es posible; es una idea que también es relajante.

‘Quiero que el problema se vaya.’ Este es un mandato. Si quieres pensar que lo diriges al cuerpo, al subconsciente o cualquier otra cosa, no importa. Cuando expresas un mandato que te das a tí mismo, comienza en cierta forma a surtir efecto. Esta directiva básica fue elegida porque funciona para la mayoría de las personas casi siempre.

Se puede modificar cualquier parte de la Afirmación para que produzca mayor efecto. A continuación sigue lo que ayuda a una mayor efectividad.

El Tacto

Cuando se toca el cuerpo en cualquier lugar, se estimula una respuesta de energía que afecta todo sistema físico, mental y emocional. Al tocar el cuerpo en ciertas partes y en cierta manera se puede evocar una respuesta específica que es tanto relajante como vigorizante al mismo tiempo.

La Mente Dinámica utiliza cuatro áreas específicas del cuerpo para el segmento del Tacto de la Técnica en la siguiente secuencia:

  1. El área del timo en el centro del pecho. Es sabido que el tocar en cierta forma esta área ayuda a aliviar la ansiedad, relaja los músculos del pecho y de los pulmones y estimula al sistema inmune.
  2. Los puntos HOKU de ambas manos. Estos puntos, muy conocidos en la acupuntura china, se estimulan a menudo para alivio de dolores de cabeza y se consideran que tienen un efecto revitalizante en todo el cuerpo. Están ubicados en el área dónde se forman líneas entre el pulgar y el dedo índice.
  3. La 7a. vértebra cervical (la joroba ósea en la parte superior de la espina/base del cuello.) En el trabajo hawaiano del cuerpo, el estímulo a esta área es considerado como que tiene efecto revitalizante y relajante en la parte superior del cuerpo, espina dorsal y en el área pélvica.
  4. Se podrían haber utilizado otros puntos o áreas, sin embargo éstas tienen la ventaja de que abarcan el frente, los costados y la parte posterior del cuerpo y son fáciles de alcanzar. Cada uno de estos puntos es altamente efectivo, ya sea que se utilice sólo y aún más cuando se utilizan juntos. Es necesario sólamente tocar el área general de los puntos antes mencionados para obtener el efecto adecuado. No se requiere ni masaje ni presión fuerte.

En general la Técnica de la Mente Dinámica utiliza cuatro métodos de tacto:

  1. Ligeros golpecitos.
  2. Vibración suave.
  3. Contacto prolongado (con un poco de presión)
  4. Contacto prolongado con canturreo.

Cada forma de tacto debe mantenerse contando hasta siete, no por alguna razón esotérica, sino porque es un ritmo fácil de recordar y no es ni demasiado corto ni demasiado largo.

La Respiración

La Técnica de la Mente Dinámica termina con un tipo especial de respiración llamado ‘piko-piko’ en hawaiano. Este tipo de respiración consiste en inhalar con la atención enfocada en un punto, en este caso la parte superior de la cabeza, y en exhalar con la atención enfocada en un segundo punto, en este caso los dedos de los pies. El concepto es que esto produce una ola de energía entre los dos puntos, pero en todo caso el efecto es tanto relajante como vitalizante.

La Ronda

Cada secuencia de la Afirmación, Tacto y Respiración se llama una ‘ronda’. Después de cada ronda se tiene que verificar el estado o condición del síntoma y ya sea terminar el proceso, repetir el proceso, o cambiar el proceso (generalmente mediante el cambio de la Afirmación) si la naturaleza o ubicación del síntoma ha cambiado.

Imágenes

Se pueden añadir imágenes simbólicas a la Técnica de la Mente Dinámica con muy buenos resultados. El proceso simplemente consiste en traducir el síntoma a un símbolo en la mente. Cuando se hace, se le llama una ‘llave simbólica’ o ‘llasim’ y generalmente tiene por objeto abrir una ‘cerradura emocional’, o ‘cerremo’ que ocurre cuando la resistencia emocional inhibe el proceso de curación y las palabras no son efectivas. Cuando se utiliza una llave simbólica es para insertarla después de la Afirmación y antes del Tacto.

Para muchas personas, el simple imaginarse cómo se siente el síntoma producirá un símbolo con el que se puede trabajar. Por ejemplo: ‘Se siente como un cuchillo’, ‘Como si me estuviera ahogando’, ‘Como si alguien me estuviera asfixiando’, etc.

La forma de trabajar con el símbolo es mediante el cambio de un símbolo negativo a un símbolo positivo con la imaginación. Si usamos los ejemplos anteriores se podría muy bien imaginar que se saca el cuchillo y se arroja lejos; que un salvavidas llega al rescate; que las manos dejan de apretar el cuello y desaparecen.

La idea es cambiar el símbolo en alguna forma para que la experimentación del síntoma cambie también y la situación se sienta mejor que antes. La experiencia nos ha mostrado que la repetición del cambio por tres veces seguidas es, a menudo, de mas beneficio.

Para aquellas personas que tienen dificultad en encontrar algún símbolo, es posible ayudarlas a crear uno mediante una serie de preguntas:

‘Si el síntoma tuviera forma, ¿cómo sería?’ ‘Si el síntoma tuviera color, ¿de qué color sería?’ ‘Si el síntoma tuviera peso, ¿cuánto pesaría?’

La medida que sigue sería el contar con un amigo imaginario, un ángel o cualquier otro ayudante que extiende la mano hasta el cuerpo y retira el símbolo con la forma, color y peso específicos. Nuevamente, se ha encontrado que la repetición por tres veces consecutivas mejora el efecto.

VARIACIONES

Las posibles variaciones a la Afirmación que utiliza la Técnica de la Mente Dinámica son interminables, sin embargo, las siguientes ideas han sido ya probadas con muy buenos resultados. En todos los casos las Afirmaciones van seguidas por el Tacto y la Respiración.

Afirmaciones de sensación

Entre más específicas sean, es mejor. Ejemplos:
‘Siento dolor en la tercera articulación de mi dedo meñique…’
‘Siento ansiedad/temor en mi pecho…’
‘Siento ira en mi estómago…’
‘Siento impulso de comer cuando veo la televisión… ‘
En estos casos el mandato sería: ‘Quiero que esta sensación se vaya’.

Afirmaciones de pensamiento

Estas son muy útiles cuando se trata de asuntos relacionados con el pasado o el futuro. Ejemplos:
‘Cuando recuerdo lo que pasó…’
‘Cuando pienso que tengo que dar un discurso…’

Afirmaciones habilitadoras

Se refiere a las Afirmaciones que parecen aserción y que tienen por meta reenforzar o crear el comportamiento positivo más que resolver un problema. Son sumamente efectivas después de usar la TMD para resolver cualquier asunto relacionado con problemas físicos, mentales o emocionales. Ejemplos:
‘Tengo el poder para hablar ante mucha gente sin ponerme nervioso, así es. ¡Haz que se cumpla, haz que así sea!’
‘Mi cuerpo sabe cómo deshacerse de mi exceso de grasa, lo sabe bien, y mi cuerpo está comenzando a hacerlo ahora.’

El Tonificador de la Mente Dinámica

Es útil para alivio de tensiones generales. Se puede utilizar en la mañana, noche o cuando necesario.
Utiliza la Posición de las Manos para comenzar, seguida por la Afirmación con el Tacto y la Respiración.
‘Quizá existan el temor, la ansiedad, la preocupación o la duda en mi cuerpo y en mi mente, y eso puede cambiar. Quiero que todos esos problemas se vayan.’
‘Quizá existan la ansiedad, el resentimiento, la infelicidad o la culpabilidad en mi cuerpo y en mi mente, y eso puede cambiar. Quiero que todos esos problemas se vayan.’
‘Existen el amor y la paz, la armonía y la felicidad en algún lugar de mi cuerpo y de mi mente, y eso es bueno. Quiero que esos sentimientos crezcan y se extiendan.’
‘Existen el poder y la fuerza, la salud y la vitalidad en algún lugar de mi mente y de mi cuerpo, y eso es bueno. Quiero que estas cualidades crezcan y se extiendan.’
Siéntete en libertad de cambiar las palabras de acuerdo a tus necesidades y deseos.

ANIMALES Y NIÑOS

La Mente Dinámica funciona con los animales y los niños o con aquellas personas que no pueden seguir la técnica por sí mismos.

Paso 1
Establece una armonía emocional con los animales o la persona a quien se va a ayudar. Se puede hacer mediante el uso de palabras amables y caricias, tocando con mimos o abrazos.

Paso 2
Durante el tiempo que se mantiene el contacto físico con el animal o la persona en una manera reconfortante, haz una Afirmación a nombre del que se va a ayudar. Ejemplo:
‘(El nombre del animal o la persona) tiene un problema y eso puede cambiar. (El nombre) quiere que el problema se vaya.’

Paso 3
Toca al animal (suponiendo que es un mamífero) o a la persona en una forma preferente en el pecho, en cada articulación de los hombros y en la parte posterior del cuello. Si es muy difícil tocar la parte posterior del cuello, toca el pecho nuevamente.

Paso 4
Haz la Respiración con una mano en contacto con la parte superior de la cabeza del animal o la persona cuando inhalas y la base de la espina dorsa (o articulación de la cadera) cuando exhalas.

INDICACIONES Y SUGERENCIAS

  1. Utiliza una ‘Escala de Intensidad’. Escoge un número para que represente la intensidad del problema antes de utilizar TMD, tomando el 0 como que no hay problema y el 10 como un problema grave, y después elige otro número después de cada ronda para verificar el progreso.
  2. De ser posible, utiliza sensaciones o sentimientos específicos al describir el problema y no designaciones abstractas. ‘Tengo un resfriado’ es abstracto; ‘tengo la nariz tapada’ es específico. ‘Estoy enojada’ está bien; pero ‘Siento enojo en my plexo solar’ es mejor.
  3. Si el dolor u otro síntoma cambiara de lugar después de una o más rondas de TMD, supón que la nueva ubicación representa un síntoma distinto sobre una capa de tensión diferente, ya sea que el síntoma sea del mismo tipo que el primero o no. Por ejemplo, una sesión de TMD puede comenzar con un dolor en el pecho cuando se hace la primera ronda y cambiar a un dolor en el hombro o temblores en las piernas a la siguiente ronda.
  4. Si el síntoma físico no cambiara para nada después de las tres rondas de TMD, supón que hay involucramiento de alguna emoción suprimida, ya sea que exista consciencia de tal emoción o no. En general se debe suponer temor o ira mediante pruebas y experimentos. Utiliza Afirmaciones como ‘Quizá la ira existe en mi hombro’ o ‘Mis ojos quizá sientan temor de algo.’
  5. Cuando la TMD no funcione para nada, utiliza alguna otra cosa o combina la TMD con otro enfoque.

Usos para la Técnica de la Mente Dinámica

He aquí una lista parcial de casos en que se ha utilizado la Mente Dinámica con éxito:

Alivio de Padecimientos y Dolores Físicos

  • Espalda (superior, media y baja)
  • Hombros
  • Articulaciones
  • Músculos (incluyendo mialgia)
  • Jaquecas y migrañas
  • Dolor y rigidez de cuello
  • Malestar de los ojos
  • Dientes, encías y quijada
  • Huesos
  • Piel
  • Corazón
  • Tendones
  • Uterinos, vaginales y cervicales
  • Dolor generalizado

Alivio de otros Padecimientos Físicos

  • Entumecimiento y hormigueo
  • Artritis (dolor, hinchazón, rigidez)
  • Cáncer (alivio de dolor, náusea por el tratamiento, asuntos emotivos relacionados)
  • Rigidez (articulación y músculo)
  • Padecimientos de la piel (Dermatitis, eczema, roncha, hinchazón, comezón)
  • Síntomas alérgicos
  • Nausea (incluyendo mareos)
  • Manejo del peso (control de impulsos)
  • Zumbido de oídos
  • Presión de oídos
  • Estremecimientos diabéticos
  • Síntomas de resfríos, sinus y gripe
  • Falta de respiración
  • Fatiga y agotamiento
  • Debilidad
  • Vahídos y vértigo
  • Nerviosidad y energía excesiva
  • Sensaciones excesivas de rubor o calor
  • Síntomas de menopausia (incluyendo rubores (fogaje)
  • Insómnia
  • Mejora de la visión (miopía, hipermetropía, distorsión)
  • Estrés y tensión física general

Sentimientos y Dolores Emocionales

  • Ansiedad (específica y generalizada)
  • Ira y resentimiento
  • Culpabilidad y aflicción
  • Infelicidad
  • Depresión
  • Pérdida
  • Abandono
  • Traición
  • Tristeza
  • Abuso
  • Estrés y tensión general

Dolores y Asuntos Mentales

  • Duda
  • Confusión
  • Indecisión
  • Conflicto
  • Preocupación
  • Auto-valoración y auto-estima
  • Crítica y pensamientos negativos
  • Pesadillas
  • Autismo

Estrés y tensión mental generalizada

  • Hábitos
  • Morderse las uñas
  • Fumar
  • Eneuresia (orinarse en la cama)
  • Ingestión de alcohol (control del impulso)

Ho’oponopono es una palabra hawaiana que se ha difundido en todo el mundo. Desafortunadamente, la mayoría de las veces se la malinterpreta, se la entiende mal y se la explota cada vez más. Recientemente, la versión francesa de mi libro, Urban Shaman , que se llamaba Chaman Aujourd’hui (‘Chamán de hoy’), recibió una nueva portada y un nuevo título, Huna: a la Source d’Ho’oponopono (Huna: la fuente del Ho’oponopono ‘). Lo cual me sorprendió mucho, ya que la palabra ho’oponopono no aparece mencionada en ninguna parte del libro. Un estudiante mencionó, incluso, haber visto ‘botellas azules de ho’oponopono’ en una librería.

Vayamos a la fuente.

El Diccionario Hawaiano, escrito por Mary Kawena Pukui y Samuel Elbert, define ho’oponopono como ‘poner en orden; poner en orden o dar forma, corregir, revisar, ajustar, enmendar, regular, organizar, rectificar, ordenar, emprolijar, administrar, supervisar, responsabilizarse, editar, trabajar con cuidado y pulcramente; prepararse, como lo hacen los piragüistas cuando se preparan para atrapar una ola ‘.

En los libros escritos en hawaiano a menudo encontramos una oración del estilo de: E ho’oponopono i ka hale a me ka pa (‘Ordena la casa y limpia el patio’. Este es el uso más común de la palabra en hawaiano.

En 1972, el Queen Liliuokalani Children’s Center y el Liliuokalani Trust publicaron un libro de Mary Kawena Pukui llamado Nana I Ke Kumu (‘Mira la fuente’), destinado a ser ‘un libro sobre la fuente de las prácticas, los conceptos y las creencias de la cultura hawaiana’. En la página 60 de ese libro, Pukui presenta el concepto de ho’oponopono.

Además de las definiciones del diccionario, Pukui agrega el significado de ‘restaurar y mantener buenas relaciones en la familia y entre los poderes familiares y sobrenaturales’. Agrega también que es: ‘el encuentro familiar específico durante el cual las relaciones se ‘arreglan correctamente’ a través de la oración, la discusión, la confesión, el arrepentimiento y la restitución y el perdón mutuos’. Luego pasa a dar ejemplos de casos de estudio y detalles de cómo es la práctica. La modalidad práctica que presenta es la de su propia tradición familiar, que se convirtió en lo que podría llamarse la forma ‘clásica’ del ho’oponopono para la reconciliación familiar y grupal.

En 1976 (según los sitios web de Wikipedia y Amazing Women In History) la sanadora hawaiana Morrnah Simeona creó un nuevo sistema de ho’oponopono, que si bien estuvo influenciado por sus estudios sobre el cristianismo, las filosofías orientales y las obras de Edgar Cayce, se basó esencialmente en su profunda espiritualidad y amplio conocimiento de las tradiciones hawaianas. La diferencia fundamental de su sistema reside en que fue diseñado para la práctica individual, sin la necesidad de un grupo.

La práctica básica diseñada por Morrnah consistió simplemente en expresar perdón por algo en nombre de otra persona. Ella solía ​​visitar los campos de batalla y perdonaba toda la ira, el dolor y el sufrimiento que habían ocurrido allí, y caminaba por la calle conectándose con las personas que habían introducido monedas en los parquímetros y pedía perdón en su nombre. Como ella misma dijo: ‘Limpia, borra, borra y encuentra tu propio Shangri-La. ¿Dónde? Dentro de ti. El proceso es esencialmente sobre la libertad, la completa libertad del pasado’. Su trabajo está siendo continuado por el Dr. Hew Len, quien ha puesto énfasis en extender la propia identidad para incluir en ella  a cualquier persona o cosa que necesite sanación. Desarrolló la fórmula: ‘Lo siento. Por favor, perdóname. Gracias. Te amo’. Al repetir estas frases, se suponía que una persona conectaba su propia luz con la luz de la Fuente Divina y, con el tiempo, se disolvían los patrones disarmónicos en el subconsciente. Hoy en día, afuera de Hawai, esta es probablemente la versión más conocida del ho’oponopono como práctica de sanación.

En la década de 1980 comencé a enseñar ho’oponopono como una técnica de reconciliación, de la manera en que la aprendí de la familia Kahili, desde la década de 1950, y en el año 2000 publiqué el libro Instant Healing (Curación Instantánea) en el que incluí un capítulo que describe esta técnica. Para diferenciarlo de otras formas de ho’oponopono lo llamé Kupono. Tiene modalidades grupales e individuales. La modalidad grupal se asemeja a la versión de Pukui, pero la modalidad individual está orientada a resolver problemas individuales.

Sin duda, hay otras formas de ho’oponopono disponibles ahora, pero estas son las que más conozco. Lo importante es saber que el concepto de ho’oponopono se basa en una antigua tradición hawaiana y, además, que la palabra no significa ‘perdón’. Significa ‘arreglar las cosas’ de una manera moralmente correcta, independientemente de cómo se lo haga.

Después de haber realizado durante muchos años un análisis cuidadoso de lo que habitualmente se consideran ‘estados de vigilia’ y ‘estados de sueño’, he llegado a la conclusión de que estamos soñando todo el tiempo, incluso cuando estamos completamente despiertos. A este respecto, quiero decir que al mismo tiempo que estamos lidiando despiertos con la vida, también estamos soñando. Además, se debe tener en cuenta que, en mi opinión, imaginar y soñar son idénticos. Eso no significa que los sueños son ‘solo’ imaginación, sino que imaginar es soñar.

Cuando estamos completamente enfocados en lo que consideramos, en general, como nuestro entorno externo, no somos conscientes de que estamos teniendo estos otros sueños. Pero cuando dejamos de lado ese foco estrecho, estos sueños aparecen en nuestra conciencia, a veces como breves pensamientos sobre cosas que no están relacionadas con lo que estamos haciendo o con el lugar en el que estamos. En otros momentos aparecen como ricos sueños diurnos que se despliegan en forma simultánea con nuestras actividades diarias. Otras veces, surgen como escenarios completos que se superponen a nuestro mundo externo o que, incluso, nos sacan afuera de él. De hecho, si el enfoque externo es lo suficientemente estrecho, automáticamente pasamos a un estado de sueño. En esto se basan muchas técnicas de meditación y de hipnosis, y es el motivo por el cual a los pilotos se les enseña a ‘movilizar’ su foco de atención cuando miran objetos en el suelo, para que no entren en trance por enfocarse en una sola cosa.

Al estudiar los sueños y el soñar, me ha sido útil clasificar la conciencia en términos de modo A, modo B y modo C.

El modo A es el estado de conciencia despierta con los ojos abiertos.

A1: Conciencia y/o atención sobre tu entorno.
Ejemplo: Mira a tu alrededor donde quiera que estés, mientras lees esto.

A2: Con los ojos abiertos piensa en algo con menor o con ninguna conciencia del medio ambiente. Esto incluiría el soñar despiertos con los ojos abiertos.
Ejemplos: leer un libro o conducir un automóvil mientras planeas una fiesta o simplemente fantaseas.

A3: Con los ojos abiertos siente algo que no está físicamente presente. Esto incluiría estados de hipnosis con ojos abiertos, varios tipos de visiones, algunos tipos de sonambulismo y el uso de pensamientos-formas. Las experiencias a menudo se llaman alucinaciones, pero no me gusta esta palabra porque implica enfermedad mental, y este estado puede ser experimentado por personas perfectamente sanas.
Ejemplos: sonidos que algunas personas escuchan en antiguos campos de batalla; actores que en el escenario utilizan accesorios imaginarios; sujetos hipnóticos que interactúan con objetos y personas que nadie más puede ver, visiones que algunas personas tienen de otros tiempos y lugares.

El modo B es el estado de conciencia despierto con los ojos cerrados.

B1: Conciencia y / o atención sobre tu entorno.
Ejemplos: cierra los ojos y determina de dónde proviene un sonido; o cierra los ojos y toca algo y descubre qué es sin mirarlo.

B2: Con los ojos cerrados piensa en algo con menos o con ninguna conciencia del medio ambiente. Esto incluiría hipnosis con los ojos cerrados, visualizaciones guiadas con los ojos cerrados, recuerdos de eventos y ciertos tipos de meditación.
Ejemplo: cierra los ojos e imagina que estás caminando por Disneylandia con Mickey Mouse, ya sea que alguna vez hayas estado allí o no.

B3: El estado que generalmente precede al sueño con los ojos cerrados, pero que también puede ser utilizado para realizar ciertos tipos de meditación. Puede incluir imágenes vagas y pensamientos dispersos, imágenes claras y otras percepciones sensoriales que no forman parte del entorno externo, secuencias de sueños e ideas repentinas. Solo se distingue del dormir y del soñar completo porque se mantiene la conciencia y la conexión con el entorno externo, por leve que sea. A menudo se lo llama estado hipnagógico, pero tampoco me gusta esta palabra, porque es demasiado vaga y limitada.
Ejemplo: 26 de enero 2016- Mientras estaba muy consciente de que mis ojos estaban cerrados, apareció una imagen repentina y muy clara de una mujer que sostenía una gran bandeja con pollo asado y papas, que me miraba de manera inquisitiva. ‘¿Qué es esto?’ pregunté. ‘Lo ordenaste’, dijo ella. ‘No, no lo hice’, respondí. ‘No como papas’. Ella no dijo nada más y simplemente se desvaneció.

El modo C es el estado completo, con los ojos cerrados, durmiendo / soñando.

C1: Experiencias de sueños que son confusas y poco claras. Ejemplo de mi diario de sueños 10/05/73: ‘Soy parte de una familia extraña. Alguien llega a la puerta. Dion ha dado un espectáculo (?) Y exploro brevemente hacer una broma (?) Una mujer viene a la puerta a pedirnos que vayamos a algún lugar para ayudar a alguien, pero nos han advertido que es una trampa. El resto de la familia tiene problemas para ponerse los pantalones hasta que los enderezo. Un niño gordo con ropa deportiva color caqui casi oculto (?) ‘

C2: Experiencias oníricas que son claras y parecen tener una consistencia interna, por extrañas que puedan ser en comparación con el modo A.
Ejemplo de mi diario de sueños 7/4/81: ‘Una emperatriz china necesita mi ayuda. Un joven se ha escapado sin saber que es el heredero del trono. Una especie de criminal lo persigue por algo que el joven tiene. La emperatriz muere y se vuelve aún más imperativo encontrar al niño que, sin saberlo, es un emperador. El criminal atrapa al niño y está a punto de dañarlo cuando aparezco como Superman y agarro la mano del “criminal ‘.

C3: Sueños que son excepcionalmente vívidos. Esto parecería indicar un grado mucho mayor de enfoque.
Ejemplo de mi diario de sueños 29/04/73: ‘Estoy excavando en el lecho seco de un río. Primero encuentro jaspe, luego trozos gigantes de amatista y otras gemas. Tres hombres se detienen para unirse conmigo y comienzan a cortar gemas, usurpando mis piezas (vívidamente claro y con un fuerte sentido del tacto) ‘

Una de las formas de considerar el comportamiento humano es verlo como motivado por la búsqueda del placer y la evitación del dolor. Desde este punto de vista, existen tres tipos de placer, que buscamos, y tres tipos de dolor, que evitamos siempre que nos sea posible.

Todos experimentamos uno de estos tipos de placer y uno de estos tipos de dolor de la misma manera, por eso no nos detendremos mucho en ellos. Estos son el placer físico de la relajación y el dolor físico de la tensión. Desde nuestra perspectiva estos son la esencia de todos los placeres y dolores. De manera que en este artículo me explayaré un poco más en los otros dos conjuntos.

Los otros dos tipos de placer son: el placer emocional de sentirse eficaz y el placer emocional de sentirse conectado. Los otros dos tipos de dolor son: el dolor emocional de sentirse impotente y el dolor emocional de sentirse aislado. Si bien todos compartimos estos sentimientos, no todos los sentimos de la misma manera.

Las personas se sienten efectivas de diferentes maneras y por diferentes razones y también se sienten conectadas de diferentes maneras y por diferentes motivos. Sentirse efectivo es asociado con sentirse poderoso y sentirse conectado se asocia con sentirse amado. Pero la gente puede complicar mucho estas simples ideas.

Cuanto placer sentimos y qué tipo de comportamiento lo genera depende de dos factores: autoconfianza y autoestima. Para abreviar, los llamaré confianza y estima. Cuanta mayor confianza y mayor estima experimentemos en relación con las diferentes áreas de la vida, más eficaces y más conectados nos sentiremos y, por lo tanto, mayores serán nuestras oportunidades de experimentar placer. Esto incluya las áreas de la salud, la riqueza, las relaciones y el éxito.

Por contraste, cuanta menos confianza y estima tengamos y más reducidas las áreas en las que las sintamos, menores serán las oportunidades de experimentar placer. Sin embargo, el impulso hacia el placer sigue allí. Por ejemplo, podemos tener mucha confianza y estima en el trabajo pero no en el juego, o en el juego pero no en el trabajo.

Ahora inventaré algunos porcentajes, para que todo esto sea más fácil de entender. Nunca he sabido de alguien que haya tenido o que tenga 100% de confianza y de estima en todas las áreas de su vida, así que ignoraremos eso. Y cualquiera con un 75% es tan excepcional que ignoraremos eso también. Eso deja al grupo del 50%, que llamaré ‘promedio’ y al grupo del 25% que llamaré ‘ por debajo del promedio”. El grupo con 50% de confianza y de estima en todas las áreas es el más numeroso teniendo en cuenta nuestro propósito.

Cuando experimentamos efectividad en alguna medida, en algún área de la vida, sobreviene una suba repentina de placer que yo llamo ‘oleada de poder”. Típicamente, en el grupo del 50%, esto sucede cuando solucionamos un problema, resolvemos un conflicto, terminamos una tarea, alcanzamos un objetivo, ganamos un juego o cuando nos identificamos con otra persona que ha logrado esas cosas, ya sea a través de un libro, la televisión, una película, o un evento competitivo.

Nos pasa, también, cuando adquirimos nuevos conocimientos (el efecto ‘Aha!’) y cuando compartimos conocimientos con alguien que reacciona de esa manera. El ‘subidón’ puede ser tan leve que cueste notarlo, como cuando compartimos un chisme; o tan grande que nos hace salvajemente felices, nos produce un estado de gracia o de transformación, como cuando nuestra vida se llena súbitamente de nuevas e inimaginadas posibilidades.

En aquellas áreas de la vida  en donde nuestra confianza y estima no son tan altas, las “oleadas de poder”, pueden surgir cuando criticamos, rompemos las reglas (incluso aquellas que formulamos para nosotros mismos), cuando vemos cómo otros pierden, nos vengamos mezquinamente, forzamos a alguien a hacer algo que no quiere hacer o que no había planeado hacer, o engañamos. En el grupo del 50% estas formas de “olas de poder” tienen un efecto relativamente menor.

En el grupo del 25%, sin embargo, en donde los sentimientos de impotencia y de aislamiento son mucho más intensos, la necesidad de llenarse de poder puede tomar un giro mucho más oscuro. Aquí es donde aparece el vandalismo, el robo, abusos de todo tipo, ataques mortales contra personas inocentes que simbolizan algo percibido como malo o que se encuentran en el camino de la propia rabia, asesinato por encargo,  explotación extrema, etc.

Esto se debe a que cuanto mayor es la sensación de impotencia y de aislamiento, mayor es la necesidad de alimentar los flujos de poder con ira, cosa que distorsiona los medios utilizados para sentirse eficaz. La decisión respecto de qué hacer viene justo después de elegir si se culpará a otros o a sí mismo por los propios sentimientos. En el nivel del 25%, culparse a sí mismo a menudo lleva al suicidio. Culpar a otros lleva a la ira, que frecuentemente daña a los demás. Pero cuando la sensación de aislamiento es mucho más fuerte que el sentimiento de impotencia, surge, por lo general, un modo desapasionado de herir a los demás, el modo que vemos en asesinos y en terroristas.

Cuanto más desconectadas están las personas del amor, la amistad, el compañerismo, la apreciación, o del reconocimiento más miedo sienten. A medida que aumenta el miedo, también aumenta la necesidad de conexión. A veces esto se expresa a través del intento  de sobresalir de alguna manera, o bien de ser diferentes o especiales. En los casos más leves puede involucrar el fanfarroneo, la mentira en relación a los propios logros o a las conexiones personales, el comportarse o vestirse de manera escandalosa, o la realización de alguna hazaña para llamar la atención. Si a esto se le añaden suficientes sentimientos de impotencia, el impulso natural para conectar sufre una transformación y aparece lo que yo llamo ‘mordiscos de amor.’ Estos son intentos de control disfrazados de expresiones de amor.

Algunos ejemplos son los comportamientos que tienen que ver con los celos. Mucha gente tiene la idea de que los celos son indicadores de amor, cuando no tienen nada que ver con eso. Ya sea que los celos surjan por lo que hace otra persona o se haga algo para provocarlos, los celos indican en realidad un sentimiento de ira impotente y un intento de controlar el comportamiento de otra persona.

En esta misma línea está el demandar a un amigo o a un amante que sea capaz de leer tu mente, y el requerir que otros hagan algo tonto o peligroso para demostrar que te aman. Las relaciones de co-dependencia, donde una de las partes es la necesitada y la otra la dominante, al igual que las relaciones sadomasoquistas, tienen que ver con mordeduras de amor, no con amor.
Los brotes de poder negativos y los mordiscos de amor son muy comunes, y aunque dan breves oleadas de placer personal, su efecto global es que producen más dolor y echan a perder la vida. Para disminuir la necesidad de recurrir a ellos, existen soluciones complejas, costosas y a largo plazo. También existen soluciones cortas, simples, dulces y baratas.

Aquí presento algunas de las que nos gustan:

‘Bendice el presente’: busca lo bueno de las personas, los lugares y las cosas a tu alrededor todos los días y reconócelas. Esto te ayudará a sentirte más conectado/a de una manera saludable.

‘Confía en ti mismo’: date crédito por haber sido capaz de hacer lo mejor posible en cualquier situación. No necesariamente lo mejor que podrías haber hecho, pero si lo mejor que pudiste hacer en cada momento. Esto te ayudará a aumentar tu autoestima.

‘Espera lo mejor’: porque esperar lo mejor abre las puertas a nuevas posibilidades, y esperar lo peor las cierra. Esto te ayudará a aumentar tu autoconfianza.

Por supuesto, algunas personas pensarán que esto es demasiado fácil como para que funcione. El hecho es, sin embargo, que cuanto menor sea tu confianza y tu estima, más difícil te resultará hacerlo. Funcionará, pero este proceso requiere que asumas la responsabilidad sobre tu propio comportamiento y tomes la decisión de cambiarlo. Lo siento por eso. Es muy simple y muy difícil, pero la posibilidad de que tengas más placer que dolor en tu vida hace que valga la pena.

El espíritu de Aloha es una conocida referencia a las actitudes de amistosa aceptación por las cuales son tan famosas las islas de Hawaii. Ahora bien, también se refiere a una forma poderosa de resolver cualquier problema, cumplir cualquier meta y también lograr cualquier estado de la mente o del cuerpo que sea deseado.

En el lenguaje hawaiiano, aloha quiere decir mucho más que simplemente ‘hola’ o ‘hasta luego’ o ‘amor’. Su sentido más profundo implica ‘la alegría (aho) de compartir (alo) energía vital (ha) en el presente (alo)’.

En la medida en que se comparte esta energía uno se sintoniza con el Poder Divino, al que los hawaianos llaman mana. El usar con amor este poder increíble es el secreto que nos lleva al logro de la verdadera salud, felicidad, prosperidad y éxito.

La manera de sintonizarse con este Poder y de hacer que sea efectivo es tan simple, que quizás más de uno se sienta tentado a descartarla, por ser demasiado fácil para ser verdadera. Por favor, no se deje engañar por las apariencias.

Esta es la técnica más poderosa del mundo y, aunque es extremadamente simple, quizás no resulte fácil porque hay que acordarse de hacerla y hay que hacerla mucho. Es un secreto que se le ha dado a la humanidad una y otra vez y aquí está, una vez más, en otra forma:

Bendiga a todos y a todo aquello que representa lo que quiere. 

Eso es todo lo que hay que hacer.

Algo tan simple, sin embargo, necesita de alguna explicación.
Bendecir algo implica dar reconocimiento o énfasis a una cualidad positiva, a una característica o condición, con la intención de que aquello que es reconocido o enfatizado se incremente, perdure o comience a ser.
Bendecir es efectivo para cambiar la vida o para obtener lo que se quiere por tres razones:

La primera de todas es que al enfocar la mente en lo positivo se activa la fuerza positiva y creativa del Poder.

Segunda, moviliza hacia afuera la propia energía permitiendo así que más Poder pase a través de uno.

Tercera, cuando se bendice en beneficio de otros en lugar de hacerlo directamente en beneficio propio, se tiende a sortear cualquier temor inconciente que exista respecto de lo que se quiere para uno, y al mismo tiempo el mismo foco de la bendición actúa para que se incremente el mismo bien en la vida de uno.

Lo que es realmente hermoso de este proceso es que las bendiciones que se dan a otros ayudan tanto a otros como a uno mismo.

Se puede bendecir a través de imágenes o tocando, pero la manera más usual y fácil de hacerlo es con palabras. Las clases principales de bendiciones verbales son:

Admirar – Esto consiste en alabar o elogiar algo bueno que se haya notado. Por ej.: ‘Qué linda puesta de sol; me gusta ese vestido; eres tan divertido.’

Afirmar– Esta es una declaración específica de bendición para incrementar o hacer durar algo. Ej.: ‘Bendigo la belleza de este árbol; bendecida sea la salud de tu cuerpo.’

Apreciar – Esta es una expresión de gratitud por la existencia de algo bueno o porque algo bueno ha ocurrido. Ej.: ‘Gracias, Dios, por ayudarme; doy gracias a la lluvia por nutrir la tierra.’

Anticipar – Esta es una bendición para el futuro. Ej.: ‘Vamos a tener un gran picnic; bendigo el aumento de tus ingresos; agradezco mi perfecta pareja; te deseo un feliz viaje; que el viento esté siempre del lado de tu espalda.’

Para obtener mayores beneficios de las bendiciones, tendrá que cortar con una cosa que las niega, tendrá que dejar de hacer algo: maldecir.

Esto no quiere decir dejar de ‘jurar’ o de decir ‘malas’ palabras. Maldecir es lo opuesto a bendecir, o sea, criticar en lugar de admirar, dudar en lugar de afirmar, culpar en lugar de apreciar y preocuparse en lugar de anticipar con confianza.

Cuando se hace cualquiera de estas cosas se tiende a cancelar en alguna medida los efectos de la bendición. De manera que cuanto más se maldice más costará y más tiempo llevará obtener el beneficio de la bendición. Por otra parte, cuanto más se bendiga menos daño podrá hacer cualquier maldición.

Algunas ideas para bendecir varias necesidades y deseos:

SALUD – Bendiga a gente saludable, a animales y aún plantas; cualquier cosa que está bien hecha o bien construida; y cualquier cosa que exprese energía abundante.

FELICIDAD – Bendiga todo lo que es bueno, o lo bueno que está en toda la gente y todas las cosas; todas las señales de felicidad que vea, escuche o sienta en la gente o en los animales; y todas las potencialidades de felicidad que note a su alrededor.

PROSPERIDAD – Bendiga todos los signos de prosperidad en su medio ambiente, incluyendo cualquier cosa que el dinero haya ayudado a construir o hacer; todo el dinero que tenga en cualquiera de sus formas; y todo el dinero que circula en el mundo.

ÉXITO – Bendiga todas las señales de logro y cumplimiento (como edificios, puentes y eventos deportivos); todos los arribos a destino (de barcos, planes, trenes, autos y gente); todos los signos de movimientos hacia adelante o persistencia; y todas las señales de disfrute o diversión.

SEGURIDAD – Bendiga todas las señales de seguridad en la gente y animales; todas las señales de fortaleza en la gente, los animales y los objetos (incluyendo acero y cemento); todos los signos de estabilidad (como montañas y árboles altos); y todas las señales de poder con propósito (incluyendo máquinas grandes, cables de electricidad).

AMOR Y AMISTAD – Bendiga todas las señales de atención, cuidado, compasión y respaldo; todas las relaciones armoniosas en la naturaleza y la arquitectura; todo lo que está conectado o que toca suavemente a algo; todos los signos de cooperación, como en juegos o trabajo; y todos los signos de risa y diversión.

PAZ INTERIOR – Bendiga todas las señales de silencio, calma, tranquilidad y serenidad (tales como agua o aire quietos); todas las visiones distantes (horizontes, estrellas, la Luna); todas las señales de belleza visuales, de sonido o al tacto; colores y formas nítidas; los detalles de objetos naturales o fabricados.

CRECIMIENTO ESPIRITUAL – Bendiga todas las señales de crecimiento, desarrollo y cambio en la Naturaleza; las transiciones del amanecer y del anochecer; el movimiento del sol, la luna, los planetas y las estrellas; el vuelo de los pájaros en el cielo; y el movimiento del viento y el mar.

Las ideas previas son a modo de guía, para el caso de que no se tenga práctica en bendecir, pero no se limite a ellas. Recuerde que cualquier cualidad, característica o condición puede ser bendecida (ej., puede bendecir postes finos y animales delgados para fomentar la pérdida de peso), ya sea que exista, haya existido o que exista solamente en su imaginación.

Personalmente he usado el poder de la bendición para curar mi cuerpo, aumentar mis ingresos, desarrollar muchas habilidades, crear una relación de profundo amor con mi esposa e hijos, y para establecer una red mundial de hacedores de paz que trabajan con el espíritu de aloha. Es debido a que ha funcionado tan bien para mí que quiero compartirlo con Ud.

COMO AUMENTAR SU PODER PARA BENDECIR

Existe una técnica practicada por chamanes hawaianos, que incremente el poder para bendecir a través del aumento de la energía personal.

Consiste en una sencilla forma de respiración que es también util para enraizarse (grounding), centrarse, meditar y lograr sanación. No requiere de un lugar ni de postura especial, y se puede realizar estando quieto o en movimiento, en actividad o en reposo, con los ojos abiertos o cerrados.

En hawaiiano esta técnica se llama pikopiko, piko quiere decir tanto coronilla como ombligo.

LA TÉCNICA

1. Repare en su respiración natural. La misma puede experimentar un cambio por la atención que le presta, eso está bien.

2. Localice su coronilla y ombligo a través de la atención o del tacto.

3. Ahora, mientras inhala ponga su atención en la coronilla y mientras exhala, ponga su atención en el ombligo. Continúe respirando de esta manera todo el tiempo que quiera.

4. Cuando se sienta relajado, centrado y/o energizado comience a imaginar que está rodeado de una nube invisible de luz o de un campo electromagnético, y que su respiración aumenta la energía de esta nube o campo.

5. Mientras bendice, imagine que rodea al objeto de su bendición con la misma energía que lo rodea a Ud.

VARIACIONES

a) En lugar de coronilla y ombligo, lleve la atención de hombro a hombro o de cielo a tierra.

b) Para ayudar a enfocar el campo de energía, imagínelo de algún color, como un tono o cuerda, o como un hormigueo.

LA FILOSOFÍA ALOHA

1. IKE: El mundo es lo que uno piensa que es.
2. KALA: No existen límites.
3. MAKIA: La energía fluye hacia donde va la atención.
4. MANAWA: El momento del poder es ahora.
5. ALOHA: Amar es estar feliz con algo.
6. MANA: Todo el poder viene del interior de uno mismo.
7.PONO: Lo efectivo es la medida de lo verdadero.

Cuando hablo de hábitos, me refiero tanto a los patrones de conducta personal, como a los patrones de relación y a las circunstancias repetitivas. No digo con ello que alguien necesariamente crea todos estos patrones.

Digo, más bien, que dichos patrones no se repiten solos, sin nuestra ayuda. La solución por lo tanto, no es culpar a los demás, a la suerte o al destino. La solución es cambiar nuestra propia conducta de alguna manera. Lo que nos lleva al primer punto.

El factor más importante para cambiar algún tipo de hábito es la motivación. La motivación es algo que no se comprende muy bien, porque incluye dos conceptos diferentes, pero relacionados, conceptos que son igualmente vitales para cambiar un hábito eficazmente.

El primer concepto es el deseo. Para cambiar un hábito, tienes que querer algo diferente a lo que tienes. Esto generalmente se llama un ‘motivo’, una razón para hacer un cambio. Lo más común es el deseo de alejarse de algún tipo de dolor.

Esta forma de deseo es la más débil, debido a que se necesita mucha más energía para alejarse de algo que para acercarse a algo. Explicaré esto un poco más adelante. Por ahora, ten en cuenta, que estar motivado a algo tiene más poder e implica menos esfuerzo, que estar motivado en contra de algo.

Parto del supuesto de que quieres cambiar un hábito o una situación habitual. Así que piensa en lo que te gustaría tener en lugar de lo que tienes, y luego en los beneficios que depara aquello que te gustaría, y es eso! Ahí lo tienes! Tu motivo!

Sin embargo, esto es sólo la primera mitad de la primera parte. La segunda mitad de la primer parte viene del otro aspecto de la motivación: la acción. No importa cuán positivo o valioso sea el motivo, nada cambia si no accionamos.

Si deseas dejar de fumar, tienes que hacer todo lo que te ayude a dejar de fumar, y luego, en algún momento, realmente dejar de hacerlo. Si deseas mejorar tus relaciones, tienes que aprender a relacionarte mejor y actuar en consecuencia.

Si no ser exitoso fuera un hábito, entonces tendrías que aprender todo lo posible acerca de las personas que tienen éxito, y hacer algo parecido, con tu propia modalidad. Lo mismo ocurre con la infelicidad, si fuera un hábito. Estudia y practica lo que hace la gente feliz.

 Ahora hemos llegado a la parte realmente difícil: accionar. Los hábitos, incluso los malos, resultan cómodos, ya que son fáciles de hacer y deparan pocas sorpresas. Los nuevos hábitos tienden a ser incómodos, porque lleva tiempo desempeñarlos con habilidad y por lo general traen un montón de sorpresas.

Por cierto, para beneficio de cualquier persona que todavía no lo sabe, uno no puede deshacerse de los malos hábitos. Sólo podemos cambiarlos por hábitos nuevos. Los fumadores aprenden a ser no fumadores. La gente poco exitosa aprende a tener éxito. La gente infeliz aprender a ser feliz.

Es el momento de echar un vistazo a lo que se necesita para cambiar un hábito, una vez que ya sabemos lo que queremos y se ha iniciado el proceso. El siguiente paso es la concentración. Necesitas practicar la nueva forma de pensar, sentir y actuar hasta convertirla en algo habitual.

Algo que nos ayuda respecto de la concentración es que el deseo de cambiar sea fuerte. ¿Cuánto quieres realmente los beneficios ligados al cambio? Si descubres que los beneficios de no cambiar superan a los beneficios de cambiar, para ti al menos, nada de lo que pruebes funcionará.

Puedes aumentar el nivel del deseo -y por lo tanto de la concentración- imaginando los beneficios en forma detallada y permitiendo que surja la excitación que viene con ello. También puedes recordarte a ti mismo estos beneficios de otras maneras, todas las que te sean posibles, ya que son fáciles de olvidar en medio de los viejos hábitos o bajo estrés.

Después de la motivación y de la concentración, el tercer aspecto es la confianza. Esto significa no permitir que la duda te frene o que te lleve a rendirte. Ello no quiere decir estar completamente libre de dudas. Incluso Superman tiene sus dudas. Tener dudas no es el problema.

Que sea un problema depende de lo que hagas con ellas cuando aparecen. Mucha gente las toma como una señal de fracaso, cuando sólo son una señal de que iniciaste un cambio. Les quitas poder cuando las ignoras, las dejas ir o las sustituyes.

¿Con qué las reemplazas? Con palabras positivas (como afirmaciones fuertes, decisiones o instrucciones que te das a ti mismo), con imágenes positivas (de los beneficios, o de cómo serás cuando tengas los nuevos hábitos), y sentimientos positivos (basados en buenos recuerdos y buenas expectativas).

Otra cosa excelente que ayuda a debilitar las dudas es el aprecio por uno mismo. Bríndate reconocimiento positivo por cada pequeño paso adelante e ignora o declara poco importante cualquier retroceso. Dale a los pequeños pasos hacia delante la misma importancia que a los pasos gigantes. Como dijo una vez un viejo sabio: si quieres cambiar tu vida, tienes que cambiar tu vida.

Para comprender cómo podemos manifestar nuestras metas es necesario saber qué es una meta. Para ello, podemos ver lo que ocurre en los deportes. El fútbol es un buen ejemplo. En este juego se apunta a un objetivo[1] al extremo de la cancha. Eso es todo. Pero alcanzar dicho objetivo no es el propósito del juego. El propósito del fútbol es jugar el partido. El gol es un marcador que indica cuán bien se juega y, de acuerdo con las reglas de este deporte, el equipo que hace más goles gana el partido. Pero ganar tampoco es la meta. Es sólo otro tipo de marcador, porque después se juegan otros partidos. Es bueno tener marcadores, porque nos ayudan a guiar nuestra vida y nos dan algo a lo que aspirar.

Tener marcadores o metas no es lo mismo que una resolución, aunque mucha gente confunde una cosa con la otra. Una resolución es una decisión de hacer o no hacer algo, por ejemplo “en el 2013 haré más ejercicio físico”. Una meta es un objetivo al que se apunta, tal como: “mi objetivo es reducir dos centímetros de cintura”.

 Para hacerlo más simple, una resolución es una decisión y una meta es un objetivo. No obstante, las decisiones no hacen que las cosas sucedan y tampoco lo hacen las metas. Para que algo suceda es necesario realizar algún tipo de acción. Accionar a partir de las decisiones nos lleva adelante. Las acciones respecto de las metas nos acercan a ellas.

 Para alcanzar una meta es necesario tener un plan. No es necesario que sea un plan fantástico, pero tienes que tener alguna idea de cómo llegar a tu meta. Un plan consiste simplemente en los pasos que vas a dar para acercarte más y más a la meta.

 La ventaja de los planes es que a veces funcionan. La desventaja de los planes es que a veces no funcionan. Esto confunde a muchas personas que se identifican con un plan. En otras palabras, ellos piensan que si el plan fracasa, ellos han fracasado. Esto es un disparate. La gente no fracasa. La gente renuncia a un plan o deja de aspirar a una meta, pero nunca falla.

Los jugadores de béisbol pueden tener el objetivo de batear la pelota y para ello, su plan consiste en practicar los bates. Desafortunadamente la mayoría de las veces su plan no funciona. Nosotros decimos que los jugadores de béisbol muy buenos batean “300”. En realidad, eso significa que batean 0.300 o sea, alrededor de un tercio de las veces. Dos tercios de las veces su plan falla y no aciertan a la pelota; sin embargo se los sigue considerando muy buenos. Si cada vez que su plan no funciona ellos se consideraran a sí mismo un fracaso, abandonarían después del primer juego.

 Además de la meta y el plan hay un tercer factor importante para el éxito, que es el propósito. Una vez más, tenemos un área que se presta a la confusión, porque muchas personas piensan que meta es lo mismo que propósito, y no es lo mismo para nada. El propósito es la razón por la que establecemos una meta y hacemos un plan.

 Nadie hace algo sin tener un propósito. El propósito es lo que nos motiva hacia la meta. El motivo no es intelectual, es emocional y se basa en algún beneficio de alcanzarla. A fin de avanzar hacia la meta, ese beneficio tiene que ser más importante para uno, que cualquier otro beneficio que tenga que ver con no moverse hacia la meta. Cuanto más amamos o deseamos algo, más probabilidades tenemos de seguir en movimiento y de tener éxito.

 Por último, algo que quizás te sorprenda. Lo que yo llamo “goaling”, algo así como tener metas y dedicarse a ellas, es más importante que lograr nuestros objetivos. En una historia que conté una vez, dos hermanos se propusieron encontrar un par de árboles mágicos. Buscaron durante muchos años pero nunca alcanzaron su meta principal. Sin embargo, su deseo de encontrarlos, los condujo a lograr muchas otras cosas en el camino. La vida no tiene que ver con lograr metas, tiene que ver con vivirla. Pero establecer metas y movernos hacia ellas es una maravillosa manera de vivir la vida en forma más plena.  Aún cuando alcancemos algunas metas y otras no, el accionar hacia ellas (“goaling”) es más beneficioso de lo que nos podemos imaginar. 

 

 

 


[1] En la versión original en inglés se utiliza la palabra “goal” para referirse a objetivo o meta, con la cual el autor hace un juego de palabras entre “goal” (objetivo) y el “gol” del fútbol.

Uno de los problemas más desconcertantes que tiene la gente es cómo manejar sus sentimientos. Ya el solo hecho de experimentar algunos es bastante difícil, pero lo que confunde aún más a las personas son las diversas recomendaciones: “permítete sentirlos”, “deja que te lleven a su fuente”, “analízalos”, “exprésalos” y “cámbialos”. No es de extrañarse que algunas de estas recomendaciones parezcan contradecirse. Quizá convenga manejar los sentimientos en términos de “niveles”.
Nivel 1: Tienes un sentimiento ligeramente desagradable que no interfiere realmente con tu trabajo o tus relaciones. Podría tener un sinnúmero de orígenes, desde las tostadas quemadas del desayuno hasta el desborde emocional de otra persona. Cuando es algo por lo que no vale la pena preocuparse, lleva tu atención a otra cosa y se transformará automáticamente.
Nivel 2: Tienes un sentimiento más desagradable que sí interfiere con tu trabajo, tus relaciones y tu autoestima. Como primer paso, busca alguna manera de expresarlo sin perturbar tu trabajo ni tus relaciones Si puedes expresarlo a otra persona en forma segura, bien; de lo contrario, hazlo cuando estés solo o en tu imaginación. A menudo este proceso por sí solo transforma el sentimiento en algo más positivo. Si no, sigue con el segundo paso, que es prestar atención a tus pensamientos y a tu entorno (incluidas las personas) cuando surge el sentimiento. De esta manera, puedes aprender a detectar la fuente del sentimiento y tratar con ella. Este paso podría implicar un cambio de ideas u opiniones, a través de técnicas mentales o energéticas, o la modificación de tu entorno (incluso un escritorio atestado de cosas puede ser deprimente). Si puedes trabajar exitosamente con lo que origina el sentimiento, éste cambiará automáticamente.
Nivel 3: Tienes un sentimiento desagradable recurrente o constante que interfiere con tu eficacia. Hasta donde sabes, has encontrado la fuente y has intentado lidiar con ella, pero no ha funcionado muy bien. Lo más probable es que el sentimiento esté vinculado a alguna idea habitual que tienes sobre ti mismo o sobre la vida, pero el solo hecho de conocer esa idea no cambiará el sentimiento, como tampoco lo cambiará el solo hecho de decir que quieres cambiarlo. No te voy a engañar; la solución en este nivel requiere esfuerzo. O sea, forzarse conscientemente y con determinación a comportarse diferente y a pensar diferente, aunque no sea lo que uno sienta. En este nivel no te fuerzas a pensar en algo no relacionado (lo cual puede funcionar en los niveles 1 o 2), porque aquí eso sólo resultaría en una represión. Aquí te fuerzas a pensar y a comportarte de una manera directamente opuesta al sentimiento. Conscientemente y a propósito, también generas el sentimiento opuesto. Rompes con el viejo hábito reemplazándolo por uno nuevo, y continúas con el esfuerzo hasta haber terminado la tarea.
Aquí tienes una guía simple para un proceso difícil. Yo lo llamo el “Cuádruple golpe anti-MIDE” (MIDE = miedo, infelicidad, duda, estrés):
1. Incrementa tu energía (respira profunda y lentamente).
2. Bendice el presente (cambia las palabras negativas en positivas).
3. Confía en ti (cambia los pensamientos negativos en positivos).
4. Espera lo mejor (cambia la actitud negativa en positiva).
Funciona, pero sólo si lo usas.

En uno de mis escritos narré la historia de un hombre que buscó por todo el mundo a quien pudiera explicarle el sentido de la vida. Finalmente, luego de buscar persistentemente, encontró a un gurú en la cumbre de una montaña que le dijo: ‘La vida es simplemente un recipiente con cerezas.” Cuando el hombre se disgustó por la respuesta obtenida, el gurú dijo: “Está bien, la vida no es simplemente un recipiente con cerezas.”

El propósito de la historia era ilustrar el primer principio de la filosofía Huna: “El mundo es lo que uno cree que es”. Lógicamente, entonces, la vida significa lo que uno cree que significa. Esto último, sin embargo, no es ni gratificante ni muy esclarecedor. ¿Hay alguna mejor forma, o al menos más clara, de descubrir el sentido de la vida? Bueno, por supuesto que la hay, porque siempre hay otra forma de hacer las cosas (corolario del segundo y séptimo principio). Yo sugiero dos formas que describo a continuación.

La primera, sin embargo, requiere que renunciemos a la idea de que podemos expresar con palabras el sentido de la vida. El sentido de la vida se expresa mediante la vivencia misma de la vida, y no a través de un conjunto de palabras.

Sólo requiere detenernos a observar unos minutos para darnos cuenta que la vida es un proceso de cambio y crecimiento; adaptación y renovación; sanación y aprendizaje, creatividad y transformación. Cuando el proceso de la vida se expresa por si solo, libremente, la experiencia subjetiva deriva en una satisfacción física, emocional, mental y/o espiritual que varía en intensidad. Si uno se resiste fuertemente a vivir cualquier etapa del proceso de la vida, experimentaremos un dolor físico, emocional, mental y/o espiritual de diversa intensidad.

Existe una resistencia natural en la vida que juega el papel de agente de cambio, o catalizador, para mejorar el proceso. Es natural, por ejemplo, experimentar una resistencia inicial cuando algo en nuestra vida cambia, ya sea para bien o para mal. A pesar de la naturaleza del cambio, o incluso de como calificamos al cambio de acuerdo a su dimensión, lo que más importa en cuanto a los efectos que este cambio produce es la forma en la que respondemos a él. En 1967 dos investigadores de la marina de EEUU, llamados Holmes y Rahe, publicaron una escala de eventos positivos y negativos que abarcan desde la muerte del cónyuge hasta tomarse vacaciones o festejar la navidad solo, y trataron de establecer un relación entre el número y tipo de cambios que se producen en un año y el estado de salud de un persona al año siguiente. En un estudio posterior, la investigadora Suzanne Cobassa de la Universidad de Chicago notó que algunas personas con altos niveles de estrés no se enfermaron, mientras que otras que presentaban bajos niveles de estrés sí lo hicieron. Suzanne también notó que aquellas personas con altos niveles de estrés, que no se enfermaron compartían algunas de las siguientes características: plan de vida con prioridades definidas (3er. Principio); alto nivel de autoestima (5to. Principio); control de si mismos (6to. Principio); y orientación a la acción (7mo. Principio).

Para aclarar un poco más este concepto, los efectos negativos del estrés sólo ocurren cuando la resistencia inicial a los hechos es aguda (muy fuerte) o crónica (sostenida en un período de tiempo). Si aplicamos el concepto mencionado más arriba, esto podría tener lugar cuando una persona:

a)     carece de un plan de vida o prioridades;

b)     tiene un bajo nivel de autoestima;

c)      experimenta estar fuera de control; y

d)     solo reacciona, en vez de tomar acción.

Cambiar es parte del proceso de la vida, como así también lo es la resistencia al cambio. Eso es lo que crea una ola. El cambio es sólo un problema, y sólo causa dolor, cuando las reacciones son antinaturales, en vez de naturales. Una reacción antinatural, que sería mejor llamarla una reacción aprendida se resiste a la vida en vez de promoverla y consiste en una combinación o variación de miedo, furia o duda. Cuánto más miedo, furia o duda aplicamos a cualquier parte del proceso de la vida, mayor es el dolor físico, emocional, mental o espiritual que experimentamos. Resumiendo, si participamos más plenamente en el proceso de vida, entonces la vida tendrá más significado, y cuando vayamos en contra de ese proceso, entonces, la vida tendrá menos significado.

La segunda forma de descubrir el sentido de la vida se da desde una óptica diferente. En este caso, se asume que cuando la gente pregunta acerca del sentido de la vida, en realidad esta preguntando: “¿Cuál es el propósito de la vida?”. Y tras esa pregunta se encuentra escondida la siguiente: “¿Cómo puedo hacer que mi vida sea más significativa (importante, con sentido o más valiosa)?”.

Desafortunadamente, la mejor respuesta que puedo brindar a esa pregunta es empezar a hacer algo que uno crea importante, con sentido o valioso. Uno no necesita el permiso de nadie y no tiene que vivir de acuerdo con la idea que otra persona tiene acerca del significado de la vida, aunque a veces otras personas tienen buenas sugerencias. Será mucho más difícil empezar a hacer algo en la medida que uno:

a)     carezca de un plan de vida o de prioridades;

b)     tenga un bajo nivel de autoestima;

c)      experimente estar fuera de control; y

d)     solo reacciona, en vez de tomar acción.

Entonces, si este fuese tu caso,  puedes iniciarte en esto de darle más significado a tu vida si primero resuelves estos temas.

Si tu eres uno de esos personas atípicas que nacieron con un propósito claro, o si eres una de esas personas iguales de atípicas a quienes Dios, o los ángeles o espíritus le dijeron directamente que hacer (y tu creíste en esos mensajes), entonces ¡felicitaciones! Probablemente sólo estés leyendo este artículo por mero interés intelectual. Pero, si eres como la mayoría de las personas en el mundo, la mala noticia es que, aunque no es imposible que alguna fuente externa pueda algún día darte un propósito que consideres aceptable, lo más probable es que esto no ocurra. La buena noticia es que uno no tiene que esperar alguna fuente externa para decidirse. Por el contrario, uno puede, cuando así lo desee, armarse de coraje, respirar profundamente, tener mucha fe, y elegir su propio propósito.

Entonces, amigo, ¿Cómo estás tratando hoy a la vida?

Nadie sabe realmente cuándo se elaboraron por primera vez las ideas que comprenden la filosofía Huna. Algunas de ellas han sido rastreadas hasta los escritos de filósofos griegos, hasta el Antiguo Testamento, y hasta los Upanishads de la India, pero como filosofía coherente, no se sabe cuándo surgió.

Algunas de las leyendas hawaianas que me contaron dicen que la filosofía fue traída a la Tierra por visitantes de las Pléyades, pero no hay manera de verificarlo. Cuando no se puede probar la validez de ninguna explicación, tampoco se puede probar su falta de validez.

De modo que observemos el tema desde un ángulo completamente diferente: no cómo ocurrió que el Huna se convirtió en una filosofía coherente seguida por los miembros de una cultura en particular, sino cómo podría haber ocurrido.

La premisa principal de nuestra historia es un aspecto del comportamiento humano conocido por el cual derivamos la mayoría de nuestras ideas acerca de la vida observando el mundo que nos rodea. En realidad, no es solo observando sino interpretando lo que observamos en términos de nuestro idioma, cultura y experiencia personal. Es por esto que pueblos diferentes en épocas diferentes y lugares diferentes pueden tener ideas completamente diferentes acerca de la vida. Nuestra historia, sin embargo, involucra a los polinesios y la filosofía que sabemos existe hoy día.

Comenzaremos por usar nuestra imaginación para mover nuestras mentes hacia atrás en el tiempo, muchos siglos, tal vez muchos milenios. No tenemos fechas, pero tiene que haber sido en una época en que los polinesios navegaban y exploraban activamente todo el Océano Pacífico.

A diferencia de muchos otros pueblos, ellos no se proponían conquistar o reclamar las islas que visitaban. A veces, por supuesto, buscaban lugares donde instalarse y sin duda había conflictos cada tanto. Sin embargo, no existen leyendas, tradiciones, historias o artefactos conocidos que muestren intentos de crear un imperio polinesio o un sistema de colonias gobernadas por una única patria. Lo que sí sabemos es que adoptaban nuevas cosas de otros pueblos cuando las hallaban útiles, como las batatas de América del Sur, y que compartían algunas de sus cosas con otros cuando a los otros les parecían útiles, como los pollos con América del Sur. Es posible, incluso probable, que los polinesios llegaran a América del Sur y del Norte, Australia y Asia, además de la mayoría de las islas del Pacífico. En el transcurso de dicha actividad también es probable que notaran cuán diferente era la manera que tenían otros pueblos de hablar, vestir, comportarse y creer. A partir de esta experiencia es probable entonces que desarrollaran el primer principio del Huna, que el mundo es lo que uno piensa que es, y que cuando cambias lo que piensas, cambias tu experiencia. Como dice un proverbio hawaiano: ‘A’ohe pau ka ‘ike i ka halau ho’okahi – Todo el conocimiento no se enseña en la misma escuela.

Para los antiguos polinesios el océano no era un lugar vasto, vacío y misterioso que separaba a la gente, sino una suerte de tierra móvil que conectaba a todos. Se encontraban con que, sin importar en qué dirección viajaran, siempre había más océano y más tierra con la que se conectaba. Y más gente que, aunque tenía muchas diferencias, tenía también muchas similitudes de forma y sustancia. Por encima hallaban las mismas estrellas, cambiando de posición del mismo modo en que lo hacen las islas cuando pasas al lado de ellas navegando. Entonces, una idea natural, que no hay límites -o sea, el segundo principio-puede haber surgido de esta experiencia. Junto con el significado de conexión tuvo que existir el descubrimiento de que cada problema tenía una solución, aún si no era fácil. El proverbio relacionado con esto es: ‘A’ohe pu’u ki’eki’e ke ho’a’o ‘ia e pi’i – Ningún acantilado es tan alto que no pueda ser trepado.

Una importante fuente de comida para los antiguos polinesios provenía del mar. Pescar era para ellos una ciencia y un arte y una necesidad. Para la pesca en océano ellos tenían una gran variedad de anzuelos hechos de conchas marinas, hueso, marfil y madera para diferentes peces y diferentes métodos de pesca. Es interesante que, a pesar de la creatividad y la tecnología puestas en fabricarlos, los polinesios le atribuían más importancia a la habilidad innata de algunos anzuelos para atraer más peces que otros. Varias fuentes, incluyendo una leyenda sobre el semidios Maui en que una distracción de parte de sus hermanos posibilitó que un pez gigante escapara de su anzuelo, muestran claramente que esta habilidad innata está directamente relacionada con la concentración, la necesidad de mantener la propia atención en la pesca para asegurar el éxito. En otras palabras, la energía fluye hacia donde va la atención. Esto se confirma en dos proverbios hawaianos: Hamama ka waha he po I’a ‘ole – Cuando la boca bosteza es una noche en la que no se atrapa ningún pez; y He makau hala ‘ole – un anzuelo que nunca falla al atrapar (dicho de uno que atrae y conserva lo que uno desea).

La importancia del momento presente es parte de los idiomas de la polinesia. En hawaiano en particular no hay tiempos verbales pasados o futuros, solamente hay marcadores que permiten hablar del pasado y el futuro en relación con el presente. Culturalmente, encontramos que los hawaianos no celebraban los cumpleaños ni aniversarios de ningún tipo (con la excepción del primer año del primogénito). Tampoco hacían predicciones a largo plazo para el futuro, excepto aquello que podía ser deducido de un análisis de las condiciones actuales. Es posible que este tipo de comportamiento procediera de pasar mucho tiempo en un pequeño bote en el medio del océano, donde los temas del pasado y el futuro se disolvían en la insignificancia a la vista de las necesidades del momento. En cualquier caso, una parte intrínseca de la cultura polinesia es la idea de que ahora es el momento de poder, o, en hawaiano: Noho ka mana i keia manawa – El poder reside en el momento presente.

El conocido “Espíritu de Aloha” es también una parte intrínseca de la cultura polinesia, inclusive donde la palabra aloha no se utiliza. La aceptación amistosa, la amabilidad, la misericordia, la gracia, la caridad, la compasión, el amor…todos estos significados están incluidos en esa única palabra. Las raíces de la palabra pueden indicar el modo en que este concepto se desarrolló. Oha significa amor, amistad y alegría, en tanto que alo básicamente significa compartir una experiencia cara a cara. Lo que inmediatamente viene a la mente, en nuestra historia de polinesios de la antigüedad atravesando el océano en lentas canoas que pueden haber transportado hasta cien personas acurrucadas por semanas o meses, es la necesidad de desarrollar algún tipo de espíritu comunitario lo suficientemente fuerte como para soportar los peligros, incomodidades y desacuerdos que seguramente hayan surgido durante tal viaje. El Espíritu de Aloha no es simplemente algo lindo de hacer. Para los antiguos polinesios debe haber sido también vital para la supervivencia. Y de ahí la idea de que amar es estar feliz con alguien o algo. Un proverbio hawaiano relacionado es: Ke aloha, ke alo, ke oha, ka ha – El amor es estar en la presencia de alguien o algo, compartiendo la alegría, compartiendo el aliento.

La idea polinesia de mana ha sido muy mal comprendida. Lejos de ser un “fluido misterioso que permea el universo” como gustan de pensar algunos antropólogos, o un tipo de energía como prana o chi como gustan de pensar algunos metafísicos, mana se traduce más exactamente como poder, en el sentido de influencia, o la habilidad de tener influencia. En el pensamiento polinesio todo tiene mana, algún poder propio e innato. Algunas cosas, como las fuerzas de la naturaleza, obviamente tienen gran cantidad de mana, y algunas personas, a través de su energía, habilidad, conocimiento, confianza o posición de autoridad, tienen considerable cantidad de mana propio. La idea del sexto principio, que todo el poder viene del interior, está ejemplificada por el antiguo concepto hawaiano de que el mana reside en los huesos. De hecho, los huesos de hombres afortunados o de gran experiencia eran atesorados como material para anzuelos de la suerte. Sin embargo, la verdadera comprensión de que el mana es más una cosa inmaterial proviene de este proverbio hawaiano: Aia no i ka mea e mele ana – Dejen que el cantante elija la canción.

Los antiguos polinesios tenían muchos tipos de canoas, muchos tipos de anzuelos para pescar, muchas variantes en sus idiomas, muchos calendarios apropiados para diferentes islas, muchos nombres diferentes para las mismas cosas… En resumen, eran muy flexibles en su comportamiento, nuevamente, porque eso fomentaba la supervivencia y la creatividad. Como en la de otros pueblos, hubo épocas en su historia en las que líderes mezquinos temieron y reprimieron el cambio y la variación, pero de por sí los polinesios eran eminentemente adaptables. Ellos eran buscadores de la verdad mientras surcaban los mares, pero no de una verdad trascendente que jamás pueda ser demostrada o utilizada con fines prácticos. Para ellos, como dice el séptimo principio, la efectividad es la medida de la verdad. Cualquiera puede decir que algo es verdadero, pero de qué sirve si esa verdad no tiene algún valor en relación con vivir la vida. En mi opinión, esta actitud polinesia está bellamente expresada en el siguiente proverbio hawaiano: Ho a’e ka ‘ike he’enalu i ka hokua o ka ‘ale – Muestra tus conocimientos del surf en el dorso de una ola.

Hace un tiempo tuve una discrepancia con una colega y amiga. Si bien ambas adherimos a la convicción de que la imaginación tiene un gran poder para generar nuestra experiencia de la realidad, divergimos en relación a cómo influye cuando la utilizamos para ayudar a otros. He notado que el punto de vista de mi amiga, es usual actualmente entre quienes conocen y practican métodos de visualización o imaginación para cambiar, sanar, armonizar y lograr objetivos. De manera que decidí compartir aquí nuestro desacuerdo, con la idea de que pueda ser útil para clarificar cuestiones sobre el tema.

Pero antes, algunas palabras para quienes no estén familiarizados con el poder de la imaginación.De acuerdo con la filosofía chamánica nuestras creencias, actitudes, convicciones, expectativas e imágenes, generan nuestra experiencia de la realidad. Quiero resaltar que he dicho nuestra experiencia de la realidad y no la realidad misma, ya que la Creación corre por cuenta del Gran Espíritu. Nosotros podemos co-crear cuando actuamos o pensamos en forma consciente en dirección a un objetivo.
Cómo generan nuestra experiencia? Por un lado condicionan nuestra interpretación de los hechos y la manera de responder a los mismos; por el otro (desde una perspectiva más esotérica) actúan como imanes que “atraen” acontecimientos. Así es que si queremos modificar nuestra experiencia podemos utilizar el pensamiento y la imaginación en forma activa, consciente y voluntaria para cambiar nuestra visión de la realidad y atraer nuevas circunstancias.
Por ejemplo, si una persona está enferma, puede imaginarse sana o en proceso de sanar. Esto favorecerá sus procesos de curación y atraerá opciones nuevas o más adecuadas para su mejoría (información útil, médicos apropiados, medicinas complementarias, etc.).
Mi amiga y yo acordamos con esta filosofía y utilizamos el pensamiento y la imaginación voluntaria y activa para transformar nuestra experiencia de la realidad, pero discrepamos en cuanto a la manera de utilizarla para ayudar a otros.

Mi querida hija estaba pasando por lo que, según mi punto de vista, era un largo período de tristeza. Yo estaba preocupada y me planteaba qué podía hacer para ayudarla, o qué podría ser efectivo para su mejoría. En medio de mis tribulaciones llamó mi colega y me preguntó cómo estaba, lo cual me dio la oportunidad de exteriorizar mis preocupaciones. Luego de escucharme dijo:

–         Querés una sugerencia?

–         Si – contesté

–         A mi me parece que si vos imaginás a tu hija bien, contenta, con energía, etc. y tenés confianza y convicción en que ella va a estar bien, tu hija va a mejorar.

Me quedé unos segundos en silencio sopesando lo que había escuchado. Mi amiga me recordaba que yo tenía recursos -que no estaba empleando en ese momento- para transformar mi visión de la situación. ¡Eso me venía muy bien!, pero algo de lo que dijo o de cómo lo dijo me inquietó. No estaba segura de haberla entendido bien, de manera que contesté:

–         Si, claro, puede ser. Siempre y cuando ella esté abierta a mi influencia al respecto, esté dispuesta a estar mejor o con posibilidades de estarlo en este momento.

–         Yo creo que si vos estás totalmente confiada y la imaginás bien, esto llevará a que ella esté contenta – aclaró mi amiga 

Con esta respuesta explicitaba lo que yo había sentido implícito al comienzo de nuestra conversación. ¿Ahí se confirmaba mi sospecha?, ¿ella creía que la imaginación tiene poder sobre el otro? 

–         Yo no lo veo así – respondí – Creo que hacer eso puede ser bueno para mi y quizás la ayude a ella. Si tengo confianza y la imagino contenta, eso me cambiará a mi.  Podría sentir, pensar y actuar de otra manera. Podría cambiar la imagen que ahora tengo de mi hija y eso llevaría a una relación diferente con ella ahora. Esto a su vez podría llevarla a cambiar su actitud respecto de lo que la entristece… pero no hay forma de saber cuál será el curso de su cambio.

–         Yo creo que si uno tiene toda la confianza necesaria el otro cambia en esa dirección y es más, el cambio es inmediato – enfatizó. 

En ese momento la palabra inmediato me sacudió. Pensé: ¿cómo en forma inmediata?, los procesos llevan tiempo. Cuánto tarda una semilla en crecer? Qué tiempo lleva aprender? 

–         En forma “inmediata”?!! –dije- Pero entonces vos crees que uno puede cambiar a los demás? Uno no tiene poder “sobre” el otro. Los otros cambian cuando pueden y quieren, y según su propia modalidad, a su propio ritmo. Los procesos llevan tiempo, a veces mucho a veces poco. Algunos cambios son inmediatos, pero eso depende de tantas cosas… no se puede aseverar que lo serán.

–         Yo no lo veo así – dijo – Creo que la imaginación es muy poderosa

–         Si, es muy poderosa pero no para llevar a alguien en la dirección que a uno le parece. Uno sólo favorece direcciones, no las determina.

–         Yo creo que cuando uno lo hace desde el Amor, la Confianza y la Sanación el cambio es inmediato y si no lo es, es porque no hay total confianza

–         Evidentemente tenemos una discrepancia. Aún cuando sea desde el Amor y uno conecte con fuerzas sanadoras, sólo facilitamos el proceso del otro, no son nuestra confianza ni nuestra imaginación las que sanan, éstas tienen poder, pero sólo para activar algo en el otro. Si se activa o no (qué, cómo, cuándo) depende del otro.

–         Si, hasta que alguna de las dos cambie de visión estaremos en desacuerdo –concluyó mi amiga. 

Luego de este intercambio dijimos unas palabras más y finalizamos afectuosamente la comunicación.
Lamenté el desacuerdo y me quedé pensando en nuestra conversación. En primer lugar, decidí cambiar la visión que tenía de mi hija y su situación. Con la idea de favorecer su mejoría y mi propio bienestar, comencé a imaginarla más contenta y a confiar en que ella encontraría la manera de estar mejor. Tomé la perspectiva de que todo lo ocurrido era para bien, formaba parte de su camino y aprendizaje. Imaginé también que nos relacionábamos de otra manera, que nuestras conversaciones se tornaban más livianas, alegres y optimistas. Eso me alivió y mi preocupación cedió en gran medida. Gracias a eso, al día siguiente se me ocurrió una opción de ayuda que mi hija aceptó.
Ahora ella está mejor, aunque por momentos está triste y angustiada. Cuando la veo decaer, no pienso que me faltó confianza en su mejoría. Pienso que es su propio proceso, su personalidad o estilo, su ritmo, sus elecciones, etc. y mantengo el foco en mi propio cambio.
Si hubiera hecho todo esto con la idea de que yo podía cambiarla sólo con mi voluntad, correría el riesgo de atribuir su mejoría a mis acciones o a mi confianza. Prefiero pensar que su mejoría se debe a que ella aceptó mi estímulo en esta ocasión, y por sobre todas las cosas, a su propia capacidad, posibilidad y decisión de estar mejor.
Si tuviera la idea de que yo puedo lograr que ella esté bien, sentiría su decaimiento como un indicador de mi “fracaso” o de que no estoy haciendo todo lo posible. Podría llegar a sentirme responsable de sus estados de ánimo y tomarlos como algo personal. 
Hilando aún más fino podría decir que no sólo fui un estímulo para mi hija, sino que mi hija fue un estímulo para mi. Puedo pensar que en realidad fue ella la que inició estos cambios por estar preparada para avanzar en su proceso y que yo sentí o capté -de alguna manera no muy consciente- su disposición. Quizás fue esto lo que en realidad me motivó a hablar con mi colega. De manera que ambas me ayudaron. 

En segundo lugar acepté el desacuerdo con mi amiga. Pero si fuera cierto lo que sostiene, bastaría con que ella imaginara con toda su convicción que yo cambio de parecer, para que nuestro desacuerdo quedara zanjado. Ahora bien, o ella no está imaginándolo (porque tiene cosas más interesantes que hacer), o no está haciéndolo con total convicción. Ya que sigo convencida de que nadie lograría cambiarme (aún cuando tuviera una intención confiada y amorosa) simplemente porque yo no deseo cambiar a este respecto. 

Todos los días en mi consultorio escucho a personas empeñadas en cambiar a otros. Aún cuando muchas veces yo misma tengo esta tentación, y a veces también lo intento, desisto ni bien me percato porque lo encuentro inútil en el mejor de los casos, y perjudicial la mayoría de las veces.
Una cosa es ofrecer ayuda con la consciencia de que el otro es libre de tomarla o no, otra muy diferente es pensar que uno puede producir el efecto deseado en el otro. En mi experiencia, esta última idea aún con la mejor de las intenciones podría llevarnos a manipulaciones, frustraciones, enojos, culpas, soberbias, vanidades, y también a asumir responsabilidades que no tenemos en relación al bienestar del otro.
Una cosa es facilitar la sanación y colaborar con el cambio de los demás, otra muy diferente es pensar que nosotros sanamos o cambiamos a los demás independientemente de su propia elección o posibilidad.
Más allá del medio o la herramienta que utilicemos -palabras, acciones, imaginación, rituales, etc.- el resultado es el mismo: el otro cambia sólo si es su momento, si puede o si quiere cambiar. 
Por otra parte, podemos saber sin lugar a dudas lo que es  bueno para el otro? Podemos saber qué necesita o quiere aprender? Qué experiencias permitirán o facilitarán su aprendizaje? Qué caminos le convendría tomar? Adónde necesita o puede llegar y cuáles son sus tiempos?
 

Podemos guiar y ser guiados pero en definitiva sólo uno puede buscar y encontrar sus propias respuestas. Podemos sanar y ser sanados pero en última instancia, la sanación es un proceso personal que puede ser facilitado pero no producido por los demás.

La cuestión de la soberanía personal es un tema que nos afecta a todos, individuos y sociedades, nos demos cuenta de ello o no. Entender esto puede ayudarnos a interpretar lo que ocurre en nuestro interior y a nuestro alrededor. Incrementar la soberanía puede cambiar radicalmente nuestra existencia.

La palabra “soberano” significa tener suprema autoridad sobre algo o alguien y ser extremadamente poderoso y efectivo. Debido a ello, generalmente se la aplica a los dioses, a la realeza y a los gobiernos. Aludimos a los reyes y a las reinas como soberanos (aún cuando sólo sean reinados figurativos) y hablamos de los derechos soberanos de las naciones y de los estados.

La soberanía personal implica entonces, la autoridad y el poder intrínsecos de una persona para determinar su propia dirección y su destino. Si ello suena sospechosamente a libre albedrío, es porque soberanía personal y libre albedrío son la misma cosa.

Así como soberanía nacional quiere decir tener poder y derecho para tomar decisiones y llevar a cabo acciones de interés nacional, sin ser forzado a ello por otras naciones, de la misma manera, una persona soberana es capaz de elegir sus propias acciones y reacciones, sin ser forzado a ello por otras personas. Dependiendo del grado en que esté presente el libre albedrío en las decisiones, tanto en las personas como en las naciones, es que existe o no soberanía.

Aún cuando la soberanía también implica tener poder y ser efectivo, de ello no se deduce que una vez que uno la tiene puede hacer con ella lo que guste. Ya se trate de una nación o de una persona, debe considerarse también la soberanía de los demás. Por supuesto que tu puedes tratar de disminuir o de destruir la soberanía de otros para obtener lo que quieres, como a veces hacen algunas personas y naciones, pero la experiencia humana muestra que, generalmente, se puede lograr más a través de la cooperación que de la conquista.

No obstante, en última instancia, cada uno tiene tanta soberanía como la que puede demostrar. Tener derechos soberanos y ser soberano no es lo mismo.

La forma de aumentar tu soberanía personal es a través del mayor uso de tu libre albedrío o de tu voluntad. Para hacerlo tienes que decidir por ti mismo qué acciones seguirás y cúales serán tus reacciones en una situación dada, y decidir también cómo vas a interpretar tus acciones y tus reacciones, ya sea que las hayas elegido libremente o no.

Por ejemplo, si trabajas para alguien y te ordenan hacer una tarea displacentera, puedes sentirlo como si hubieras perdido algo de tu libre albedrío. Pero además de recordar que siempre puedes renunciar a ese trabajo, también puedes decidir que no estás trabajando para tu jefe; que estás brindando un servicio compensado, y que puedes decidir hacer la tarea porque así lo eliges y no porque te la ordenaron. El punto es que siempre puedes elegir tus acciones y tus reacciones.

Manténte alerta, sin embargo. La soberanía personal tiene un alto precio. Se lo llama responsabilidad personal. A medida que aumenta el uso de tu libre albedrío, también aumenta tu responsabilidad por tus propias acciones y reacciones. Auméntela lo suficiente y no serás capaz de culpar a tus padres, a tus enemigos, tus amigos, tus amantes o tu cónyugue; a la sociedad, al destino, a Satán o a Dios por nada que tenga que ver con tu experiencia.

Si mucha gente incrementara su responsabilidad personal, sobrevendrían cambios impresionantes en nuestra sociedad. Desaparecerían las relaciones co-dependientes y manipulativas, una incontable cantidad de abogados de pleitos tendrían que encontrar nuevas profesiones, se responsabilizaría a los políticos por sus decisiones; las compañías de seguro tendrían que cambiar muchas de sus cláusulas; gentes de diferentes credos serían más tolerantes entre sí, la humanidad actuaría más desde el amor que desde el miedo… Ahora bien, qué clase de mundo sería ese?

Mi madre una vez me envió un tiro al blanco completo, todo en miniatura, para poner encima del escritorio. En el blanco para dardos había varias declaraciones inscriptas tales como “no trabajes hasta tarde, trabaja hasta tarde, hazlo ahora, hazlo mañana, tómate unas vacaciones, etc.” Estaba diseñado para ayudar a un atareado ejecutivo a tomar decisiones. Me volví muy bueno en acertarle a “toma unas vacaciones” siempre que las quería, así que en realidad ya no ayudaba mucho. De todas maneras, ¿no sería lindo que hubiera alguna manera absolutamente segura de tomar en todo momento la decisión correcta?. Digo, algo mejor que arrojar una moneda, tirar una carta, girar un disco o arrojar un dardo. Quienquiera que pudiera encontrar algo así podría llegar a ser muy rico muy rápidamente.

Sin embargo, no estoy conteniendo mi respiración. El problema es que nunca tenemos la información suficiente para garantizar que tomamos la decisión correcta, todas las veces que la necesitamos. Usualmente terminamos palmeándonos la espalda por haber tomado la decisión adecuada cuando las cosas salen bien, o condenándonos por haber tomado la decisión incorrecta cuando las cosas no salen bien. La parte tonta de eso es que las decisiones en sí mismas no tuvieron nada que ver con la manera en que las cosas sucedieron.

Miremos esto más de cerca. Si algo sale bien, y te felicitas a ti mismo por haber tomado la decisión correcta que te condujo a eso, entonces también estás asumiendo que los sucesos están predestinados. Mucha gente asume que tomar una decisión respecto del futuro es como elegir una dirección en un cruce de caminos. Una ruta te llevará a la fama y la fortuna y la otra te llevará al fracaso y al dolor. Todo lo que tienes que hacer es tomar la correcta. Si la vida fuera tan prolija, entonces todo lo que necesitaríamos serían buenos mapas de ruta. Y para obtenerlos, todo lo que tendríamos que hacer sería tomar exactamente las mismas decisiones que tomó la gente que ya ha alcanzado fama y fortuna. Después de todo, así es como se hacen los verdaderos mapas de ruta. Sigue la misma ruta que otra gente ha tomado y llegarás a donde quieres ir. Así que ¿porqué no se ha hecho esto?. ¿Dónde están los mapas de ruta a la fama y la fortuna, a la salud y al buen estado, al amor y la felicidad, a la espiritualidad y la unión mística? Si todo lo que tienes que hacer es tomar las decisiones correctas ¿porqué existe tanta confusión y tantos mapas diferentes?

Bueno, te lo diré. Es porque moverse dentro del futuro no es como viajar sobre la tierra, donde todo permanece más o menos en el mismo lugar. Es más como viajar sobre el océano, donde todo está cambiando todo el tiempo. Cuántos más conocimientos tengas y cuantas más habilidades poseas, con más frecuencia probablemente tendrás éxito. Pero no puede haber garantías de que el próximo viaje será igual, aún cuando vuelvas a tomar todas las mismas decisiones “correctas” de antes. Simplemente existen muchas cosas desconocidas, demasiadas variables, demasiadas posibilidades. Si el futuro no fuera así, tendríamos mejores pronósticos del tiempo, nadie se molestaría en apostar a las carreras, y todo el mundo se volvería rico en el mercado de valores.

Así que ¿qué puedes hacer cuando estás enfrentado a una decisión importante?. Lo primero que puedes hacer, al tomar la decision y tener alguna posibilidad de lograr un buen resultado, es la de liberarte del miedo a no obtener lo que quieres. Si no estás dispuesto a asumir ningún riesgo en absoluto, podrías también acostarte a morir ahora mismo (pero entonces, ¿cómo sabrías que esa sería una buena decisión?. ¿Y cómo sabrías si no tomar una decisión sería una buena decisión?).

La segunda cosa que puedes hacer es estar preparado para modificar tu decisión, cuando eso parezca ser una buena idea. Para volver a la analogía marina, tu puedes empezar el viaje a toda vela, pero si el tiempo cambia, puede ser sabio que modifiques las velas también.

La tercer cosa que puedes hacer es aumentar tus conocimientos y tus habilidades tanto como puedas, pero sin esperar ser totalmente sabio o perfecto. Para el momento en que sepas todo lo que hay que saber y tengas tanta habilidad como para no cometer nunca un error, cualquier motivo que hayas tenido para tomar una decisión ya habrá dejado de existir con el paso del tiempo.

La cuarta cosa y quizás la más importante que puedes hacer viene después de haber tomado la decisión. Es la de mantener tu mente enfocada en lo que quieres y no en lo que no quieres. Me aventuraría a decir que, de todas las cosas sobre las que tenemos algún control, (y son pocas realmente) esta es la que tiene más influencia sobre cuán bien salen las cosas. La decisión de hacerse a la vela pasa en un momento. Luego viene la navegación y eso juega un papel mucho más importante en relación a si el viaje resulta exitoso o no. Mantén tu mente en el objetivo y lo menos posible en lo que está en el camino. Cuando eso no se puede evitar, mantén tu mente en las soluciones y lo menos posible en los problemas.

Recuerda, no es el mapa el que te lleva donde quieres ir, es lo que haces después de leerlo.

La cuestión del dinero es muy importante para la gente en todo el mundo. Algunas personas quieren tener mucho más dinero del que tienen y otras quieren librarse de él, pero probablemente casi todas consideran el dinero como una cuestión más material que espiritual.

El dinero en sí mismo no es nada más que un medio (en realidad, un símbolo) de intercambio de bienes y servicios. Como tal, ha existido desde que la gente decidió que intercambiar cerdos y mantas por herramientas y baratijas resultaba poco conveniente. Especialmente para el sujeto que tenía las baratijas y herramientas y que no quería cerdos y mantas a cambio, sino vacas o vasijas.

De manera que todos los grupos humanos que han comerciado intensamente con otros grupos, han desarrollado un sistema monetario. El sistema de trueque puede subsistir paralelamente al sistema monetario cuando resulta útil. Uno de los sistemas monetarios más utilizados en tiempos antiguos realizaba sus transacciones con conchillas de cauri. El pueblo de Yap en Micronesia tiene tres sistemas: grandes ruedas de piedra para los inmuebles, conchillas para los casamientos y dólares para la cerveza.
El oro ha sido popular en tiempos modernos y antiguos porque resulta útil, durable, bonito y bastante raro. Pero el valor que la gente le da sube y baja, y también lo hacen los sistemas monetarios en él basados.

Aquello que usamos como dinero puede ser material, como las conchillas, el metal o el papel, pero lo que realmente importa es el valor que se le otorga a la cosa. El valor no es material en absoluto. Es sólo una idea en la mente de las personas. Las conchillas, el papel y las monedas tienen muy poco valor intrínseco y el valor de algo sólido como el oro sube y baja como hemos dicho más arriba.

El dinero, como medio para intercambiar bienes y servicios, tiene que estar respaldado por algo valioso. Esto es, por algo que la gente perciba como valioso. Pero a menudo se olvida que el dinero también debe ser respaldado por la confianza que la gente tiene en aquello que es la fuente del dinero, más allá del valor que pueda tener lo que lo respalda. Uds. saben que los bancos pueden quebrar cuando la gente pierde la confianza en ellos, aún cuando estén repletos de dinero. Los gobiernos pueden fracasar cuando la gente les pierde la confianza, aún cuando tengan un montón de respaldo material. La experiencia de la Unión Soviética es un buen ejemplo reciente de esto.

Las personas también pueden fracasar cuando los demás pierden la confianza en ellas o cuando ellas pierden la confianza en sí mismas, independientemente del valor de sus bienes o servicios. Asimismo, la gente puede triunfar cuando los demás les tienen una confianza extraordinaria o cuando tienen una extraordinaria confianza en sí mismas, también al margen del valor que tengan sus bienes y servicios.

Así que el actual valor del dinero, como medio de intercambio de cosas materiales depende de cosas muy inmateriales y espirituales, tales como la seguridad, la confianza y la fe. De esas mismas cosas espirituales también depende cuánto dinero alguien está dispuesto a darle a otro, en pago de bienes, servicios o como expresión de la bondad de su corazón.

Ahora bien, la próxima afirmación puede resultar desagradable para algunos: el dinero sólo proviene de personas. No viene de Dios (excepto en forma indirecta). No viene de los gobiernos: viene de funcionarios y de quienes pagan impuestos. No viene de casinos ni de loterías, viene de otros jugadores que han perdido. No viene de las empresas, viene de la gente que compra cosas.

Si quieres tener más dinero en tu vida -para ti, para ayudar a otros o para ambas cosas- entonces tienes que hacerte más valioso a los ojos de los demás. Brindar buenos productos y servicios no será suficiente, tampoco lo será estar en el lugar correcto en el momento oportuno ni incluso elegir los números acertados. Tendrás que ser más espiritual que eso. Tendrás que tener más fe y más confianza en tu propio valor, como proveedor o como persona.

De vez en cuando se me pregunta por el lado ético de Huna porque a primera vista los Principios parecen ser amorales. Esto es, algunas personas se inquietan porque en ellos no parece haber ninguna pauta clara de conducta, ningún debería o tendría.

Sin embargo, como es propio del ‘conocimiento oculto,’ la ética está implícita en los Principios. Si los sigues lógicamente, no puedes evitar ser ético. Examinémoslos uno a uno bajo esa luz.

Si aceptas que el mundo es lo que piensas que es, consciente y subconscientemente, entonces sólo tiene sentido trabajar para cambiar tus creencias para mejor, en orden de tener una vida mejor. Después de todo, en realidad estamos hablando de tu experiencia subjetiva del mundo y no de un mundo objetivo imaginado. Te agrade o no, la realidad subjetiva es todo lo que vas a tener. Una fascinante implicancia de esto es que tu misma experiencia subjetiva te dirá, claramente, cuán bien lo estás haciendo en el campo del pensamiento. La vida será buena al grado de que tu pensar sea bueno. No puedes esconderte de tus creencias.

Si no hay límites, entonces el universo es infinito. A algunos científicos les gusta especular acerca de universos múltiples e incluso infinitos múltiples, pero están simplemente jugando con las palabras. ‘Universo’ significa toda la cosa, e ‘infinito’ quiere decir, bueno, infinito. La idea de un universo infinito implica que todo está en todas partes y en todo momento, lo que implica que cada parte de él es infinita. Y eso implica que tu lo eres, también. Lo que finalmente implica que tu estás siempre encontrándote a ti mismo, de una forma u otra. De manera que tiene sentido ser amable con tu vecino, porque tu vecino eres tu.

Decir que la energía fluye donde va la atención implica que el efecto de sostener la atención, consciente o subconsciente, es el de dar poder al objeto de atención. Mora en la enfermedad y la enfermedad aumentará en tu vida; mora en la felicidad y serás más feliz; enfoca en la carencia y la carencia será más evidente; enfoca en la abundancia y la abundancia abundará. Por supuesto, si tu foco es mixto, obtendrás resultados mixtos. No se necesita mucha sagacidad para deducir que se gana al prestar atención a tu atención.

Si ahora es realmente el momento de poder, entonces cada momento es una oportunidad para cambiar tu vida para mejor, que es lo que todo el mundo está tratando de hacer de todos modos. En cualquier momento, desligado de consideraciones acerca del pasado o del futuro, el cambio puede ocurrir instantáneamente. La cosa más interesante en relación a esto es que cuando la mente o el cuerpo tienen semejante oportunidad, automáticamente se mueven hacia la paz y la felicidad, como si la ética ya estuviera construida en ellos.

Si defines el amor como la conducta de ser feliz con algo o con alguien, entonces si quieres ser feliz, hay algo práctico para hacer: aumentar tu amor. Los sabios antiguos que desarrollaron estas ideas notaron el hecho curioso de que la felicidad aumenta al aumentar la felicidad, lo que quiere decir que tienes que continuar extendiéndola a tu alrededor para que continúe existiendo. Este tipo de felicidad no implica un tipo de felicidad frívola, descuidada o de ‘bandita’ positiva. La palabra ‘aloha’ amor, de la que el principio deriva, también incluye los conceptos de misericordia, compasión, gracia, caridad, y todas las otras cosas buenas que vienen bajo el nombre de amor (no incluye ninguna de las cosas malas). Mientras practicas el amor, aumentas el amor y la felicidad en todos los involucrados.

Si todo el poder viene de nuestro interior, una idea que se desprende lógicamente del segundo principio, entonces todo tiene la misma fuente de poder. La diferencia radica en el modo y la habilidad con las que se lo emplea. Sin embargo, hay un aspecto del poder que es frecuentemente pasado por alto. El poder es la habilidad de usar poder para dar poder. El poder hidroeléctrico viene del poder del agua que cae, este poder da poder a máquinas que generan electricidad. El poder político viene del poder de una sociedad que da poder a individuos para dar órdenes o legislar. El poder no tiene un único comienzo o final o fuente. Constantemente está cambiando de foco. A medida que más gente tome conciencia de su poder para dar poder, más gente le dará a esto naturalmente una consideración más cuidadosa.

Si la efectividad es utilizada como medida de la verdad, cosa que es usual en nuestra vida diaria en algunas áreas pero no en otras, entonces la retroalimentación que nos brinda nuestra experiencia nos guiará fácilmente hacia un comportamiento más efectivo. Esta idea está basada en una palabra hawaiiana, ‘pono,’ un concepto que se refiere a la bondad, la rectitud, o la adecuación. Tal como se usó en la cultura antigua significa el mayor bien para el mayor número, no en base a definiciones dadas por reglas arbitrarias, sino tomando en consideración la experiencia real de éxito, prosperidad, salud y felicidad. En este sentido, entonces, la verdad de tus acciones será demostrada por sus resultados, tal como ellos son experimentados por todos los involucrados.

En la historia de la ética, según la Enciclopedia de Funk y Wagnalls, ‘existen tres criterios principales de conducta, cada uno de los cuales ha sido propuesto como el mayor bien: felicidad o placer; deber, virtud, u obligación; y perfección, el desarrollo más completo y armonioso del potencial humano’. La ética Huna incluye a los tres.


* Huna es la filosofía “secreta” de la Polinesia. La misma se basa, entre otras cosas, en 7 Principios.

Muchas personas pasan toda su vida buscando saber cuáles son las leyes o reglas del universo; así que yo he decidido ahorrarles mucho tiempo y dárselas ahora, gratis. Ten en cuenta que esto se basa en una visión chamánica del universo, en la que todo responde, está vivo y es conciente.

El Universo y todo en él tiene tres aspectos: Espíritu, Cuerpo y Mente. Cada uno de estos aspectos posee sus propias reglas. Cuanto mejor comprendamos estas reglas, más fácil será para nosotros crecer, sanar y pasarla bien.

El Espíritu tiene una sola regla: “Experimenta la existencia”. Eso es. No hay condiciones, deberías, no hay límites y no hay evitaciones.

El Cuerpo tiene sólo dos reglas: “Busca placer” y “Evita el dolor.” Debido a que la manera de hacer esto no siempre es clara en todas las circunstancias, el Cuerpo se moverá algunas veces hacia el dolor, para experimentar algún placer asociado a él sensorial o emocionalmente. Esto será como escalar una montaña por el placer del panorama, hacer gimnasia por el beneficio energético o someterse a una cirugía para mejorar. Algunas veces el placer no parece ser una opción, en cuyo caso el Cuerpo tratará de moverse hacia el menor dolor posible. Esto puede verse en el caso de personas que toman hasta enfermar para suprimir el dolor emocional, en gente que se queda con malas relaciones por el temor de no tener ninguna y en gente que se suicida violentamente. Luego, están los que se alejan del placer por miedo a algún dolor a él asociado, como el caso de las personas que evitan el éxito por el temor a la crítica, aquellos que creen que el placer es un pecado castigable por Dios y aquellos que creen que el placer nos hace débiles. Pero en general, no obstante, es fácil notar que todo el comportamiento espontáneo, intuitivo y subconsciente sigue las reglas de buscar placer y evitar el dolor.

¿Qué respecto de la Mente? Wuau!!! La Mente es una fanática hacedora de reglas. Hace reglas -muchas, muchas reglas- respecto de todo lo imaginable. Hace reglas respecto del lenguaje, reglas sobre la religión, reglas respecto del comportamiento, incluso reglas en relación al Universo. Y cuando quiere algo intensamente, bueno, entonces va adelante y cambia las reglas. Así que tenemos cientos de idiomas alrededor del mundo, cientos de culturas basadas en sus propias ideas del bien y del mal, cientos de formas de relacionarnos con Dios, cientos de teorías científicas respecto de cientos de temas, cientos de países con sus propias variaciones de sistemas políticos, cientos de miles de leyes que gobiernan el comportamiento en diferentes sociedades… te haces una idea. Pregúntale a alguien su opinión sobre algo y lo que escucharás son las reglas con las que vive. Pueden llamar a sus reglas opiniones, creencias o hechos, pero sólo son reglas, algunas heredadas, otras prestadas y algunas fabricadas.

Romper las reglas es engañoso. Sólo trata de romper las reglas del Espíritu. La no-existencia no parece ser una opción. Y cuando tratas de romper las reglas del Cuerpo generalmente obtienes consecuencias físicas o emocionales severas e inmediatas. El Cuerpo reclama su placer y teme todo dolor, así que “wow” a la Mente que trate de alterar sus inclinaciones naturales sin una buena razón.

Existen consecuencias por romper las reglas de la Mente, pero depende de cuáles son las reglas implicadas y de quién está implicado en ello. Puedes romper una regla legal, con impunidad si no hay alguien alrededor, a menos que confundas legalidad con moralidad (a veces, ocasionalmente, coinciden). Si rompes una ley moral, una que has aceptado como propia, cuando no hay nadie alrededor, probablemente te castigarás a ti mismo. Puedes romper las reglas del lenguaje, pero te arriesgas a ser malentendido. Puedes romper las reglas de la ciencia cuando quieras, siempre y cuando no estés buscando un subsidio, pero algunas cosas quizás no funcionen de la manera en que tu quieras que funcionen. Puedes romper las reglas sociales de tu grupo, si no te importa ser expulsado.

Yo no recomiendo romper las reglas. Yo recomiendo usar las reglas del Espíritu y del Cuerpo y jugar creativamente con las reglas y el talento hacedor de reglas de la Mente. Con las reglas de la Mente es mucho más fácil hacer diferentes reglas que tratar de romper las viejas. Las reglas que ya no se usan, simplemente desaparecen. Puedes hacer las reglas que quieras sobre cualquier cosa que quieras (no te estoy dando permiso, esto es sólo algo que cualquiera puede hacer). Puedes hacer reglas diferentes respecto de cómo piensas y cómo sientes, y respecto de qué es posible, y de lo que puedes hacer, y respecto de lo que significa el pasado y de lo que el futuro traerá. La regla que usas afecta tu comportamiento y tu experiencia. Cambia tus reglas y tu vida cambiará. Quizás es momento de examinar las reglas con las que vives y de crear algunas nuevas.

A cualquier estudioso serio de la sociedad le resulta muy claro que todos los seres humanos comparten las mismas necesidades, deseos y, en un alto grado, aún simbologías, independientemente de su raza, color, credo o cultura. Lo que todo ser humano quiere y disfruta puede ser definido como Amor, Poder y Armonía.

El amor es parte de nuestra naturaleza. Es el estado de sentirse felizmente conectado a otro, o el acto de llegar a conectarse. Es extender nuestro ser para incluir a otro. No tenemos que luchar por el amor salvo que sintamos que no lo tenemos. Cuando los seres humanos se reúnen bajo circunstancias en las que no hay miedo, el amor simplemente sucede. He asistido a muchas reuniones en muchos países diferentes, en las que docenas de completos extraños llegan a ser amigos que se aman, luego de dos o tres días de estar simplemente juntos. Lo que hicieron y por qué estaban allí no parecía importar. Meramente la cercana proximidad y la ausencia de miedo produjo amor sin esfuerzo.

En tiempos de peligro el amor también se manifiesta naturalmente. Cuando hay un desastre o un accidente, la gente que no está atrapada en el miedo automáticamente comienza a asistir a los que necesitan ayuda. No necesitan ser enseñados o instruidos, excepto en cómo ayudar mejor. El deseo de ayudar, que es una forma de amor, brota espontáneamente. Esta respuesta automática de amor es tan grande que algunas personas expondrán sus vidas a serios riesgos para ayudar a otros. A estas personas las llamamos héroes cuando se zambullen en ríos tormentosos para salvar a alguien de ahogarse o cuando corren hacia un edificio que se está incendiando para rescatar a un niño o hacen alguna de las cien cosas valientes que se pueden hacer para salvar a otro. Y sin embargo, pocas de estas personas se piensan a sí mismas como héroes. Generalmente dicen que lo hicieron porque era lo que había que hacer, o que lo hicieron sin pensar. Fue un acto espontáneo de amor.

La duda es lo que debilita la conexión con el amor. Cuando una persona duda sobre la existencia del amor, entonces nace el miedo y el amor comienza a morir. El miedo interfiere con el amor porque es lo opuesto al amor. El miedo viene de sentirse o de estar desconectado. Cuando disminuye el amor, el miedo se incrementa; y cuando el miedo disminuye, el amor se incrementa. Más que eso, cuando decrece el amor, el miedo aumenta y también lo hace la necesidad y el deseo de amor. La necesidad y el deseo de amar y de ser amado influye sobre todas nuestras acciones y reacciones, según el grado en que sentimos la falta de amor, en cualquiera de sus formas. Sumada a la poderosa fuerza del amor sexual, también somos movidos por el amor a la aprobación y al reconocimiento. Muchos de nuestros comportamientos están guiados por la esperanza de aprobación, o por nuestra reacción frente a la desaprobación. Y muchos son guiados por una búsqueda de reconocimiento, aún cuando éste sea pequeño o temporario, especialmente cuando el afecto y la aprobación no parecen inminentes. Grandes acciones que benefician a toda la sociedad y actos viciosos que dañan la sociedad pueden ambos provenir de la necesidad y del deseo de reconocimiento. Algunas personas cuando carecen de reconocimiento lo fuerzan, buscando el respeto, haciendo quizás algo valioso, o causando miedo para obtener así un falso respeto.

Cuando la satisfacción de la necesidad y el deseo de amor de cualquier índole se ve frustrada en un grado suficiente, el resultado es la enfermedad mental o física. Esto sucede cuando el miedo, que resulta de la falta de amor, no tiene ninguna salida. Cuando, de acuerdo con las creencias del individuo, no hay nada que se pueda hacer, el miedo causa una retirada hacia el interior, produciendo gran tensión en el cuerpo y por lo tanto enfermedad.

El poder es parte de nuestra naturaleza. Como con el amor, no tenemos que luchar por el poder, a menos que sintamos que no lo tenemos. En sí mismo el poder es el acto de ser efectivo. Desde el mismo momento de la concepción todos estamos en el proceso de expresar nuestro poder, o hacer aquello que es efectivo para nuestra supervivencia y placer. De ahí en más, en cada momento de nuestra vida, estamos comprometidos en expresar nuestro poder, más o menos efectivamente. Físicamente, nuestros cuerpos están comprometidos en el mantenimiento, reparación, crecimiento, aprendizaje y búsqueda de placer. Mentalmente, nuestras mentes están comprometidas en la solución de problemas, en la creatividad y en la extensión de nuestra influencia sobre el mundo que nos rodea. Siempre somos poderosos, pero por muchas razones no siempre lo reconocemos. Cuando la expresión del poder no es efectiva, la reacción natural consiste en buscar una solución diferente al problema o bien otra forma de ser efectivo. Los inventores suelen experimentar con miles de aproximaciones diferentes antes de lograr que sus inventos funcionen, los equipos deportivos pueden probar docenas de estrategias diferentes para ganar a sus oponentes, los políticos pueden proyectar muchos planes económicos y sociales diferentes para lograr sus fines. Individualmente, la gente prueba diferentes acercamientos y técnicas de sanación, diferentes carreras, diferentes relaciones y diferentes religiones con el objetivo de ser más efectiva en su vida.

Una vez más, la duda es lo que debilita la expresión natural del poder. Cuando una persona duda de su poder personal, o de la fuente de poder, entonces nace el enojo y el poder empieza a huir. Cuando el poder disminuye, aumenta el enojo, y cuando el enojo decrece, el poder aumenta. Y, como con el amor, cuando decrece el poder, también aumenta el enojo, como también la necesidad y el deseo de poder.

La técnica más popular para tratar de recuperar el poder mientras continúa operando la duda y el enojo es el control. Mucha gente confunde el poder con el control, pero el control es lo que la gente utiliza cuando se está sintiendo impotente. El control activo es usado para forzar a la gente a hacer lo que uno quiere. Usualmente toma la forma de intimidación o de fuerza física. El control pasivo, también llamado agresión pasiva, toma la forma de hacer que la gente haga lo que uno quiere rehusándose uno a la acción, o haciendo que el otro se sienta suficientemente culpable como para hacer lo que uno quiere. Además de ser malo para las relaciones y la efectividad, el intento de controlar causa mucha tensión en el controlador.

Cuando el control no es posible, otra técnica que a veces se usa es el vandalismo. Un niño que se siente herido e impotente puede romper cosas para desplegar su enojo. Esto raras veces funciona para controlar a los padres, pero produce una reacción, y ese sustituto de efectividad brinda al menos algo de satisfacción. El niño piensa, “no puedo obtener lo que quiero, pero al menos puedo hacer a alguien infeliz”. Es un sustituto muy pobre de la efectividad, pero puede progresar de los caprichos infantiles al vandalismo adolescente y llegar al terrorismo adulto. Y por supuesto trae tensión con ello. No obstante, cuando no hay ninguna salida al enojo y ninguna vuelta al verdadero poder, el enojo es dirigido hacia adentro y el resultado es la enfermedad mental o física.

Finalmente, existe una inclinación natural hacia la armonía. Por armonía quiero significar la integración y cooperación mutuamente beneficiosa de la gente con su entorno social y natural. Podemos ver esto más fácilmente en los grupos tribales aislados, pero existe también en muchas comunidades pequeñas, vecindarios, grupos, clubes y asociaciones. Podemos ver intentos de creación de armonía en gobiernos nacionales y en las Naciones Unidas, pero cuanto más grande es el grupo más difícil parece ser. Esto en parte es porque cuanto más grande es el grupo es más fácil que sea más impersonal. O sea, resulta más fácil perder la sensación de conexión y de influencia personal. Pero la armonía envuelve más que esto, realmente tiene que ver con el sentido del propio lugar y propósito en el mundo, y con el reconocimiento de la interdependencia con el resto del mundo. Cuando una persona duda de esta interdependencia y duda de su propio lugar y propósito en ella, entonces nace la alienación. En lugar de “tu y yo o nosotros y ellos juntos” se convierte en “yo o nosotros en contra de ellos.” La alienación, que generalmente incluye una intranquilidad extrema, apatía, confusión y desesperanza, crea una gran tensión interna y, por supuesto, enfermedad mental y física.

La solución para la enfermedad causada por el miedo es ser más amoroso, a través de dar más reconocimiento, apreciación, admiración, tolerancia, misericordia, cuidado y ayuda a otros y a uno mismo. La solución para la enfermedad causada por el enojo consiste en incrementar el conocimiento, la habilidad y la autoconfianza. La solución para la enfermedad causada por la alienación consiste primero en buscar armonía espiritual con un ser superior o más profundo, y luego buscar ese espíritu en todas las cosas. Si quieres un arreglo rápido, no obstante, dado el ritmo ultra rápido de la vida moderna, entonces simplemente deja de dudar. Conserva un sano escepticismo cuando sea necesario, pero rehúsate a dudar de tu propio valor, del valor de otros, y del valor del mundo.

Ukuli´i ka pua, onaona i ka mau´u

‘Pequeña es la flor, sin embargo ella perfuma la hierba que la rodea’

La cita que antecede es un proverbio de la tradición Hawaiana, en inglés lo denominaríamos ‘Ripple efect’, efecto de onda y en francés sería ‘Tache d´huille’ toque de aceite o gota de aceite. El concepto ha sido reconocido alrededor del mundo, pero de alguna manera el Hawaiano es más poético y tridimensional. Dice que cosas pequeñas pueden tener un gran efecto. Un equivalente es la teoría del caos. Tal como es usada por los meteorólogos, dice que una mariposa aleteando en Japón puede causar tornados en Texas.

Otro concepto de Hawai, la idea más poderosa en su tradición y una de las que ha extendido su influencia alrededor del mundo, encontrándose y fundiéndose con ideas similares en otras culturas, es la simple idea de lo que llamamos ‘el espíritu de Aloha ‘. Usualmente traducido como ‘amor’, incluye las ideas de amistad, aceptación, compasión, misericordia, gratitud, asistencia y cooperación. Así que decimos que una persona muestra ‘Aloha’ cuando nos saluda afectuosamente, cuando nos sonríe, cuando nos ayuda si tenemos una necesidad, cuando se acuerda de agradecernos un favor, cuando actúa como un amigo, cuando perdona algún mal que le hemos hecho. Hay también un aspecto sexual en ‘Aloha’, pero siempre implica una sexualidad amorosa. La asociación entre las flores y el amor es más que una coincidencia, ya que las flores son en realidad los órganos sexuales de las plantas.

Es obvio que las ideas y acciones detrás de ‘Aloha’ no son exclusivas de Hawai y ese es el punto. Las flores crecen en otros lugares, además de en las islas Hawaianas. Las flores de amor crecen silvestres y es maravilloso encontrarse con ellas por sorpresa. No obstante, ellas también pueden ser cultivadas y compartidas más generosamente. Así como cultivamos flores con la intención consciente de distribuirlas lo más ampliamente posible, así podemos cultivar la práctica del amor para distribuirlo más ampliamente.

Cada semana en Kawai realizamos sesiones de charla patrocinadas por Aloha Internacional donde discutimos la cultura, filosofía, y tradiciones de las islas. Antes de que el grupo fuera tan grande, yo solía comenzar cada sesión pidiendo a todos los presentes que compartieran su nombre, su lugar de origen y que contaran alguna cosa buena que les hubiera sucedido recientemente. A los que asistían por primera vez, frecuentemente les resultaba difícil pensar en algo bueno, porque nuestra sociedad sutilmente nos alienta, en cambio, a compartir aquellas cosas que están funcionando mal. Así que parte del propósito de esto era hacer que la gente pudiera pensar en términos más positivos para su propio beneficio. Pero el objetivo más importante era el efecto que esto tenía sobre todos los presentes. Era maravilloso y de alguna manera impactante observar cómo los rostros de todos se iluminaban cuando una persona comentaba un simple evento, tal como haber observado el arco iris o una ballena o su placer por haber hospedado a un amigo que venía del continente. Cuando se comparte un evento, cada persona lo reproduce en su propia mente y responde a él con su propio grado de buenos sentimientos. El arco iris de una persona de pronto se convierte en el arco iris experimentado por veinticinco o más personas. Un sólo acontecimiento, común y corriente, aumentaba el placer y la energía de todo el grupo. Al concluir esta forma de compartir las experiencias todos se sienten bien.

La idea detrás de la pequeña flor es que realmente no importa cuan pequeño seas, ya sea en número o tamaño. No importa cuánto sepas o cuántas habilidades tengas. No importa cuánta educación o cuántas credenciales tengas. Lo que realmente importa es cómo afectas el mundo a tu alrededor.

Eres como una pequeña flor y todo lo que haces afecta tu mundo. Cuando sonríes otros se sienten mejor, aún cuando no lo reconozcan o tú no te percates de ellos. No has sonreído alguna vez al ver a dos personas sonreírse mutuamente? .O reírte bajito junto con un niño que ríe? .Cuando ayudas a una persona, muchas otras se sienten mejor. Esas otras personas pueden haber sido las beneficiadas con la ayuda, pueden haber visto la ayuda o pueden haber escuchado acerca de ella o pueden haber respondido de manera positiva a los buenos sentimientos de aquellos que fueron ayudados. Cada vez que actúas con un propósito amoroso estás sembrando semillas para el crecimiento de otros, en formas que quizás nunca veas y entre aquellos que quizás nunca conozcas. Como el perfume de una pequeña flor, el efecto de tus acciones se expande mucho más allá del área de tu percepción inmediata.

En relación con los gobiernos, las grandes empresas y las organizaciones religiosas, una persona individual es como una pequeña flor. Sin embargo, los individuos que realizan pequeñas cosas en las que creen, pueden cambiar el comportamiento de multitudes.

El establecimiento oficial del día de la madre, ahora celebrado por millones de personas cada año, se logró gracias al esfuerzo persistente de una mujer que simplemente creía que las madres debían ser honradas. El movimiento por los derechos civiles comenzó con individuos comunes y corrientes que simplemente cambiaron su propio comportamiento porque creían que tenían derecho a ser tratados igualitariamente. El vasto movimiento ecologista, que ahora influencia las políticas de virtualmente la mayoría de los gobiernos en el mundo, comenzó con individuos que por propia cuenta comenzaron a mostrar más respeto por el medio ambiente.

George Washington Carver, un hombre negro que hablaba con las flores y les pedía que le revelaran sus secretos, fue un vehículo de la transformación de la economía del sur de los Estados Unidos. Unas pocas personas, a las que les encantaba entretenerse con la electrónica, revolucionaron con éxito la industria de la computación. Un hombre independiente, conocido como Ted Turner, revolucionó la industria televisiva.

Un gurú indio, Maharishi Mahesh Yogi, que sólo quería compartir una simple técnica de su tradición hindú, inició un movimiento mundial que trajo el beneficio de sus ideas a gobiernos, escuelas, empresas y aún hasta otras religiones. La madre Teresa que sólo quería ayudar a los moribundos también ha tenido una influencia mundial en la manera en que los moribundos son tratados hoy en día.

Podría nombrar a muchos otros individuos que hoy consideramos excepcionales, que han tenido una gran influencia en varios campos, pero el punto es que todos ellos comenzaron como una pequeña flor, sin mucha influencia en lo aparente. Sin embargo, todo lo que ellos dijeron, todo lo que hicieron y todo lo que pensaron fue sentido por otros y generó reacciones en otros.

“Todo lo que pensaron” es lo que dije recién. Es fácil reconocer la influencia de las palabras y las cosas que podemos ver. Es fácil también reconocer la influencia del carisma o las emociones sobre las personas que están cerca nuestro. Si tienes una base espiritual probablemente puedas reconocer la influencia de la plegaria también. En mi tradición Huna, no obstante, consideramos que cada pensamiento es una plegaria. En otras palabras, somos seres telepáticos, que constantemente estamos siendo telepáticos ya sea en modos activos o pasivos. Respondemos a los pensamientos de otros y ellos responden a los nuestros. Contrariamente a miedos que son populares, nadie puede controlar los pensamientos de otro. Pero, como el perfume de una pequeña flor, podemos influir. Si el perfume huele bien la respuesta será buena. Si el perfume huele mal la respuesta será mala. Nuestros pensamientos se verán reflejados, tal vez amplificados, en los acontecimientos del mundo que nos rodea.

Da casi un poco de miedo pensar que cada pensamiento que piensas está llegando al mundo y lo toca y modifica en el mismo grado. Y cuando digo “el mundo” no me refiero sólo a las personas en él, sino asimismo a las plantas, animales, y a los elementos y objetos también. Puede producir más miedo, cuando recuerdas todas las cosas mezquinas que has pensado, todos los pensamientos de enojo, de miedo, de venganza, de espanto que has tenido de tiempo en tiempo. Han estado teniendo un efecto en el mundo?, De acuerdo con mi tradición, sí. Quizás no han hecho más que empujar a una molécula o a un electrón o quizás han sumado su ímpetu a eventos en curso. Pero ciertamente tienen un efecto.

No obstante mi tradición también dice que la naturaleza del universo es amor. Y el amor es un impulso hacia el crecimiento, un deseo de incrementar la capacidad de tomar conciencia, las habilidades y la felicidad. Todo el universo y cada entidad individual dentro de él, se están moviendo hacia un amor más y más grande. Esto quiere decir que cualquier cosa contraria al amor tiene que ir en contra de este movimiento, como una roca rodando cuesta arriba. Bajo ciertas circunstancias naturales las rocas pueden moverse en contra de la gravedad, pero se requiere una tremenda cantidad de energía para hacer esto. Los seres humanos uniendo sus energías individuales y sus ideas han inventado máquinas para mover rocas y otros objetos contra la gravedad, en pequeñas cantidades y por distancias cortas, pero nuevamente la cantidad de energía y esfuerzo es considerable. De manera similar cualquier influencia contraria al amor requiere de una tremenda energía para tener algún efecto.

“Espera!”alguien podría decir. “Y qué pasa con todos los efectos malignos en el mundo? Qué acerca de las guerras, enfermedad, crueldad, contaminación y demás? Parece que estas cosas suceden con tanta facilidad.” Yo diría que la única razón por la que parece fácil que dichas cosas sucedan es porque ya existe una tremenda cantidad de energía moviéndose en esas direcciones. Esa energía proviene de todos los pensamientos de miedo y enojo pensados por toda clase de gente alrededor de todo el planeta. El amor y los efectos del amor continúan a pesar de ello, en una escala muchísimo mayor que cualquiera de desamor. De hecho, las cosas malas parecen tan terribles porque ocurren en un trasfondo de amor tan inmenso que apenas lo podemos reconocer. Pero individualmente cuando tienes pensamientos de enojo o de miedo te conectas con la energía existente de enojo y miedo y ésta amplifica los efectos de tus pensamientos al mismo tiempo que tu sumas tu pequeña parte a su existencia.

Antes de que te encojas y desmorones por la culpa, te ayudará saber que hay algo simple que puedes hacer al respecto. Porque el ímpetu del amor es tanto más grande que cualquier otra fuerza contraria, los pensamientos de amor te conectan con ese poder positivo, que también amplifica los efectos de tus pensamientos, mientras sumas tu parte a él. Además, tus pensamientos amorosos neutralizarán los efectos de pensamientos previos de miedo y enojo, de la misma manera que la fuerza de gravedad que empuja a una pared hacia abajo, neutraliza toda la energía que fue necesaria para levantarla. Por otro lado, los pensamientos de miedo y enojo no neutralizan los pensamientos de amor, tal como levantar una pared no neutraliza los efectos de la gravedad.

Hablemos de los pensamientos de amor. ¿Qué son exactamente?. Cualquier pensamiento que incentive un aumento de la percatación, de las habilidades o de la felicidad es un pensamiento amoroso. Una afirmación positiva puede ser llamada un pensamiento amoroso. Una plegaria a cualquier forma de Dios para tu propio bien o el de otra persona, es un pensamiento amoroso. Un pensamiento amoroso puede ser un cumplido mental hacia un amigo o un desconocido, apreciar la belleza de un amanecer o de una puesta de sol, la gratitud por un regalo o el perdón de un daño. El deseo de paz o la esperanza de un futuro mejor, o visualizaciones creativas para tener éxito y prosperidad pueden ser pensamientos amorosos. Todo pensamiento en la dirección de la bondad es un pensamiento de amor.

Lo que realmente necesitamos ahora son más pensamientos amorosos conscientes. Para volver a nuestra flor, mucha gente piensa que lo que ocurre es que las flores simplemente huelen bien. En realidad las flores emiten su perfume con el propósito específico de influenciar a los animales para que se acerquen y las ayuden a polinizarse entre sí. En retribución por este favor las flores proveen de néctar a modo de recompensa, el único propósito al que ese líquido sirve. Las flores no sólo emiten su perfume con un propósito, sino que también regulan el tiempo de sus emisiones para que coincida con las actividades naturales de los animales a los que desean influir. La próxima vez que te detengas a oler las flores, presta atención a la hora del día. Algunas flores dan la mayor parte de su perfume a la mañana, algunas a la tarde y otras a la noche. Si las hueles en otros horarios su perfume es débil o inexistente. Es como si las flores tuvieran mayor influencia cuando sus intenciones son más conscientes.

Metafóricamente, como si tu fueras una pequeña flor, lo que estoy sugiriendo es que tus pensamientos concientes e intencionados son más poderosos que los que simplemente pasan por ahí, por así decir. Más que eso, estoy sugiriendo que los pensamientos que piensas con una intención específica de influenciar, son aún más poderosos. Más allá de eso, tus pensamientos más poderosos son aquellos que buscan amplificar conscientemente cualquier inclinación hacia el bien que ya existe allí afuera.

Por ejemplo un pensamiento como este: ‘Que a esos codiciosos urbanizadores de Sud América se les impida seguir quemando la selva tropical’, es mucho menos efectivo que uno como este: ‘Que todos aquellos que quieren mantener y proteger la selva tropical tengan más valor, confianza y éxito.’ En el primer caso, estas dirigiendo tu energía mental contra algo, mientras que en el segundo, la estás sumando a un curso en crecimiento. De la misma forma con respecto a tu salud personal, es más poderoso pensar: ‘Mi salud está mejorando’ que, ‘me estoy liberando de mi enfermedad’. Porque la tendencia natural de tu cuerpo es hacia la salud y no apartarse de la enfermedad. Tu cuerpo no se deshace de la enfermedad. Cuando está lo suficientemente libre para hacerlo, absorbe, transforma o expulsa aquellas cosas que interfieren con la salud. Ese es un proceso bastante diferente.

Si una pequeña flor puede perfumar la hierba a su alrededor, entonces el perfume de millones de pequeñas flores puede ser transportado por el viento a los rincones más lejanos del mundo. Aquellos de nosotros que estamos orando, bendiciendo, pensando y actuando con el espíritu de amor en nuestras vidas cotidianas, ya estamos comenzando a tener una sutil pero creciente influencia en numerosos países, debido a la naturaleza misma de nuestro foco y porque somos una pequeña flor hecha de miles de pequeñas flores, todas emitiendo el mismo perfume, la esencia del poder del amor y del amor poderoso.

Sin casi recursos y pocos en número, estamos influenciando para el bien, a una gran cantidad de personas. Apenas hemos comenzado, pero hemos comenzado. El mundo está cambiando rápidamente a nuestro alrededor y está cambiando como resultado de fuerzas internas, no externas. Gente en rincones lejanos del mundo está inhalando la fragancia de nuestras pequeñas flores y haciendo cosas, pensadas antes como imposibles.

Cuando quiera que la violencia insensata, las epidemias, las tragedias y la contaminación en el mundo parezcan avasalladoras, abre tus ojos un poco más ampliamente y mira el bien creciente que muchas pequeñas flores están creando. Reflexiona por un momento sobre aquellos que están ayudando a los niños en otros países a vivir mejor y más saludablemente; aquellos que con ingenio están incrementando la habilidad de comunicación entre todas las personas; que están desarrollando más maneras de sanar el cuerpo y la mente; que están negociando la paz y el entendimiento entre enemigos; a los que no sólo están mirando hacia las empresas, los negocios y los gobiernos para que protejan el medio ambiente, sino que también están desarrollando nuevas maneras de cooperar con la Naturaleza, en lugar de explotarla. Brinda cierta apreciación, también, al tremendo incremento de comediantes que nos hacen reír y a la existencia misma de un canal de comedia en la televisión, al margen de lo imperfecto que su contenido pueda ser. Todo alrededor del mundo, en cada país, hay gente trabajando duro para mejorar las cosas. Y cada pensamiento positivo que podamos tener acerca de ellos, los ayuda.

Es bueno participar en grandes causas y llevar adelante grandes proyectos, pero esa no es la única manera de hacer las cosas. Practicar el espíritu de Aloha en tu vida diaria es otra forma válida. Una de las cosas más alentadoras y estimulantes que he visto recientemente es el incremento en el interés en un concepto radical, ejemplificado por la siguiente frase: ‘Practica actos de bondad al azar y de belleza sin sentido’. Estamos tan acostumbrados a pensar en términos de satisfacer necesidades que la idea de hacer cosas buenas en forma aleatoria, tan sólo por diversión, es realmente radical. Dejar monedas de más en los teléfonos públicos o en los expendedores de diarios, nos permite saltar de viejos patrones de pensamiento, incluir una nota de agradecimiento junto con la factura de la compañía de electricidad, darle un regalo a alguien que no lo espera, quitar la maleza o levantar la basura sin que nadie te lo haya pedido. Es divertido hacer estas cosas para extraños, pero es más osado hacerlo dentro de tu propia familia. Alguna gente que promueve estas cosas las está llamando ‘guerrillas espirituales’ y resulta pegadizo. Pero yo pienso que no necesitamos la conexión con lo guerrero. Yo prefiero ‘duendecillos amistosos’.

Si deseas practicar más amor telepático, puedes practicar un ejercicio simple. Encuentra un lugar confortable al aire libre, o donde puedas mirar hacia afuera. Este es un ejercicio para hacer con los ojos abiertos y en contacto con el entorno, y realmente no tiene importancia si estás acostado, sentado, parado o caminando. Luego, imagina que eres una flor preparándote para emitir tu perfume. Elige tu flor preferida y/o tu aroma preferido. Si tienes el aroma verdadero a mano eso puede ayudar a tu imaginación. Toma un momento para decidir a quién o a qué quieres enviarle tu perfume y con qué propósito. Lo puedes enviar a un miembro de tu familia o a un amigo, a un grupo u organización que esté llevando adelante una tarea en la que crees o incluso a grupos de plantas o animales. La idea a sostener es que tu perfume les dará la fuerza o la energía para hacer algo beneficioso para ellos mismos, para otras personas o cuestiones. Finalmente emana tu perfume afuera hacia el aire e imagina que se dirige hacia donde tú deseas que vaya y que realiza lo que tú quieres que haga. Puedes finalizar afirmando, en tus propias palabras, que eso es ya un hecho.

Los antiguos Hawaianos a menudo usaban flores como símbolos poéticos de personas. Como dice otro proverbio Hawaiano:

Mohala i ka wai ka maka o ka pua

‘Desplegados por el agua están los rostros de las flores’

El sentido es que las personas florecen cuando las condiciones son buenas. Cuantas más y más pequeñas flores se reúnen para esparcir su amorosa influencia, estaremos ayudando a crear esas condiciones.

‘Usted se ve más moderno de lo que pensé que sería,’ dijo el visitante mientras nos sentábamos en mi confortable living, con vista al océano que rodea la isla de Kaua’i. Él dió un vistazo a mi televisor de pantalla grande, al videograbador, y a un cuadro en la pared de Roy Tabora, en el que hay una pintura del mar de Hawai en el que se refleja la luna. Claramente yo no encajaba en su modelo de lo que se supone debe parecer un chamán.

Su comentario fue el típico de muchos visitantes que tienen la expectativa -quizás incluso la esperanza- de verme vistiendo algún tipo de túnica o sarong y viviendo en primitiva simplicidad en una cueva o un bosque, alejado de las amenidades de la civilización. La idea general es que ese tipo de escena me haría de algún modo más auténtico. Hasta he considerado encontrar semejante lugar y hacerme confeccionar una falda y una capa de hojas de ti, y darles a todos mis visitantes un buen show, que encajaría cómodamente con sus preconceptos. El chamanismo, sin embargo, no se limita a un lugar en particular, a un estilo de vestimenta o al ambiente cultural. Es una manera de pensar y actuar que desafía las fronteras y limitaciones de todo tipo, y que sin embargo las usa cuando son convenientes para algún propósito.

En los antiguos y remotos días el chamán -que era un sanador de mente, cuerpo y circunstancias- vivía justo en medio de la villa o de la vida tribal. El o ella también podían ser sacerdotes/sacerdotisas o jefes/jefas si no había nadie más que pudiera cumplir esos roles, pero su rol principal siempre fue el de sanador. El chamán tomaba parte en el trabajo, el juego y las actividades culturales del pueblo y a menudo las usaba para propósitos curativos, especialmente las actividades culturales artísticas, canción, baile y ritual. En algunas culturas el chamán vestía ropajes distintivos y sólo participaba de ciertas actividades, mientras que en otras era imposible reconocerlo/a del resto, salvo que uno fuera familiar, amigo o conocido. Cuando se requerían los servicios del chamán siempre había una compensación apropiada en bienes o servicios de algún tipo, según la estructura económica local. Antiguamente en Hawai, por ejemplo, aquellos que hacían uso de las habilidades sanadoras del chamán podían darle frutas y verduras a cambio, ganado, herramientas, mantas y/o vestimenta. O bien podían ofrecerle sus servicios de pesca, agricultura, artesanía o limpieza durante un cierto período. El punto importante es que el chamán formaba parte de la comunidad y compartía su vida y esperanzas, sus sueños y proximidad. El aislamiento del chamán de la comunidad ocurrió sólo en tiempos de represión religiosa o política, e incluso entonces, hubo siempre conexión con algunos miembros de la comunidad.

Ahora el chamanismo está experimentando un resurgimiento de interés y libertad. Ahora el chamán está regresando a la comunidad adonde el/ella pertenecen de una manera viable, vital, visible. Hoy en día no es necesariamente más fácil, pero es sumamente importante que los nuevos chamanes, que están recordando y reviviendo las antiguas habilidades, formen parte totalmente de la sociedad actual, que lleguen a ser chamanes modernos en todo el sentido de la palabra.

Un chamán moderno (o chamán ‘urbano’, como yo suelo decir) usa el conocimiento antiguo en el contexto presente de nuestro ambiente social y cultural. Yo frecuentemente les digo a mis aprendices que cualquiera puede ser un chamán en los bosques (en donde no hay ninguna persona que se interponga en el camino); la tarea dura es ser un chamán en la ciudad. Y sin embargo el chamán pertenece allí donde las personas están. Eso no significa que el chamán moderno deba vivir en el centro de la ciudad o en un barrio atestado, o en un suburbio cuya población esté en rápido crecimiento, pero sí significa que él o ella se integren con y sean accesible a aquellos que son los que serán ayudados. La dura tarea de ser un chamán moderno se hace más dura por el hecho de que el chamanismo ha empezado a resurgir sólo recientemente, y no tiene una base fuerte de apoyo en la cultura de hoy. En ausencia de tal apoyo, los chamanes necesitan ayudarse unos a otros. El éxito de los chamanes modernos, dependerá entonces, de la adaptabilidad, integración, y cooperación.

El conocimiento del chamán tiene que ver con la conciencia de, y la habilidad para dirigir los poderes de la mente y las fuerzas de la naturaleza. Adaptar la sabiduría antigua a la sociedad moderna es un proceso bastante simple porque los seres humanos todavía tienen los mismos deseos de salud, prosperidad y felicidad, y las mismas emociones de amor, enojo y miedo. Y la Naturaleza todavía tiene los mismos elementos básicos de (para usar la versión Hawaiana) Fuego, Agua, Viento y Piedra. El trabajo de sanación del chamán todavía es, como siempre ha sido, el de cambiar las creencias y expectativas, para cambiar la experiencia. La sabiduría y su aplicación son las mismas, sólo el contexto es diferente. Un chamán antiguo en la profundidad del bosque de una isla volcánica, que usa sus manos para sanar una herida de jabalí salvaje y un chamán moderno en un alto edificio de departamentos, que usa sus manos para sanar una herida de un gato doméstico usan la misma sabiduría. Un chamán antiguo que desvía un flujo de lava para salvar un pueblo y un chamán moderno que calma el viento para impedir que un incendio de bosque queme un suburbio, usan la misma sabiduría. Las habilidades del chamán, telepatía, liberar energía, manifestar, cambiar de forma, bendecir, cambiar de creencias y viajar a la interioridad, no son afectadas por el tiempo. Todo lo que hay que hacer es adaptarlas a las circunstancias actuales.

La integración es más difícil en la sociedad de hoy debido a su variedad y complejidad. La mayoría de los chamanes antiguos sólo tenían que vérselas con uno o con unos pocos sistemas socio-culturales, y por consiguiente trabajaban con un número limitado de creencias. Hoy, sin embargo, como hay una mezcla tan vasta de sistemas radicalmente diferentes, sociales, culturales, religiosos y filosóficos, los chamanes modernos deben expandir constantemente sus conocimientos y mantener una conciencia excepcional respecto de las creencias que prevalecen en su comunidad y sus individuos, a través del desarrollo elevado de sus facultades intuitivas, como así también a través de estar muy atento a la información proporcionada por los medios de comunicación.

Más que nunca, los chamanes modernos necesitan de la cooperación para mantener y extender la sabiduría, para darse apoyo moral y práctico (aún los chamanes necesitan amigos y ayudadores), y para ampliar la aplicación del chamanismo a los problemas modernos. Mi solución ha sido formar Aloha Internacional, una red mundial de personas que estudian y practican la tradición chamánica Hawaiana, pero también es necesaria la cooperación entre los chamanes de diferentes tradiciones. En verdad es cooperación lo que se necesita, porque el chamanismo es verdaderamente una filosofía no-jerárquica, democrática. Se requiere de una tremenda cantidad de trabajo de sanación, tanto en nosotros mismos como en el mundo en general. Hagámoslo juntos en el espíritu del verdadero Aloha.

‘Muestra cierto orgullo!”, “Defiende tus ideas!”, ”Camina erguido!”, “No seas un felpudo!”, “Siéntete orgulloso de quien eres!”, “Saca pecho y mantén tu cabeza alta!”.

“Muestra cierta humildad!”, “Mantén tu cabeza baja!”, “No sobresalgas de la multitud!”, “El orgullo antecede a una caída!”

“Aprende a ser humilde!”, “Quién te piensas que eres?”.

Cuando era un hombre joven que intentaba encontrar su lugar en el mundo, mi madre me dijo una vez, “No pienses demasiado de ti mismo”, sino Dios te bajará a la tierra. Bien, eso fue atemorizante. Era asimismo desconcertante, porque el mundo estaba lleno de religiones, filosofías, psicologías y culturas con puntos de vista diametralmente opuestos en las cuestiones de orgullo y humildad, incluso a menudo dentro de estas mismas religiones, filosofías, psicologías y culturas.

Por muchos años he vagado a través de un laberinto de ideas conflictivas, tratando de imaginar cómo ser humilde sin perder el respeto por mi mismo y cómo estar orgulloso sin perder mi sentido de humildad. La mayoría de las veces, como mucha gente que he conocido, he rebotado de acá para allá entre la arrogancia y la auto degradación, con todas las variantes intermedias, antes de descubrir finalmente de qué se trata realmente todo esto.

En la Grecia antigua uno de los peores pecados que se podían cometer era el de hubris, una forma excesiva de orgullo conocida también como arrogancia. La forma más seria de ésta era pensarse como igual o mejor que los dioses. Existen muchas historias en la mitología Griega sobre mortales cuya hubris causaba que los dioses los derribaran de una bofetada. Esto se tradujo socialmente en el peligro muy real de ser derribado duramente por aquellos que representaban a los dioses, tales como sacerdotes, reyes y oficiales del gobierno si alguien se atrevía a pensar que era un igual o, en especial, si se creía mejor que ellos.

Finalmente esta idea se arraigó en la cultura Occidental en general y fue transferida no sólo a los dioses o al Dios de las nuevas religiones sino al sistema de clases que se desarrolló en la misma, tal como nobles y plebeyos, o ricos y pobres.

Entonces era hubris pensarse a si mismo como igual o mejor que los “mejores”, significando esto cualquiera que fuera percibido por la sociedad como teniendo un nivel social o financiero más alto que el propio.

Como si eso no fuera lo suficientemente malo, el problema empeoró cuando la palabra, hubris, quedó fuera de moda y fue reemplazada por la palabra orgullo, cuyas definiciones en el diccionario son muy contradictorias. Finalmente estamos en un punto hoy en día donde es bueno estar orgulloso y es malo estar orgulloso, y es bueno ser humilde y es malo ser humilde. Existe una forma de salir de este dilema ?.

Existe si estamos dispuestos a pensar en forma un poco diferente. Primero tenemos que distinguir entre orgullo verdadero y falso orgullo, y luego tenemos que distinguir entre humildad verdadera y falsa humildad.

El orgullo verdadero tiene que ver con el reconocimiento y el respeto por quién eres y por lo que puedes hacer, sin ninguna confirmación o aprobación externa. El falso orgullo tiene que ver con pretender que eres más de lo que crees que eres y que sabes más de lo que crees que sabes. Esta clase de orgullo casi siempre necesita confirmación o aprobación externa para encubrir un sentimiento interno de inadecuación. Conste que no estoy diciendo que la confirmación o la aprobación externa sean algo malo. Es sólo una medida de falso orgullo cuando no puedes sentir ningún respeto por ti mismo sin ellas.

Otro aspecto del falso orgullo es la arrogancia. Esto es cuando pretendes que eres mejor que otros en cuestiones que no pueden ser medidas a través de habilidades. Una cosa es ser mejor que otro respecto de una habilidad y otra cosa completamente distinta es necesitar que otros lo reconozcan o pretender que de alguna manera tu nivel de destreza te convierte en un tipo de ser humano superior. Notarás que una y otra vez digo “pretender”. Esto se debe a que no importa cuán buena sea una persona actuando como superior, porque en el grado en que él o ella necesiten validación externa de dicha superioridad, esa persona está pretendiendo. Alguien con orgullo verdadero puede o no ser una persona superior, pero eso no tiene importancia para ella.

La humildad verdadera tiene que ver con reconocer y respetar quién eres y qué puedes hacer, sin ninguna confirmación o aprobación externa. La falsa humildad tiene que ver con pretender que eres menos de lo que crees ser y que puedes hacer menos de lo que crees que puedes. Esta clase de humildad casi siempre necesita de la confirmación o aprobación externa para encubrir un sentimiento interno de arrogancia.

La persona con falsa humildad tiene una fuerte necesidad de convencer a otros de cuán humilde es. Algunas veces esto se debe a que una persona cree que cualquier forma de orgullo es mala y otras veces una persona esencialmente arrogante utiliza la falsa humildad como una forma de desarmar o manipular a otra gente. Una persona verdaderamente humilde no tiene la necesidad de que otros sepan cuán humildes él o ella se sienten ni ningún temor de que otros lo sepan. Una persona verdaderamente humilde no se siente ni superior ni inferior a ningún otro.

Que nos deja todo esto ? Tan sólo una idea muy simple : el verdadero orgullo y la verdadera humildad son exactamente la misma cosa.

Es cierto que existe un proceso secreto que permite lograr toda la salud, riqueza, felicidad y éxito que puedas haber deseado alguna vez. Lo gracioso es que nunca ha sido un secreto.

Como se descubrió hace una cantidad de tiempo inimaginable, la mejor manera de mantener un secreto consiste en contárselo a todo el mundo, una y otra y otra vez de muchas maneras diferentes, hasta que la gente deja de prestarle atención y lo olvida. Entonces alguien ‘redescubre’ el secreto y su existencia genera entusiasmo hasta que se convierte en una noticia vieja y es olvidado una vez más.

Posiblemente, la forma más antigua del proceso secreto se encuentra en Huna, un nombre conveniente dado al antiquísimo conocimiento esotérico de la Polinesia. En Hawaiano la palabra ka huna en realidad significa ‘el secreto.’ Es interesante hacer notar que esta palabra tiene la connotación de algo difícil de ver, no de algo que se intenta mantener oculto. El proceso en sí mismo está descripto en el proverbio Hawaiano, Makia ke ali’i, ehuehu ka ukali (literalmente, la concentración es el guía, la energía es el seguidor), que yo traduje por primera vez en mi libro Mastering Your Hidden Self, de 1985, como ‘la energía fluye hacia donde va la atención’.

En otras palabras, para lograr todos tus deseos, mantén el foco en lo que quieres y no en lo que no quieres, una versión del secreto expresada con frecuencia en los Libros de Seth, de Jane Roberts. Otras versiones del proceso secreto pueden encontrarse en el Viejo y Nuevo Testamento de la Biblia, en las Escrituras Budistas y Taoista, en los Yoga Sutras, en la poesía Sufi y por supuesto en los trabajos de escritores más modernos tales como Wattles, Hill, Emerson, Holmes, y muchos otros. La versión Hawaiana del secreto tiene una cosa buena: incluye instrucciones específicas para ponerlo en práctica. Estas instrucciones pueden encontrarse en las raíces de una palabra Hawaiana poco comprendida: haipule.

El diccionario Hawaiano Pukui-Elbert define haipule como ‘religioso, devoto, piadoso, reverencial, rendir culto, ofrecer plegarias o servicios, consagrar un heiau (templo tradicional), y un servicio de la iglesia,’ pero esta es obviamente una interpretación Cristianizada de la palabra Hawaiana. Es más probable que su significado original como palabra completa esté basado en la palabra hai (ofrecer) más pule (plegaria, bendición, hechizo). Esto es, haipule es un término relacionado con un proceso para hacer que sucedan cosas buenas.

El proceso real, de acuerdo con mi tío Hawaiano, William Kahili, se encuentra en el significado de las raíces de la palabra. Más precisamente, las raíces describen cuatro formas de mantener un foco positivo, que es el ingrediente clave del secreto.

Ha, significa ‘vida, respiración, espíritu.’

Respira profundo y suscita excitación emocional mientras piensas en aquello que quieres, o al menos siéntete tan positivo y feliz como puedas. Cuando pierdas el foco, respira profundo para volver al momento presente y comienza otra vez.

I, significa ‘hablar.’

Pronuncia las palabras que describen lo que quieres, en voz alta o en silencio. Cuando te encuentres hablando negativamente respecto de lo que quieres, detente, respira y vuelve a expresar lo que quieres.

Pu, que significa ‘emitir, aparecer como humo.’

Esta es una descripción poética de la imaginación. Imagina lo que quieres con la mayor cantidad de detalles sensoriales que puedas. Cuando te des cuenta que estás imaginando lo que no quieres, detente, respira e imagina nuevamente lo que quieres.

Le, una forma abreviada de lele que significa, básicamente, ‘mover.’

Cuando estés pensando o hablando sobre lo que quieres, adopta una postura positiva y muévete de manera confiada. Cuando te encuentres con sentimientos de depresión, impotencia o desilusión respecto de lo que quieres, detente, respira profundo y cambia tu postura o la manera de moverte para que sea más positiva y confiada.
No es necesario hacer todo esto cada vez que piensas en lo que quieres, pero cada técnica refuerza la otra y te ayuda a mantener una expectativa positiva.

Así que esto es. El secreto se ha develado. O, como hubieran dicho los ancianos Hawaianos,

Ahuwale ka nane huna

‘Lo que era secreto ya no está escondido’

(de ‘Olelo No’eau, por Mary Kawena Pukui)

En el universo existe un poder que tiene una característica muy peculiar. Permite que las cosas sucedan.

Algunas personas lo llaman “gracia”, otros lo llaman “inteligencia infinita”, algunos lo llaman “Espíritu Santo.” En Árabe se le dice “baraka”, en Chino se lo llama li, y en Hawaiano es tanto wai ola (agua de vida) como kumu uli po (el fundamento invisible que conduce – a partir de David Malo). Por supuesto, hay muchas palabras más en diferentes idiomas.

Alguna gente cree que viene de “Dios”, que es llamado con nombres diversos, y otros piensan que simplemente está ahí. Hay quienes piensan que sólo una persona especial puede experimentarlo, o que hay que hacer o decir algo especial como un ritual, o ser iniciado por alguien que tenga poder, o alcanzar un estado especial de pureza o de lo que sea, o cumplir con alguna otra calificación.

Para comenzar, vamos a reconocer que su mera existencia es teórica. En otras palabras, es una interpretación de fenómenos. En este mundo nuestro, todos experimentamos fenómenos – el sol, la lluvia, la gravedad, el electromagnetismo, el dolor, el placer, la felicidad, la infelicidad, etc. Las experiencias y las circunstancias también son fenómenos. Después de experimentar un fenómeno, según sea nuestro nivel de curiosidad, generalmente tratamos de interpretarlo. Es decir, creamos teorías sobre por qué una cosa es de la manera que es, cómo funciona, etc. A veces, estas teorías pueden ser sometidas a prueba y otras veces, no.

Un buen ejemplo de esto último serían las principales teorías en conflicto sobre el origen del universo. En Estados Unidos estas teorías se dividen, en líneas generales, en la teoría Judeo-Cristiana según la cual Dios creó el universo y su orden subsiguiente mediante un acto de voluntad, y la llamada teoría Científica según la cual todo comenzó con una gran explosión (Big Bang) y el orden subsiguiente surgió o bien por casualidad o como efecto “natural” de la misma explosión. El asunto es que ninguna de estas teorías puede ser demostrada. En la medida en que son consideradas teorías, sólo son interpretaciones de fenómenos, pero si se las asume como verdades, se transforman en artículos de fe. Esta clase de fe puede resultar muy útil en algunos casos para brindar una sensación de seguridad emocional, pero ninguna de estas teorías puede ser demostrada y cuando los creyentes de cada teoría comienzan a pelear entre si se llega a situaciones absurdas.

Por otro lado, las teorías del electromagnetismo pueden ser puestas a prueba, y en gran parte han resultado extremadamente útiles para la mayoría de la gente en todo el mundo. Esto no significa que las teorías sean necesariamente verdaderas, sólo significa que son útiles. De hecho (y sin intención de hacer un juego de palabras), una cosa que las hace tan útiles es que normalmente las personas que las usan, las consideran teorías y permanecen abiertas a cualquier modificación o a la aparición de otras nuevas. Las teorías de sanación también pueden ser puestas a prueba y, al igual que las teorías sobre electromagnetismo, en su mayoría son útiles cuando se permite su modificación o reemplazo por otras según lo requiera la ocasión.

Entonces, ¿qué pasa con la teoría del “Poder que posibilita?” Bien, esta teoría también puede ser puesta a prueba.

Para probar una teoría primero se observan los fenómenos, luego se formulan algunas suposiciones sobre cómo se producen, y finalmente se crean formas de poner a prueba las suposiciones de manera que todo aquel que entienda la teoría pueda reproducir el experimento y obtener los mismos resultados.

La teoría del Poder que posibilita existe desde hace muchísimo tiempo y en distintos lugares y épocas se han dado instrucciones muy claras sobre cómo acceder al poder o cómo ponerlo en acción de manera específica. Sin embargo, a pesar de que hoy en día existe mayor disponibilidad que en otros tiempos, rara vez se pone a prueba la teoría de la manera en que fue concebida. En el pasado, esto se debió en parte, a la forma oscura en que se explicó la teoría.

En relación al tema podemos citar a Kumarajiva, un budista hindú: ‘Cuando uno está tan libre de lo malo como de lo bueno, la potencialidad interior se identifica con la más alta realidad”.

Lao Tse en el Tao Te Ching dice: ‘A menudo sin intención, veo la maravilla del Tao; a menudo con intención veo sus manifestaciones. La maravilla y las manifestaciones son una y la misma.”

El Libro Uno de los Aforismos Yoguicos de Patanjali supone que el lector ya tiene conocimientos sobre el Poder que posibilita y dice, “Está perfectamente bien formar modelos mentales, de manera de dirigir hacia una forma el flujo de esta Fuerza Vital en continuo movimiento, con el propósito de tomar dominio o con el propósito de crear una situación.”

Todo esto es bastante abstracto y no se entiende fácilmente sin mucha explicación.

En 1910, un hombre llamado Wallace Wattles publicó La Ciencia de hacerse rico, en la cual establece su versión de la teoría y su aplicación práctica. En su libro dice que la teoría es de origen hindú, y es la base de las filosofías de Descartes, Spinoza, Leibnitz, Schopenauer, Hegel, y Emerson. Aquí hay una cita extraída de su resumen:

“Existe una materia del pensamiento de la que todas las cosas están hechas… Un pensamiento en esta sustancia genera las cosas que este pensamiento imagina… El hombre debe formar una imagen mental clara y definida de las cosas que desea tener, hacer o en las que desea transformarse… Nunca es demasiado el énfasis puesto en la importancia de la contemplación frecuente de la imagen mental, junto con una fe constante y una devota gratitud.”

Un escritor británico, James Allen, publicó en 1902 un trabajo titulado “Como piensa un hombre”. En el poema que escribió como prefacio a su libro, resulta evidente que había logrado captar el concepto básico:

“La Mente es el poder Principal que moldea y hace,

Y el hombre es Mente, y cuanto más toma

La herramienta del Pensamiento, dando forma a sus deseos,

produce miles de alegrías, miles de enfermedades.

El piensa en secreto, y sucede:

Lo que lo rodea no es más que su espejo. “

Sin embargo, si bien en su libro habla de pensamiento, deseo y acción, no menciona la fe, la creencia ni la expectativa. No es sorprendente que Allen comenzó siendo pobre y terminó pobre, mientras que Wattles comenzó siendo pobre y terminó muy bien en todo sentido.

Otro escritor del mismo período fue William Atkinson, también conocido como Yogi Ramacharaka quien publicó, en 1912, El poder de la mente. Si bien casi todo el libro está dedicado al desarrollo del deseo, la voluntad y la imaginación como una forma de acceder al Poder que posibilita, en el ultimo capítulo, da una lista de doce características que el hombre que desea ganar las cualidades dinámicas “necesita desarrollar”, y una de las tres “características del éxito” mencionadas en esta lista, es la que el autor llama la “Expectativa intensa”; más adelante agrega:

“No sean meros soñadores o visionarios, cultiven también el deseo; luego desarrollen una expectativa intensa, y luego la voluntad de actuar. Cada una de estas es necesaria.”

Podría mencionar cientos de libros que contienen la misma idea, pero hay una cita excepcionalmente clara que tiene alrededor de dos mil años: ‘Yo os aseguro que quien diga a este monte: ‘Quítate y arrójate al mar’ y no dude en su corazón sino que crea que va a suceder lo que dice, lo obtendrá.

Por eso os digo: todo cuanto pidáis en la oración, creed que ya lo habéis recibido y lo obtendréis.” (Marcos 11:23-24 RSV)

Es difícil ser más claro que eso, pero por alguna razón aún los buenos cristianos o bien no lo intentan o realmente no lo entienden. Por favor, fíjate que acá no dice nada acerca de tener que hacer o ser algo especial antes de que esto pueda suceder, ni tampoco lo dice en los versos que preceden o los siguientes.

Si aceptamos las instrucciones antes mencionadas como una manera de acceder al Poder que posibilita (sea cual sea el nombre que elijamos darle), entonces resulta claro que la plegaria (o como quieras llamar al hecho de decidir lo que quieres) en sí misma no es suficiente. El factor crítico es la creencia. Ahora bien, si todos estuvieran de acuerdo en lo que significa “creencia”, habría un problema menos, pero para algunas personas es una forma débil de “deseo esperanzado”, para otros un concepto abstracto de “fe”, e incluso hay quienes simplemente no pueden aceptar que no haya algo más que eso.

Y sin embargo, es realmente así de simple. Decide lo que quieres, y espera obtenerlo. Lo que más necesitas es una expectativa confiada o no tener dudas en tu corazón. Si las palabras e imágenes te ayudan a clarificar lo que quieres, entonces úsalas, y si las palabras e imágenes sumadas a un fuerte deseo te ayudan a lograr una expectativa confiada o a eliminar las dudas, entonces úsalos para eso. La parte difícil es que no puedes hacer trampa. No puedes sólo decir las palabras correctas, y no puedes sólo sostener las imágenes correctas, y no puedes sólo construir un fuerte deseo. El poder total no se manifiesta hasta que no dejes de tener dudas en tu corazón. No funcionará si usas la confianza como una “bandita”. La verdadera clave está en la expectativa confiada, que es lo mismo que no tener dudas.

Para entenderlo mejor, piensa en un aparato eléctrico o electrónico que tengas en tu casa. El equipo podría dejar de funcionar por una gran cantidad de razones superficiales, pero la razón esencial tendría que ver con que la electricidad no llegue al motor o al componente de funcionamiento. Justo ahora sobre uno de mis escritorios hay una computadora que no funciona. En realidad, la computadora funcionó bien en el taller de reparaciones y también cuando la traje a casa, pero cuando enchufé otro cable de conexión dejó de funcionar. El problema superficial es una entrada defectuosa en el cable de conexión. Sin embargo, de acuerdo con la teoría electromagnética, el problema real es que cuando se conecta ese cable, la electricidad no llega a la computadora.

Mi esposa y yo viajamos mucho y siempre tenemos buena suerte cuando lo hacemos, aún si perdemos el equipaje, hay demoras en los vuelos o cambios en los itinerarios. Esto no se debe a que somos afortunados. Somos afortunados porque esperamos tener buena suerte. Como lo expresa mi esposa, “es como subirse a una escalera mecánica. Planificas todo, compras los pasajes, subes al avión y el resto simplemente sucede.”

Por otro lado, en este momento estamos en el proceso de vender nuestra casa, pero la venta no se efectúa. Los problemas superficiales tienen que ver con que el momento no es conveniente, los cambios del mercado, la subida de los intereses, etcétera. Pero de acuerdo con la teoría del Poder que posibilita, nosotros aún tenemos demasiadas dudas en nuestro corazón. Las dudas superficiales, tales como ‘¿Encontraremos la casa adecuada?’ o ‘¿Dónde deberíamos vivir?’ no son importantes. Lo que se interpone realmente en el camino es la duda que nace del corazón que dice, ‘¿queremos realmente hacerlo?’ Hasta que esto no se resuelva, la expectativa confiada no puede alcanzar el Poder que lo haga realidad.

En tu propia vida, ya sea para cosas grandes o pequeñas, practica desarrollar el sentimiento de expectativa confiada o el sentimiento de no tener dudas, (al Poder que posibilita las cosas no le interesa si quieres un millón de pesos o un buen par de zapatos). La práctica se hace primero recordando o notando en tu vida las cosas que suceden sin esfuerzo y con facilidad, después de haber puesto tu atención emocional en éstas. Luego recuerda lo mejor posible cómo te sentiste después de hacer eso. A veces es simplemente un sentimiento de “saber” que algo va a suceder, y a veces es un sentimiento de no preocuparse por si va a suceder o no. En ambos casos, el factor clave es “no tener dudas”. Finalmente, practica pensar en lo que quieres y el sentimiento de “no tener dudas” al mismo tiempo. Cuando esto se logra, las cosas suceden.

En los talleres, especialmente cuando enseño acerca de las relaciones, me preguntan con frecuencia: “¿Cómo puedo confiar en la gente?,” o ‘¿Qué hace uno cuando alguien traiciona su confianza?” Y algunos comentan, “Aprendí a no confiar en nadie.”

Es un tema difícil de explicar, principalmente porque hay mucha gente confundida respecto de lo que significa realmente confiar en alguien.

En su forma más simple, confiar en alguien es tener la creencia, la fe, o la expectativa de que una persona va a hacer lo que él o ella dijo que haría. Cuando la persona en cambio hace otra cosa, se considera, independientemente de las circunstancias atenuantes, que la confianza ha sido mal depositada, que se ha roto o que ha sido traicionada (según cuánta emoción esté involucrada). Así, un niño puede quejarse continuamente al padre, “rompiste tu promesa!”, aún cuando el padre no haya podido cumplirla por una muy buena razón. Sin embargo, hay que reconocer que mucha gente, inclusive a veces los políticos, hacen promesas sin ninguna intención de cumplirlas.

Una forma más complicada de confianza es cuando se espera que alguien se comporte de una manera determinada porque siempre se ha comportado así, o porque debería comportarse así (de acuerdo con las reglas), o sólo porque uno quiere que se comporte de esa manera, ya sea que lo haya prometido alguna vez o no. Conozco algunas personas que se han sentido decepcionadas o traicionados porque yo no hice lo que ellas querían que hiciera, o lo que ellas pensaban que yo debería haber hecho (sin habérmelo dicho de antemano, por supuesto). Y, tengo que admitirlo, ha habido ocasiones en las que yo me sentí decepcionado o traicionado cuando algunas personas no hicieron lo que yo esperaba o quería que hicieran.

Podemos perder muy fácilmente cualquiera de estas formas de confianza si culpamos a los demás por cómo nos sentimos respecto de su conducta. Nos puede llevar también a que en el futuro nos resulte más difícil confiar en alguien, porque a la mayoría de nosotros no nos gusta sentirnos mal, e incluso muchos tenemos miedo de sentirnos mal.

Como creo firmemente que todos somos responsables de nuestros propios sentimientos, decidí encontrar una manera de confiar más y sentirme menos decepcionado. Puede ser que mi solución no sea satisfactoria para todos, pero la presento aquí por si es útil para alguien.

Primero, busqué una forma de conducta humana que fuera común para toda la gente en todos lados. Lo que encontré es que, invariablemente, en todos lados la gente siempre hará lo que hace. Por lo tanto, esto me permite confiar 100% en que toda la gente va a hacer lo que hace, sin importar lo que yo pueda pensar o sentir al respecto.

Segundo, encontré que las personas en todos lados siempre harán lo que creen que es mejor para ellas. Esto se vuelve un poco más complicado, porque para algunas buscar el propio interés es lo más importante, otras creen que hacer lo que los demás quieren también es bueno para ellas, algunas creen que lo mejor para ellos es mantener las promesas, etcétera, etcétera. Sin embargo, esto significa que yo puedo confiar 100% en que la gente siempre hará lo que cree que es mejor para ella, sea lo que sea lo mejor.

Tercero, en consecuencia, esto quiere decir que yo no puedo confiar 100% en que alguien vaya a hacer siempre lo que yo quiero o espero que haga. O, para expresarlo en forma positiva, puedo confiar 100% en que alguien en algún momento va a hacer algo distinto a lo que yo quiero o espero que haga.

Cuando ocurre esto limito cualquier sentimiento de decepción tomando responsabilidad por mis sentimientos y recuerdo la primera y segunda formas de comportamiento mencionadas (y ya no uso más la palabra “traición” por su gran carga emocional). Luego, mi próximo paso es hacer otros planes que no requieran que gente específica haga cosas específicas.

Como resultado de esto, puedo mantener buenas relaciones de amistad con gente que no hizo lo que yo quería o esperaba que hiciera, porque eso no coincidía con lo que ellos consideraban su mejor interés, e incluso trabajar con ellos en áreas en las que nuestros intereses pueden coincidir. Por lo tanto, confiar en que la gente mantiene sus promesas, se comporta como esperamos, hace lo que “debería” hacer o lo que uno quiere que haga es siempre un riesgo.

La confianza es muy importante, para estar seguros. Nuestra sociedad y nuestra economía no podrían funcionar a menos que la mayoría de la gente involucrada haga lo que se espera de ellos. Como individuos, creo que todos podemos relacionarnos mejor si entendemos cómo funciona la confianza y por qué, a veces, no funciona.

Aún cuando muchas religiones y filosofías usan diferentes términos para el concepto de “estar centrado”, casi todas suelen enfatizar su gran importancia. Cada una a su manera sugiere que estés centrado en Dios, en el Amor, en el Espíritu, en el Servicio, en Tu Corazón, en la Belleza, en el Momento Presente, o en un espacio cinco centímetros por debajo del ombligo (que en la tradición Oriental recibe muchos nombres). No hay duda de que estar centrado es una gran idea. Por eso quiero referirme a cómo llegar a estarlo.

Naturalmente, llamaré a la tradición Hawaiana para que venga en mi ayuda. El “lugar” hawaiano para estar centrado es el piko, el ombligo, que también significa un “centro”. Uno de los nombres dados a la Isla de Pascua es Ka Piko O Ke Ao, el “Ombligo del mundo”. Muchas áreas o ciudades antiguas han usado ese nombre o uno similar y ello nos da una clave de su significado más profundo: “el punto desde donde, hacia donde y alrededor del que todo lo demás se mueve”. Literal y figuradamente, el ombligo representa nuestra conexión con la fuente de la vida. Simbólicamente entonces, el ombligo es un conducto directo hacia la fuente misma, y estar centrado en el ombligo es estar centrado en la fuente.

En caso de que estés empezando a preguntarte si esto es una promoción para que medites en tu propio ombligo, te aseguro que no lo es. La meditación que hace foco en el ombligo es una buena técnica para ciertas cosas, pero mi tema conduce a otro lugar. En la cultura Hawaiana el área del ombligo es también el centro del “corazón, mente y sentimientos” porque estos son significados alternativos para la palabra na’au, “intestinos”. Otra palabra, mana’o se refiere a pensamiento, mente, creencia y opinión, pero sumado a expectativa, concentración y memoria. Los hawaianos reconocían el pensamiento intelectual como algo bastante diferente y lo asociaban con el cerebro. Manawa , la palabra clave para el principio del Huna, “ahora es el momento de poder”, también significa “corazón, sentimientos, afectos” además de “la coronilla de la cabeza”. Para confundirte un poco más antes de darle sentido a todo esto, la palabra piko además de usarse para el ombligo puede usarse también para la coronilla y los genitales. Ten paciencia que ya llegaremos a la cuestión.

Parece razonable suponer que para llegar a estar centrado es útil saber a qué se parece la centración. Sorprendentemente, se escribe o se dice muy poco de la experiencia en sí misma. Los términos “dicha” y “unidad” han sido muy usados, pero en realidad no le comunican nada a alguien que nunca ha estado allí. Es como tratar de describir un viaje por el desierto del Sahara, una vez de regreso a tu ciudad de residencia, a amigos y familiares que no han viajado nunca fuera de su propia área. Primero tratan de parecer interesados, luego se vuelven inexpresivos, y finalmente, tan pronto como pueden, comienzan a ponerte al tanto de los chismes locales. Para querer ir a algún lugar, tiene que haber algo allí que puedas considerar valioso, algo con lo que te puedas relacionar que signifique algo bueno para ti.

De manera que mi descripción de cómo es estar centrado es la que sigue. Puedo hacerla porque estuve allí, y aún sigo trabajando sobre habilidades para volver allí más seguido. De cualquier modo, una de las características del estar centrado es la serenidad. Cuando estás centrado te sientes sereno. No tienes conflictos que generen stress, tu mente está clara, y tu cuerpo está relajado y te sientes bien. Otra característica es que experimentas una conexión amorosa. Te sientes amado y sientes que amas a todos y a todo a tu alrededor. El miedo está ausente. La tercer característica es la confianza. Te sientes capaz de hacer lo que quieres y capaz de manejar cualquier circunstancia que pueda sobrevenir. Es un sentimiento muy creativo en el que no existen el enojo ni la frustración. La última característica de mi descripción es la armonía. Te sientes una parte significativa de todo lo que fue, es y será. Todo sentido de insignificancia, alienación y falta de contacto con la vida ha desaparecido.

¿Suena grandioso, no? Seguro. Suena imposible para la mayoría de la gente, ¿no? Puede sonar así, pero no lo es. Cualquiera puede hacerlo, pero eso no quiere decir que sea fácil. Si fuera fácil no estaría escribiendo acerca de esto, para ayudarte y también para ayudarme a mí mismo. Si fuera fácil, todos estaríamos allí en este momento. Pero se puede lograr.

Lo que estoy a punto de brindarte es una manera de llegar allí. No es tanto una técnica sino más bien cierto tipo de comportamiento para ejercitar. Lo que te diré no te mantendrá en el centramiento (no sé si eso es posible o aún deseable), pero te ayudará a volver al centro cuando te hayas ido. El objetivo es que cada vez que lo intentes te acerques un poco más al centro. No estoy diciendo que experimentarás todo esto en el primer intento. Pero si esto puede ayudarte a estar un poco más centrado de lo que estás -un poco más tranquilo, con un poco más de amor, un poco más confiado, un poco más armonizado- entonces es bueno, sobre todo si puedes continuar acercándote un poco más cada día.

¿Recuerdas toda la cuestión hawaiana de más arriba? Conduce a la idea de que los sentimientos o las emociones son el lugar de encuentro del cuerpo y la mente. Son los medios a través de los cuales tu mente y tu cuerpo se comunican entre sí y con el mundo. Los sentimientos te dan retroalimentación. Cuanto mejor te sientes más centrado estás. Así que la práctica consiste en hacer algo que te haga sentir mejor, sin mucho esfuerzo, algo específico. Todo lo que tienes que hacer es practicar el dar, la clase expresada en la palabra hawaiana manawale’a. Significa “dar libre y voluntariamente” y una traducción de su raíz sería “corazón contento”.

¿Qué es lo que das? Cualquier cosa que tu quieras, siempre y cuando lo hagas conciente, libre y voluntariamente. Pero no tienes que estar limitado a cosas materiales. Y no es una cuestión de dar cualquier cosa. Se trata de dar obsequios. Aquí hay algunas ideas de lo que puedes dar: reconocimiento, atención, apreciación, gratitud, oraciones, deseos, estímulo, sostén, regalos, y pensamientos y acciones de sanación o ayuda. Puedes dar a otras personas, a cualquier cosa en tu medio ambiente, a cualquier cosa o a cualquiera que conozcas, a Dios o al Universo, y a tu propio cuerpo, mente y espíritu. El objetivo es dar lo más que puedas, lo más seguido que puedas, y darlo con la intención conciente de estar dando un obsequio. Suena más fácil de lo que es. En algún punto es posible que experimentes resistencia o sensaciones extrañas a medida que la práctica revuelve patrones profundos de pensamiento y comportamiento. Pero la vía de dar conduce al centramiento.

El estado de estar centrado está bien ilustrado en este proverbio hawaiano que se refiere a una persona que puede permanecer en calma frente a una dificultad:

He po’i na kai uli, kai ko’o, ‘a’ohe hina puko ‘a

Aunque el mar sea profundo y esté agitado

La roca de coral permanece en pie

Recientemente recibí el siguiente pedido de ayuda, que es similar a muchos otros que me han llegado:

‘Desde que vi la película de Al Gore acerca del cambio climático global no puedo dejar de pensar, de sentir y de experimentar este cambio y todo lo que trae aparejado. Me siento bastante desalentada y pesimista acerca del destino humano. Si bien era conciente de la situación, no era conciente de la magnitud del desequilibrio que la humanidad ha creado, del corto tiempo que tenemos para hacer algo al respecto y si realmente tenemos suficiente tiempo, determinación, unidad, voluntad, etc. de hacer algo efectivo para preservar la vida en la Tierra.

Lo que más me atemoriza es el modo en que me imagino que todos vamos a desaparecer. Yo sé que todo cambia constantemente y que el clima ya ha cambiado antes muchas veces, pero lo que más temo es la velocidad con la que está cambiando, y las catástrofes que ya están ocurriendo y hacen que muchos lugares se vuelvan inhabitables para las plantas, los animales y la gente. Muy a menudo me encuentro pensando que en este momento, ninguna acción sería suficiente porque la falta de armonía ya ha ido demasiado lejos. Le agradecería cualquier consejo o esclarecimiento que pudiera darme sobre el tema”.

Primero, por favor, vuelve al momento presente. En términos muy prácticos y realísticos, no existen ni el pasado ni el futuro. El mundo real es el mundo que experimentas en este momento. Si hay algo bueno en el presente, bendícelo para darle fuerza y para ayudar a que eso se mantenga y crezca.

El clima global obviamente está cambiando, pero siempre lo ha hecho. A través de la geología, sabemos que desde que el ser humano habita el planeta y antes de eso también, la Tierra ha atravesado una serie de cambios climáticos dramáticos a lo largo de grandes períodos de tiempo. De acuerdo con el registro geológico, hubo tiempos en que los glaciares cubrían la mayor parte de la Tierra (¡aún en Hawai!) y otras épocas en las que el ártico fue tropical. Más recientemente, en los siglos XV y XVI en el área de Bélgica y Holanda, cambios climáticos importantes produjeron inundaciones catastróficas por una subida del nivel del mar, que costó la vida de cien mil personas. Es común que la gente piense que el mal tiempo en su propio periodo de vida, es el peor de todos los que han ocurrido alguna vez.

Sin embargo, nadie sabe qué dirección van a tomar los cambios actuales, cuánto tiempo durarán ni cuánta influencia está ejerciendo la conducta humana sobre ellos. Durante un viaje a Alaska con mi esposa hicimos un crucero por la Bahía del Glaciar. En una charla de cubierta sobre el tema surgió la alarmante información de que cuando el Capitán James Cook navegó por allí, la mayor parte de la bahía estaba bloqueada por los hielos, y cuando nosotros estábamos allí, la mayor parte de ese hielo se había derretido. Por lo tanto, no hay dudas de que la Tierra está experimentando un cambio en el clima, pero hay grandes dudas acerca de si nosotros podemos hacer algo al respecto.

El film de Gore está muy bien hecho y nos ayuda a ser más concientes de lo que los seres humanos están haciendo que contribuye a la polución ambiental. No prueba que la conducta humana esté causando los cambios en el clima ni prueba que la tierra tal como la conocemos esté condenada a la destrucción. Lo que hace el film es presentar una especulación científica.

Los científicos no son súper-genios. Todo lo que pueden hacer es reunir datos, interpretarlos de acuerdo con sus propias reglas, usar una computadora para procesar esos datos y obtener un resultado probable –basado en los datos que ellos recogieron, su interpretación de esos datos, y las reglas con las que programaron la computadora para procesar los datos-. Esto ni siquiera es predicción, es especulación basada en información limitada.

Cuando Gloria y yo estábamos en África a finales de los 60’ y principios de los 70’ recibíamos diarios y revistas de Estados Unidos que estaban repletas de advertencias calamitosas sobre la polución ambiental y sobre cómo estaba destruyendo al país. Desde África teníamos la impresión de que todo el país estaba cubierto por una nube de hollín, que todos los arroyos estaban llenos de fango marrón y peces muertos, y que salir a caminar implicaba un riesgo para la propia vida. Cuando regresamos a los Estados Unidos en 1971, nos impactó ver el cielo azul brillante, los ríos claros con peces saludables, los bosques llenos de vida y gente caminando por todos lados sin caer muerta por el aire contaminado.

La conducta humana tiene claramente cierto efecto sobre el clima global. Además de la polución generada por la industria y los sistemas de transporte, las practicas agrícolas causan zonas desérticas y destruyen los hábitos de los animales; la descarga de desperdicios en la tierra y los océanos afecta a los animales acuáticos y terrestres y al ambiente y la tala indiscriminada de bosques y el desarrollo urbano también alteran las cosas. Y cada una de estas acciones tiene efecto sobre el clima. Sin embargo, no olvidemos los efectos de los volcanes, los terremotos, los huracanes, y los tsunamis, que son generados por la Tierra misma. Si bien no hay duda de que los seres humanos contribuimos al problema, todavía no sabemos hasta qué punto.

No obstante, es muy importante que tomemos medidas para limpiar y optimizar nuestros sistemas de transporte y nuestra industria, que trabajemos para tener un ambiente mejor y más saludable para nosotros y para el resto del mundo natural, y que apoyemos a todos los que están trabajando para lograrlo. Es tan importante como no caer presa del miedo, el pánico, el pesar o la desesperación a partir de lo que alguien dice acerca de la situación.

La filosofía Huna sostiene que nunca estamos desvalidos, porque tenemos otros recursos además de los físicos para producir cambios. Después de todo, el mundo físico es sólo una ilusión conveniente. Antes que nada somos seres espirituales en un universo espiritual. Como sanadores chamánicos nuestro papel es sanar lo que podemos, cuando podemos, donde podemos y de la forma en que podemos. Si bendecimos el presente, confiamos en nosotros mismos y esperamos lo mejor mientras realizamos cualquier acción positiva posible, entonces estamos haciendo lo máximo que se puede hacer. No tiene sentido preocuparse por la idea de que podríamos o deberíamos hacer algo más o hacerlo mejor. Hay una expresión hawaiana que resume lo anterior de una forma muy simple: si puede, puede; si no puede, no puede.

A propósito, la Tierra tampoco está desvalida. Ella tiene una vida propia y una voluntad propia. Como entidad viviente ella puede elegir ser feliz como un desierto, un mundo acuático, una bola de nieve, o la increíble mezcla que es actualmente, con o sin la misma variedad de vida que existe hoy. No necesitamos preocuparnos por salvar la Tierra, pero sí debemos abocarnos a salvar a los seres humanos y a todos los otros seres vivos que la habitan, si queremos preservarlos. Por lo tanto, haz lo mejor que puedas y confía en un Poder Superior para sentir la seguridad de que todo funciona perfectamente, aún si funciona de manera diferente a como supones que tendría que funcionar

Traducción: Eugenia Lerner

Ante todo, debes tener en cuenta por supuesto, que la plegaria es telepática. En otras palabras, la plegaria es una concentración del pensamiento que pone a la mente en contacto con el objeto de tu plegaria. No es igual a la meditación. La diferencia principal entre la meditación y la plegaria es que esta última busca específicamente un efecto, mientras que la meta de la meditación puede ser el puro entendimiento o el goce del contacto. Además, la meditación puede no estar dirigida mientras que la plegaria siempre lo está.

En la oración estamos tratando de hacer algo o que algo sea hecho, ya sea para nosotros mismos o para otros. Oramos para tener un efecto mental, espiritual, emocional o físico. Como un efecto está implicado, la energía tiene que estar implicada y toda plegaria supone la transmisión de energía, ya sea hacia o desde el que ora.

Por lo general la oración se dirige hacia un ser espiritual, sin embargo es el individuo el que lo concibe. Esto es lo natural y lo adecuado, pero desafortunadamente muchas personas se decepcionan porque sus plegarias aparentemente no son respondidas. Por cierto, esto puede ser en parte porque tienen complejos o creencias que les impiden hacer el contacto, pero la razón principal es que no están rezando por las cosas correctas.

No estoy sugiriendo que rezaran por cosas que no necesitaran o por cosas contrarias a la voluntad de un ser espiritual. El problema es que rezaron para que ese ser hiciera algo que no está en su naturaleza hacer.

En la forma de plegaria conocida como la Oración del Señor que encontramos en la Biblia Cristiana, Jesús dice que deberíamos pedir por energía (“el pan nuestro de cada día”), por limpieza (perdón), y por orientación. Un poco más adelante en el capítulo de Lucas (11), Jesús enuncia la famosa declaración “pedid y os será dado…” Esto se ha tomado en el sentido de que uno puede pedirle a Dios todo lo que quiera y lo obtendrá, aunque en la práctica esto obviamente no funciona de esta manera. La razón se revela sólo unas pocas líneas más adelante. Lo que será dado es el Espíritu Santo. En otras palabras, la energía, las ideas y la inspiración. Encontramos esta misma idea en el Antiguo Testamento, y en escritos sufis, hindúes y chinos, como también en los hawaianos, a saber, que lo que recibimos desde lo alto es la sabiduría y el poder para actuar. Pero somos nosotros quienes debemos realizar las acciones.

Esto nos lleva a la cuestión de que en realidad esencialmente hay dos tipos de plegaria: la vertical y la horizontal. Llamo plegaria vertical a la que dirigimos a Dios, al Ser Superior o al espíritu de alguien. De este tipo de oración sólo podemos obtener inspiración, conocimiento, comprensión y energía. Note con especial atención que la guía que podemos obtener de esta manera, viene en forma de ideas e inspiración. En realidad, no recibimos el tipo de guía que nos dice qué debemos hacer exactamente o cómo debemos hacerlo. Este tipo de orientación implica la realización de elecciones, y eso es de nuestra exclusiva prerrogativa.

La plegaria horizontal es la que dirigimos hacia nuestra vida cotidiana, ya sea para sanar o ayudarnos a nosotros mismos o a los demás, o para cambiar el futuro. Somos nosotros los que realizamos este tipo de oración y su efectividad está determinada por nuestras creencias y por la cantidad de energía que le damos. Cada uno de nosotros crea su propia experiencia de la realidad y de las circunstancias en las que se encuentra. A través de la oración, apropiadamente comprendida, podemos cambiar esas circunstancias. Pero es el individuo el que cambia las circunstancias, no es Dios ni el Ser Superior. Ellos nos dan las herramientas pero no harán el trabajo por nosotros.

En realidad el amor es una idea bastante misteriosa. Cuando la gente lo siente piensa que sabe qué significa, pero pocos son capaces de expresar con claridad qué es y cómo lo sienten. Parte del problema proviene de la confusión respecto de la palabra, que ha sido demasiado y mal utilizada, por lo que muchos creen que están sintiendo amor cuando en realidad sienten otra cosa.

Algo cierto es que amar no es igual a desear. Desear una cosa es querer poseerla, mientras que el amor nunca es posesivo. El amor no es producto del deseo ni el deseo producto del amor. Están completamente separados, aunque un objeto de deseo puede ser al mismo tiempo un objeto de amor.

Hay tres palabras claves que expresan qué es el amor: comprensión, aceptación y dar. La comprensión puede llevar al amor, pero en sí misma no es amor. Por eso es menos importante que las otras dos. Pero muchas veces se necesita comprender antes de que pueda haber aceptación. Lo desconocido tiene que devenir conocido, para que el miedo que ocasiona pueda ser superado.

Generalmente cuando falta amor es porque está presente el miedo. El miedo es padre del odio, que es rechazo y egoísmo, lo opuesto al amor. Y puede decirse que la ignorancia es la madre del miedo. Cuando se reemplaza la ignorancia por la comprensión, el miedo se disipa y puede entrar el amor.

Pero el amor sólo entrará si es invitado. Es algo activo, y no existe a menos que haya acción por parte del que ama. He mencionado la aceptación, pero no me refiero a la aceptación pasiva, que no es más que indiferencia. Me refiero a la clase de aceptación que abre la puerta y extiende una invitación a entrar. Y cuando el huésped entró, se pone en juego el otro aspecto del amor, que es dar. No dar cosas, sino dar de sí mismo, sin ataduras. Se ama mejor cuando el interés es amar y no cuando se quiere obtener algo a cambio, ni siquiera cuando se trata de complacer a alguien. Porque esta clase de amor es falsa y vacía. Trae poca satisfacción al ser dependiente del antojo de otros. Si tienes un corazón verdaderamente amoroso no te faltará a quien amar. Los atraerás como una brillante flor atrae a las abejas.

Existe un gran secreto para amar a otros y ser amado. Consiste en amarse primero a uno mismo. Porque si no hay agua en la tubería, no podrá salir nada de ella cuando abramos la canilla. A menos que hayas aprendido a aceptarte y a darte, tendrás gran dificultad en hacer lo mismo con otros. Aceptarte significa admitir todas tus cualidades, buenas y malas, y reconocer que este es el material con el que tienes que trabajar, para luego tomar la decisión de seguir adelante y trabajar con eso. La forma amorosa de dar no significa indulgencia, sino cuidado, atención, y hacer el esfuerzo de pulir lo que es bueno y mejorar lo que es malo. Amarse también significa aceptar que uno es merecedor de amor. Muchos piensan que no son merecedores de amor, por las cosas que han hecho o por la forma en que han sido tratados. Esto es un gran error! Como se ha dicho tan bellamente: “Tu eres un hijo del universo, no menos que los árboles y las estrellas: tienes derecho a estar aquí”. Eres merecedor de amor simplemente por el hecho de existir. Nada de lo que hayas hecho, nada de lo que hayas pensado, nada de lo que alguien te haya dicho puede alterar eso. Como los antiguos Hawaianos dijeron tan hermosamente:
He punawai kahe wale ke aloha

El amor es una vertiente que fluye libremente

Es decir, el amor no tiene límites y está disponible para todos.

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Por Graeme Kapono Urlich

Traducción: Eugenia Lerner

Como parte de mi entrenamiento y desarrollo como Chamán Aventurero, he tenido que estar muy alerta a mi uso del idioma, tanto consciente como inconscientemente. Como resultado de esto, también me he dado cuenta vívidamente de cuán negativos somos aún cuando describimos las cosas más positivas, el resultado de esto es la programación de patrones inconscientes negativos y destructivos. Cuándo alguien te pregunta ¿cómo te sientes?, contestas ¿»genial», «muy bien, gracias» o, «no tan mal», «más o menos», «no tan bien?». Cuando has terminado de comer una comida realmente buena y alguien te pregunta si la has disfrutado, ¿tu respuesta es la comida estuvo «realmente muy buena», «excelente», «deliciosa la comida» o, «no estuvo mal?» Cuando has hecho un buen trabajo o has logrado algo que realmente te agrada, ¿prefieres oír «excelente ese esfuerzo»,» trabajo muy bueno», «estoy muy conforme» o, «no fue malo ese esfuerzo?».

La mente subconsciente trabaja con pura lógica cuando usamos el lenguaje y no sabe nada respecto del contexto. A menos que prestemos una atención particular consciente al contexto, el subconsciente a menudo escogerá palabras clave en una frase y las usará para generar experiencias o sentimientos. Si la mayoría de las palabras son negativas, o tienen asociaciones negativas para su subconsciente, entonces, la mayoría de las experiencias y sentimientos tenderán hacia lo negativo. A través de la utilización de técnicas de retroalimentación biológica, como el test muscular, es posible demostrar que los efectos que los dos modelos de lenguaje tienen sobre nuestros niveles de energía y emociones, son dramáticamente diferentes.

Cuando hablas con alguien y discrepas con lo que te está diciendo, dices «yo no creo eso», «eso es basura» o, «yo creo otra cosa», «yo tengo una opinión diferente» Cuando te sientes insatisfactoriamente, dices «no me siento bien», «yo no me estoy sintiendo bien» o, «yo me estoy sintiendo un poco descolorido en este momento?» La mente conciente interpreta a estas declaraciones similares, dándoles el mismo significado, pero para el subconsciente son bastante diferentes. Para ayudar al proceso de sanación podrías decir, «estoy sintiéndome mucho mejor ahora.» Aún cuando eso no sea verdad, la mente subconsciente empezará a provocarlo. Al usar la expresión negativa permanecemos sintiéndonos mal durante más tiempo.

Otro aspecto de esto es cómo hemos aprendido a pedir las cosas. Es mucho más común que la gente se queje de que algo está mal, que el hecho de que la gente sugiera una solución. Yo me he entrenado para pedir el resultado deseado, en lugar de quejarme de algo y esperar que los demás reconozcan que eso es un pedido, y sentirme enfadado posiblemente porque no fue reconocido. Yo les enseño a mis hijos a pedir una bebida en lugar de quejarse de que tienen sed, a pedir ayuda respecto de algo en lugar de declarar que no pueden hacerlo por sí mismos.

Esta reformulación aparentemente insignificante de descripciones y pedidos puede tener un efecto tremendo en la manera en que experimentamos la vida. Nosotros llegamos a ser más positivos en nuestra perspectiva y las personas que nos rodean empiezan a respondernos de manera más positivas. Las cosas tienden a comenzar a funcionar más porque estamos eligiendo las maneras para que funcionen en lugar de esperar que así sea. A las personas les gusta saber lo que usted quiere de ellas, en lugar de escuchar lo que ellas hacen mal. Nuestro propio subconsciente responde de la misma manera, si se sugiere una solución nuestro subconsciente se moverá para generar esto rápidamente. Si nosotros simplemente declaramos que hay un problema, entonces nuestro subconsciente no tendrá ninguna opción clara respecto de hacia dónde moverse y seguramente elegirá una solución poco deseable y creará un nuevo problema.

Me ha llevado algún tiempo darme cuenta de este proceso y recordar este cambio. Todavía me olvido bastante a menudo, pero gradualmente, más y más cosas en mi vida están funcionando mejor y mejor. El esfuerzo del cambio ha valido la pena para mí y estoy seguro de que tu tendrás los mismos beneficios en tu propia vida, si asumes el desafío y te mantienes en él.

Por Ram Dass

La hija de Steve y Anita fue brutalmente asesinada.

Queridos Steve y Anita:

Rachel terminó su trabajo en la tierra y dejó la escena de una manera que dejó los corazones de los que quedamos atrás en un grito de agonía, mientras el fino hilo de nuestra fe es violentamente confrontado. Tiene alguien la suficiente fortaleza como para permanecer consciente a través del tipo de enseñanza que ustedes están recibiendo?

Probablemente muy pocos. Y aún éstos sólo tendrían un susurro de paz y ecuanimidad en medio de las rugientes trompetas de su rabia, dolor, horror y desolación.

Con ninguna palabra puedo mitigar su pena, ni debería hacerlo. Por que su dolor es el legado de Rachel a ustedes. No que ella o yo hubiéramos elegido infligir ese dolor, pero ahí está. Y debe arder su camino purificador hasta el final. Porque algo en uno muere cuando uno soporta lo insoportable, y es sólo en esa noche oscura del alma que uno es preparado para ver como Dios ve, y para amar como Dios ama.

Ahora es el momento de dejar que su dolor encuentre expresión. No la fuerza falsa. Ahora es el momento de sentarse en quietud y hablarle a Rachel, y agradecerle haber estado con ustedes estos pocos años, y alentarla a continuar con el que sea su trabajo, sabiendo que su compasión y sabiduría crecerán a partir de esta experiencia.

En mi corazón, se que ustedes y ella volverán a encontrarse una y otra vez, y reconocerán todas las formas en que se han conocido previamente. Y cuando se encuentren sabrán en un instante lo que ahora no les es dado conocer: por qué esto tuvo que ser como fue.

Nuestras mentes racionales no podrán entender nunca lo que sucedió, pero nuestros corazones –si podemos mantenerlos abiertos a Dios- encontrarán su propio camino intuitivo.

Rachel vino, a través de ustedes, a hacer su propio trabajo en la tierra, que incluyó su manera de morir. Ahora su alma es libre y el amor que ustedes pueden compartir con ella es invulnerable a los vientos del cambio del tiempo y el espacio. En ese amor profundo, inclúyanme.

Con amor,
Ram Dass

Por Serge Kahili King

Editorial Devas

Ahora, aunque uno no pueda internarse en la naturaleza o emprender una prolongada experiencia como aprendiz, le es posible practicar el arte del chamanismo. Singularmente adaptado al mundo de hoy, el chamanismo hawaiano sigue el camino del aventurero, que genera cambios a través del amor y la cooperación, a diferencia del conocido camino del guerrero, que pone el acento en la búsqueda solitaria y en la conquista por el poder.

Esta es la primera guía práctica para aplicar este antiguo arte de sanación a nuestra vida moderna.

Aquí se podrá aprender a:

* interpretar y modificar los propios sueños
* sanarse uno mismo, así como sanar sus relaciones personales y su medio ambiente
* tirar las piedras chamánicas para predecir el futuro
* diseñar y llevar a cabo poderosos rituales
* cambiar de forma
* realizar búsquedas de visión en otras realidades

Serge Kahili King se doctoró en psicología en la California Western University. Ha estudiado con chamanes maestros de Hawai y Africa, entre otros lugares, y ha impartido sus enseñanzas a miles de personas, mediante sus populares seminarios. Vive en Big Island, Hawai.

Por Serge Kahili King

Editorial Sirio

'La próxima vez que te pilles el dedo al cerrar una puerta o un cajón, ¿qué te parecería poder curarlo tú mismo en menos de cinco minutos, sin dolor y sin que quede ningún hematoma? ¿Y qué te parecería curar una quemadura de la misma forma, o librarte de un resfriado en menos de una hora? ¿No sería fantástico que el dolor de cabeza crónico, la depresión, el agarrotamiento muscular, el dolor, y muchos otros problemas pudiesen desaparecer en el plazo de una hora un día o incluso una semana?. Pues bien, las ideas y las técnicas desarrolladas en este libro pueden hacer todo esto por ti, al igual que lo han hecho por miles de personas de todo el mundo. Puede que estas técnicas no funcionen en todos los casos, pero funcionarán tan a menudo, tan rápido y con tanta efectividad que te quedarás asombrado'.

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